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"Es necesario desarrollar las competencias emocionales del alumnado"

Entrevista

La práctica docente debe incorporar la dimensión tutorial y orientadora, afirman Manuel Álvarez González y Josefina Álvarez Justel, autores del libro Tutoría y orientación en secundaria. Recursos para la intervención

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Manuel Álvarez González y Josefina Álvarez Justel Investigadores y expertos en orientación
Josefina Álvarez Justel es doctora en Ciencias de la Educación, investigadora postdoctoral de la Universitat de Lleida y la Universitat de Barcelona. Sus líneas de investigación se centran en la orientación y tutoría en Educación Secundaria y universidad y educación emocional. Es autora de diferentes publicaciones relacionadas con estas áreas.
 
Manuel Álvarez González es doctor en Ciencias de la Educación. Sus líneas de investigación se centran en la madurez vocacional, transiciones académicas, orientación y tutoría en educación secundaria y universidad y educación emocional. Es autor de diferentes publicaciones y trabajos multimedia en estas áreas; así como asesor y colaborador en temas de orientación y tutoría en distintos organismos e instituciones educativas.
 
Su amplia trayectoria como docentes e investigadores los ha llevado a publicar diferentes obras relacionadas con la tutoría y la orientación, siendo la más reciente la titulada Tutoría y orientación en secundaria. Recursos para la intervención.
 
 
¿Qué aporta el libro Tutoría y orientación en secundaria a los profesionales que asumen las tareas de orientación en esta etapa
 
Esta obra proporciona al profesorado de orientación educativa y al profesorado-tutor modelos, áreas de intervención, programas, estrategias y recursos necesarios para llevar a cabo su tarea orientadora y tutorial con el alumnado de Secundaria y con sus familias. Dicha obra puede ayudar a responder a las cuestiones que se plantean los profesionales de la educación y de la orientación a la hora de afrontar su tarea formativa, y contribuir a mejorar, en lo posible, la práctica de la tutoría y la orientación en la Educación Secundaria, sobre todo en lo que respecta al proyecto personal, académico, profesional y social del alumnado. Esta obra teórico-práctica puede aportar su "granito de arena" en la formación tutorial y orientadora del profesorado, alumnado y familia en una etapa educativa de tanta trascendencia para el futuro de adolescentes y jóvenes.
 
              
¿A qué retos se enfrentan en la actualidad estos profesionales, especialmente tras el impacto de la pandemia?
 
Estos profesionales se enfrentan a una serie de retos que están relacionados con el desarrollo personal del alumnado, especialmente en cuanto a la prevención y el desarrollo humano, como las habilidades de vida y habilidades sociales, regulación de las emociones, autoestima, autoconfianza, resiliencia, gestión de conflictos, etc., que han quedado un tanto desasistidos con el desarrollo de la pandemia.
 
Señalamos en el libro los trabajos de diferentes expertos en educación que coinciden en señalar que la pandemia ha generado en los adolescentes el aumento de una serie de trastornos emocionales como la ansiedad, estrés, depresión, baja autoestima, falta de relación personal, falta de comunicación, etc., que es prioritario afrontar en esta etapa educativa tan significativa a nivel personal, académico, afectivo emocional, social y profesional. Por todo ello, es necesario realizar acciones para el desarrollo de las competencias emocionales del alumnado, con carácter preventivo o bien remedial, que permitan su reforzamiento y fomenten una educación para la vida.
 
 
¿Y a qué desafíos se enfrentan los jóvenes en la construcción de su proyecto de vida académico y profesional? ¿Las alternativas en la educación postobligatoria responden a sus intereses?
 
Los adolescentes y jóvenes en la Educación Secundaria se enfrentan a uno de los desafíos más importantes para su futuro y es el de comenzar a configurar y desarrollar su proyecto personal y profesional. Para ello, es necesario que en esta etapa educativa se fomente un currículum académico con una mayor carga formativa en aspectos cognitivos, emocionales, sociales y profesionales, sin olvidar dar respuesta a problemáticas propias de esta etapa madurativa y formativa que puedan estar interfiriendo su normal desarrollo.
 
Como señalamos en el libro, el proyecto personal es todo un proceso de construcción y de autorrealización que va a proporcionar una mayor madurez a la hora de afrontar la toma de decisiones académicas y profesionales de la persona. Este proyecto se caracteriza por una reflexión del presente, de las posibilidades de futuro y de los medios que se necesitarán para conseguirlo. El proyecto personal y profesional dará más sentido a lo que se hace, tanto a nivel personal como educativo, profesional y laboral. En este proceso de configuración del proyecto no solo es importante el saber hacerlo, sino que se debe querer ponerlo en marcha y se señalan una serie de condiciones que se han de cumplir a la hora de desarrollarlo:
 
  1. Saber anticipar un objetivo bien planteado.
  2. Saber definir los recursos que se tendrán que poner en marcha.
  3. Planificar ordenadamente las fases o etapas que se habrán de recorrer.
  4. Ponerse como una obligación el hecho de conseguirlo.
 
