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La orientación inteligente

Artículo de opinión

  • 01/03/2023
  • Tiempo de lectura 7 mins

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Antonio Dueñas, profesor de FP de la familia de Informática y Comunicaciones, y Ana María Gómez, profesora de FP en el área de Lenguas Extranjeras
La inteligencia artificial (IA) está de moda. No es nueva, lleva desde 1956, pero ahora, gracias al aumento de la potencia de cálculo, junto con una bajada de los precios de la tecnología y poder disponer de muchos datos, hace que la IA se pueda utilizar en más casos y sea más popular.
 
Su padre, el doctor John McCarthy la definió como "la ciencia y la ingeniería para hacer máquinas inteligentes, especialmente, programas informáticos inteligentes".
 
No sólo aplica a la Informática, también a la psicología, la filosofía, la lingüística y ahora se nos plantea el reto de introducir la IA en la educación y orientación, cuando no hace tanto que se están implantando las nuevas tecnologías en las escuelas y se está salvando la brecha digital que se hizo más que evidente durante la pandemia.
 
La orientación educativa empezó en el Humanismo con Rodrigo Sánchez de Arévalo y Juan Luis Vives, y tiene como objetivo ayudar al alumnado mediante la personalización del proceso de enseñanza-aprendizaje, adaptándolo a sus características, además de asesorar a las familias.
 
Trabaja en tres ámbitos, el académico, el profesional y el personal. Entonces, ¿dónde se puede aplicar la inteligencia artificial en la orientación educativa?
 

A. En el conocimiento del alumnado

Actualmente, el profesorado conoce a su alumnado desde un punto de vista académico y profesional a través de las actividades que desarrollan, los exámenes, la participación en las clases y la relación con el grupo.
 
Para conocer a los estudiantes de una forma más personal está el Tutor/a, que utiliza herramientas como entrevistas, encuestas, actividades, informes de seguimiento y otras acciones recogidas en el documento del Plan de Acción Tutorial.
 
Con toda esta información, la IA puede hacer una clasificación y perfilado del alumnado y así poder dar una ayuda más focalizada y personalizada en función de las características de los grupos de estudiantes que se han generado con dicha clasificación.
 
Aunque en toda clasificación se corre el riesgo de sesgar la información, ya que  al hacer un muestreo, se pueden favorecen unas respuestas u otras, además de reflejar los valores de las personas que desarrollaron los algoritmos o los entrenaron.
 
Y esto tiene que ver con la ética en los algoritmos porque se debe proteger la diversidad educativa, cultural y lingüística.

En las entrevistas de Tutoría, los estudiantes pueden dar una información verbal y no verbal y, hoy en día, la IA mediante un análisis de imágenes puede analizar la comunicación no verbal como son los gestos, las miradas y las posturas. También la IA puede analizar la voz, el tono y el volumen. Aunque en ambos casos, se necesita una supervisión humana.
 
Y en un texto, la IA puede hacer un análisis de sentimientos, que es importante para saber el valor emocional de las comunicaciones, aunque no es fácil detectar cosas como la ironía en el lenguaje escrito, por el doble sentido. Es posible saber los estados de ánimo por las expresiones escritas y los "emoticonos", aunque cada persona los puede interpretar de diferente manera.
 

B. En las recomendaciones

Conociendo bien al alumnado, sus capacidades, sus intereses y los diferentes estudios y niveles de formación existentes, los profesionales de la orientación pueden dar unas recomendaciones para preparar unas rutas formativas a seguir con diferentes opciones. Y bien, esas recomendaciones pueden ser generadas por una IA que sea capaz de calcular y ver todas las opciones de formación posibles de forma rápida, relacionándolas con las características y tipología del alumnado, para dar unos resultados muy personalizados. Pero también, la IA puede recomendar una información dirigida o parcial, según los intereses de quien ha encargado desarrollar los algoritmos, aunque también puede pasar lo mismo con los orientadores.
 
Todos tenemos en mente que los buscadores son la primera herramienta para buscar información y si los dotamos de inteligencia mediante la IA, los resultados serán óptimos y precisos.
 
La potencia de cálculo y rapidez de un ordenador y la IA es mucho más grande que la capacidad del ser humano para ver todas las opciones de una recomendación, aunque puede ser superada por la experiencia del orientador/a o el uso de la intuición, que no puede desarrollarse por una IA porque no es posible programarla, no tiene una lógica, además de depender mucho de cada persona.
 

