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"La educación mejora las oportunidades de empleo e ingresos laborales de los trabajadores"

Entrevista

  • 01/02/2024
  • Tiempo de lectura 6 mins

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Aitor Lacuesta Gabarain. Jefe de división de análisis estructural del Banco de España.
Aitor Lacuesta Gabarain es graduado en Ciencias Económicas con especialización en Crecimiento Económico y Economía Internacional. Posteriormente cursó el Máster en Economía y Finanzas en el Centro de Estudios Monetarios y Financieros (CEMFI) y, al finalizar, realizó el doctorado en Economía en la Universidad de Chicago.
 
Actualmente, es jefe de división de análisis estructural del Banco de España, puesto que ocupa desde 2015. Anteriormente se dedicó a la docencia como profesor asociado en instituciones como la Deusto Business School o la Universidad de Chicago. También participó como asesor económico del secretario de Estado de Asuntos Económicos del Gobierno de España entre 2010 y 2011.
 
Entre las líneas de investigación y análisis que Lacuesta aborda se encuentran: la relación de la formación a lo largo de la vida con la economía y cómo esta impacta en las personas, empresas y en la sociedad.

¿Con qué evidencias dispone que respalden la afirmación de que a mayor formación se obtienen mejores salarios y condiciones laborales?
 
Una de las pocas cosas que genera consenso entre los economistas es que, a nivel individual, la educación mejora las oportunidades de empleo e ingresos laborales de los trabajadores. Este consenso se ha labrado tras obtener de manera consistente en múltiples contextos temporales y geográficos una correlación positiva entre el nivel de estudios y las anteriores variables.
 
Para el caso de España, recientemente, hemos estimado el rendimiento de la educación en términos de ingresos laborales a lo largo de la vida. A partir de diferentes olas de la encuesta financiera de las familias se estima el ingreso laboral que tendría una persona a lo largo de su vida. Los resultados apuntan a tasas internas de rendimiento muy elevadas para cualquier nivel de estudios. En concreto, esta tasa sería superior al 10% para el Bachillerato o la FP de Grado Medio respecto a la ESO, y sería incluso mayor para los estudios superiores respecto Bachillerato o la FP de Grado Medio. Además, el rendimiento habría aumentado tras la crisis financiera.

¿Cree que los jóvenes deberían conocer dichas evidencias para tomar mejores decisiones respecto a su vida profesional? ¿Por qué?
 
Además de la evidencia que comentaba anteriormente sobre el impacto laboral de la decisión de seguir estudiando, también existen muchos trabajos que analizan las grandes diferencias existentes entre cursar estudios profesionales o académicos, elegir titulaciones de diferentes ámbitos de estudios o incluso de escoger un determinado centro para realizarlos.
 
Dado el enorme impacto para toda la vida de estas decisiones creo que es crucial que exista información adecuada. En concreto, creo que es muy útil la información sobre bases de cotización y empleabilidad media de los egresados de FP y universidad, por titulación y centro, que publica periódicamente el Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes, y el Ministerio de Universidades. Estamos realizando un análisis de esta información y los resultados preliminares parecen corroborar que el acceso a esta información ha cambiado la forma en la que los estudiantes realizan sus preinscripciones. Sería interesante que se diera más información más allá de lo que es la empleabilidad media, ya que es importante que se sepa en qué medida esta es un resultado habitual, o existe mucha heterogeneidad.
¿Considera que este paradigma de "a mayor formación mayor salario" se va a mantener en el futuro? ¿Por qué?

Esta es una pregunta interesante y creo que aún no existe consenso sobre el impacto que van a tener los cambios tecnológicos recientes.
 
Hace unos años, diferentes innovaciones provocaron una automatización de tareas que llamábamos rutinarias. Por lo general, esta automatización había afectado a personas en la parte mediana de la distribución salarial, favoreciendo un crecimiento del empleo de las personas poco formadas que desarrollaban tareas difícilmente automatizables, y del de gente formada con ocupaciones más abstractas.
 