El alumnado que inicia los ciclos formativos o bien el Bachillerato debe comenzar a construir su propio proyecto académico y profesional, a partir de sus características personales (aptitudes, personalidad, valores, preferencias e intereses, motivación, etc.) y de sus trayectorias educativas y laborales, si las tiene. A veces a los estudiantes de esta etapa educativa les cuesta encontrar su "elemento", para ello debe saber quiénes son y cómo son, qué les apasiona, qué se les da bien, a qué quieren dedicarse. La madurez vocacional del alumnado de esta etapa educativa presenta ciertas deficiencias en cuanto a: la reflexión y conocimiento de sí mismo, planificación de su futuro, recursos para la exploración de sí mismo y del entorno, información académica y profesional, toma de decisiones y aproximación al mundo laboral. La finalidad de esta etapa educativa debe ser la de preparar para la vida, para la continuación de estudios, para el trabajo futuro y para la ciudadanía.
 
La Secundaria es una etapa crucial en el desarrollo madurativo y de construcción de la identidad personal del adolescente. Por desgracia, la realidad nos señala que en esta etapa  se prima lo académico, dejando en segundo lugar los aspectos formativos. Se sigue viendo como una etapa de paso, de preparación para la educación superior, con una finalidad propedéutica de continuar estudios y sin una identidad propia. Esta etapa debe garantizar al alumnado no sólo unos conocimientos y competencias académicas, sino también una formación que le prepare para la vida, a nivel emocional, social y profesional.
 
La acción tutorial y la orientación se convierten en una pieza básica que va a proporcionar información, formación y orientación sobre su proceso formativo. Ésta va a jugar un papel relevante en los procesos de aprendizaje y en el desarrollo de competencias académicas y profesionales, especialmente en la elaboración y maduración de su proyecto de desarrollo personal.
 
Resulta un tanto sorprendente que la Ley Educativa actual (LOMLOE) no haga ninguna referencia explícita de la tutoría y orientación en Bachillerato y sí en la Formación Profesional, cuando es un nivel educativo donde se han de afrontar decisiones académicas y profesionales de una gran trascendencia.
 
 
Su apuesta es por la figura del tutor o tutora como agente protagonista de la orientación en Secundaria. ¿En qué medida los docentes son conscientes de esta responsabilidad?  ¿Disponen de la formación necesaria?
 
Debemos partir de la idea que en Secundaria todo profesor/a es tutor/a, que ha de desarrollar no sólo una función académica, sino también una función tutorial. El profesorado debe asumir la función tutorial como un componente esencial de su función docente. La práctica docente debe incorporar la dimensión tutorial y orientadora porque educar es orientar para la vida (desarrollo personal), es acompañar y colaborar en los procesos de aprendizaje y de toma de decisiones, es ayudar a transitar por diferentes itinerarios educativos y profesionales, es atender la diversidad y la inclusión. Todo ello, debe asegurar una formación integral y personalizada del alumnado.
 
Todo docente por el solo hecho de serlo asume una función tutorial y orientadora aún sin ser plenamente consciente de ello. No se trata de convertir a los docentes en expertos en orientación, sino en volver más explícita la función que cada uno desarrolla como facilitador del proceso de desarrollo integral del alumnado. Y para esta labor tutorial y orientadora debe contar con la colaboración del profesorado de orientación educativa, especialistas en orientación y de toda la comunidad educativa. La tutoría es un elemento inherente a la función docente y al currículum. Todo profesorado está implicado en la acción tutorial.
 
El alumnado en esta etapa experimenta fuertes cambios de tipo fisiológico, cognitivo, afectivo-emocional y social y presenta una serie de manifestaciones como la inseguridad, estrés, problemas de autoestima y autoconfianza, dificultad para regular sus emociones, conductas disruptivas, cambios de humor, fracaso y abandono escolar, etc. Todos estos cambios y manifestaciones son propios de esta etapa madurativa, que la familia y el profesorado-tutor deberán tener en cuenta.
 
En especial, el fracaso y el abandono escolar son los grandes problemas que tiene la Educación Secundaria. Son muchos los factores que pueden influir positivamente en la reducción del fracaso y el abandono y uno de ellos es la ayuda de la tutoría y orientación en aspectos relacionados con el aprendizaje, prevención y desarrollo personal, diversidad e inclusión, orientación académica y profesional, concretamente la toma de decisiones y la transición académica y profesional. La tutoría y la orientación se convierten en una necesidad para dar respuesta a situaciones que el alumnado se va encontrando en su proceso formativo.
 