C. En las comunicaciones

Aunque el ser humano está preparado biológicamente para comunicarse por sonidos, cada vez más se comunica por medios digitales en formato texto e imagen.
 
Es en el texto donde la IA se mueve como pez en el agua. Los chatbots pueden servir para la comunicación con texto sin que en el otro lado haya una persona contestando, simplemente hay un programa que retorna unas frases en función de la conversación, las intenciones (intents) y las entidades (entities) o entradas que determinarán las respuestas del chatbot. Y la precisión de las respuestas vendrá determinada por la base de datos de conocimiento que haya implementada o la capacidad de búsqueda de información y relación de los datos que tenga.
 
Actualmente los asistentes virtuales se utilizan para dar un soporte de primer nivel y obtener unas respuestas básicas o las más frecuentes, y de forma rápida. Si no se obtiene una respuesta satisfactoria, se pasa a un soporte de segundo nivel donde hay una persona detrás que puede atender por teléfono, videollamada o chat.
 
Lo mismo podría aplicarse en la orientación, poder tener un soporte de primer nivel con IA y en caso de necesitar más ayuda, tener un soporte de segundo nivel con atención humana.
 
El cerebro tiende a ahorrar energía, tanto física como mental, así que si existe algo que lo va a hacer por mí ¿para qué voy a hacerlo yo? Nuestro cerebro es un músculo que debe desarrollarse o sino, se atrofia. Está bien que las máquinas nos ayuden, de hecho, cuanto más mejor, pero la comodidad nos aleja de lo real y auténtico que es el esfuerzo mental necesario para evolucionar. La IA debería ayudarnos a potenciar/aumentar nuestro cerebro, pero si hace un trabajo que deberíamos hacer nosotros para nuestra evolución, entonces nos perjudica.
 
La IA será usada correctamente gracias a la voluntad. La RAE define voluntad como la facultad de decidir y ordenar la propia conducta. Poder elegir algo sin precepto o impulso externo que a ello obligue.
 
Si puedo subir a un cuarto piso con ascensor o por las escaleras, ¿qué decidiré? Aunque sepa que es más sano hacerlo por las escaleras, lo más seguro es que mi mente decida hacerlo por el ascensor. Es la máxima del ahorro de energía. Y en nuestra voluntad estará escoger el camino más "sano".
 
La voluntad nos permite crecer como personas, conocer nuestras fortalezas y debilidades, lo que nos gusta, lo que queremos, qué debemos hacer y cómo hacerlo, y de esta forma utilizaremos la IA a nuestro favor.
 
  • La IA no puede saber cómo somos en nuestro interior, ni lo que queremos.
  • La IA no puede ser nuestra base, sino un complemento, una herramienta.
  • La IA es una ayuda para facilitar la acción. La IA no ha de proponer la acción, ya que debemos discernir cuál es la más apropiada para nosotros en cada situación.
  • Si la IA nos facilita las cosas, nos podríamos dedicar a trabajar nuestro ser, a conectar con nosotros y nuestras emociones.
  • Si la IA facilita la orientación, se podría trabajar más la parte emocional y dejar que la IA proporcione la información.
 
No olvidemos que lo más importante es estar presentes, física y emocionalmente. los niños no entienden de realidades paralelas, virtuales o aumentadas. De niños, es cuando más conectados estamos con la vida, el amor, el cariño y el afecto. Y esa conexión se hace jugando, hablando, acariciando, mirando a los ojos, … Porque el afecto físico y real es aquel que se da en el plano físico. Lo podemos simular, pero no deja de ser eso, una simulación, una IA, un metaverso, no una realidad.
 
Y que la orientación académica, personal y emocional necesita de recursos, sobre todo, humanos. Si se quiere utilizar la IA en la orientación, es necesario tener profesionales y docentes preparados, que la conozcan y sepan manejarla de la forma más adecuada.
 
Como conclusión, hay que decir que la IA podrá identificar o perfilar a las personas, dar información, recomendaciones, pero no dará una sonrisa, un abrazo o acompañará en los momentos complicados, como lo puede hacer un profesional de la orientación
 
Y ya lo decía Aristóteles, "el todo es más que la suma de las partes". Y para este caso, los/as orientadores/as con la IA pueden hacer una orientación inteligente y aumentada (como la realidad aumentada que da más información de la realidad que se ve), pero sin perder el lado humano.
 
El campo vibratorio que emana un humano jamás lo podrá emanar una máquina o una nube llena de datos.
 
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