Sin embargo, la digitalización y la inteligencia artificial están abriendo oportunidades laborales a personas de baja cualificación (como el derivado de plataformas recreativas o distributivas) y cerrando oportunidades en la parte alta de la distribución de formación. De momento, la evidencia indica que está aumentando el empleo en aquellas ocupaciones que están potencialmente más expuestas a los desarrollos de la robótica y de la inteligencia artificial. Y esto es así en mayor medida, cuanto mayor nivel educativo haya en dichas ocupaciones. Sin embargo, habrá que ver si esta tendencia se mantiene en el medio plazo.
 
¿En qué medida la formación continua influye en la empleabilidad a lo largo del tiempo y en las diferentes etapas de la carrera profesional de las personas?
 
En un trabajo con Brindusa Anghel documentamos que a lo largo del ciclo vital las habilidades físicas, numéricas, de comprensión lectora y de manejo de nuevas tecnologías se deprecian por el propio envejecimiento de la persona, lo que conlleva una merma en términos de productividad y genera dificultades para desempeñar ciertos empleos, derivando en un menor bienestar de la persona. Esta pérdida de habilidades puede retrasarse gracias a la propia actividad o a la formación continua a lo largo de la vida.
 
Además, lo normal es que a lo largo de los años se ganen nuevas habilidades relacionadas con la planificación o la capacidad de evaluación del trabajo ajeno, que son muy valiosas para la empresa. De nuevo, la ganancia de estas habilidades puede favorecerse a partir de formación.
 
No hace falta decir que dos tendencias estructurales como el envejecimiento y la digitalización hacen más apremiante la formación continua. La primera tendencia nos va a llevar a tener que alargar nuestra vida laboral. La segunda, impedirá el especializarse en un número limitado de tareas que potencialmente puedan ser automatizables. ¿Qué factores cree impulsan a las personas a decidirse a invertir en formación?
 
En la primera pregunta he hablado de la importancia de los rendimientos laborales de la formación, esto es la comparación de los ingresos que uno espera tener con y sin formación. Es evidente, además, que la manera en que se formen esas expectativas es crucial. Ahí es clave la información que uno tenga en el momento de tomar la decisión de formarse. También va a ser importante la capacidad que uno crea que va a tener para finalizar con éxito esos estudios.
 
Finalmente, es importante el coste que supongan los estudios y los recursos monetarios y no monetarios (tiempo, por ejemplo) de los que uno disponga. En este sentido, por ejemplo, la gente joven en entornos desfavorecidos puede tener dificultades para acceder a una titulación independientemente de que lo quiera si es muy cara y no existen becas u otros medios de financiación. Por otro lado, la gente mayor puede encontrar dificultades de realizar formación continua si esta no es flexible y se adapta a sus horarios laborales y familiares.

Respecto a las últimas pruebas PISA, algunos expertos afirman que el factor único que mejor explica la disminución de sus resultados es la pobreza y no el origen étnico de los alumnos. ¿Hay más pobres en España que hace tres años? ¿Cree usted que este factor puede explicar la caída en las puntuaciones PISA?
 
No he estudiado los factores detrás de la caída de PISA recientes con lo que no puedo contestar de forma taxativa sobre la importancia del origen étnico a la hora de explicar los resultados. Sin embargo, creo que ha habido una caída bastante generalizada de los resultados, especialmente en Matemáticas y Lectura entre 2018 y 2022, algo que la OCDE atribuía a la pandemia y al cierre temporal de los colegios.
 
De las correlaciones que yo conozco, un factor que suele explicar los resultados, y sin duda más importante que el origen étnico de los estudiantes, es la formación de los padres y las madres. Concretamente, la correlación positiva entre formación de los padres y de los hijos es cuantitativamente importante en numerosos estudios en diferentes países y a lo largo del tiempo.
 
 
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