En estos momentos, y en la mayoría de los casos, el profesorado-tutor no dispone de la formación necesaria para asumir su función tutorial. Se le debe preparar a nivel cognitivo (saber: conocimientos); a nivel práctico (saber hacer: competencias prácticas); a nivel relacional (saber estar: actitudes y comportamientos de tipo participativo y colaborativo); y a nivel personal (saber ser: actitudes y comportamientos de tipo personal). Esta formación debe tener diferentes niveles de profundización, ebe ser permanente y seguir todo un proceso:
 
  1. Se debe informar al docente de su rol como profesorado-tutor y de la necesidad de formarse.
  2. Se le debe de implicar con algún tipo de incentivo.
  3. Se le ha de motivar.
  4. Se le debe formar, porque él mismo ha visto esa necesidad de formarse para poder cumplir con éxito su función tutorial y orientadora.
 
Además, debe tener un conocimiento de la realidad personal y educativa del alumnado, un sólido compromiso para asumir la tarea tutorial y orientadora, dedicación personal, una adecuada atención a la diversidad y a la inclusión, respeto por los demás y buen sentido del humor.
 
La tutoría y la orientación no son una cuestión de marketing, sino toda una necesidad para dar respuesta a situaciones que el alumnado se va encontrando en su proceso formativo. La forma de llevar a cabo esta acción tutorial es a través del Plan de Acción Tutorial (PAT), que se concreta en un conjunto de acciones destinadas a orientar al estudiante en su proceso de desarrollo personal, académico, social y profesional, desde el inicio de los estudios hasta el final de estos.
 
 
¿Podrían destacar algunos recursos especialmente útiles para la orientación académica y profesional de entre todos los que recomiendan en su libro?
 
Esta obra se propone desarrollar una serie de aspectos que se deben tener en cuenta en una adecuada intervención de la tutoría y orientación en la Secundaria; para ello, es conveniente dar respuesta a las siguientes cuestiones:
 
  • ¿Cuál es la realidad de la Educación Secundaria?
  • ¿Cuál es el papel y la relevancia que debe tener la tutoría y la orientación en este nivel educativo?
  • ¿Cuáles son las principales áreas de intervención de la tutoría y orientación?
  • ¿Con qué recursos se puede contar para desarrollar adecuadamente la tutoría y la orientación?
  • ¿Qué aspectos son necesarios considerar en el diseño, desarrollo y evaluación del PAT (Plan de Acción Tutorial)?
 
Concretamente, el capítulo 4 de esta obra aporta una gran variedad de recursos para afrontar las diferentes áreas temáticas de la tutoría y orientación: lecturas recomendadas, programas de las diferentes áreas de intervención (procesos de enseñanza-aprendizaje, atención a la diversidad e inclusión, orientación profesional, prevención y desarrollo humano) y materiales multimedia (programas informáticos, videos, portales, páginas web, blogs, cortos de animación). Y en el capítulo 5 se señalan todos aquellos aspectos que se han de tener en cuenta en el Plan de Acción Tutorial (PAT): planificación, organización y evaluación (análisis del contexto y de necesidades, propuesta de plan de acción tutorial y otros aspectos a contemplar).

Además de aportar recursos y materiales prácticos para el desarrollo de la tutoría y orientación en los centros de Secundaria, es necesario tener en cuenta para su dinamización y potenciación distintos aspectos como:
 
  • Dignificar la tarea tutorial (el profesorado-tutor debe sentirse valorado, motivado y preparado).
  • Establecer unos criterios adecuados para la selección de los tutores de carácter psicopedagógico.
  • Formar al profesorado-tutor.
  • Considerar la acción tutorial como una tarea cooperativa (implicación y colaboración de los diferentes agentes de la comunidad educativa) y su integración plena en el currículum.
  • Disponer y crear materiales específicos para la tutoría.
  • Potenciar la tutoría individual y con las familias.
 
 
¿Qué propuestas del sistema educativo actual piensan que están favoreciendo una orientación inclusiva en Secundaria?
 
La atención a la diversidad se desarrolla a partir de la LOE (2006) y se refuerza con la LOMLOE (2020), donde se proponen una serie de medidas ordinarias y específicas para la Educación Primaria y la Secundaria. La Orden del 15 de enero de 2021, en su capítulo III dedicado a la atención a la diversidad en el alumnado de la ESO, especifica las diferentes medidas generales y programas de atención a la diversidad.
 
De la atención a la diversidad se debe avanzar hacia la plena inclusión educativa del alumnado escolarizado en los centros de Secundaria, con un único sistema educativo y curricular que dé respuesta a la inclusión de todos los estudiantes en un sistema común. Para ello, es necesario que los centros estén abiertos al entorno. La participación de las familias y de la comunidad son agentes fundamentales en el éxito de la inclusión. La Declaración de Salamanca planteó la inclusión educativa de todo el alumnado con independencia de sus diferencias individuales.
 
La inclusión es un derecho que tiene todo alumnado a ser considerado como miembro activo en su proceso de aprendizaje, teniendo en cuenta su diversidad por parte del docente, introduciendo los cambios necesarios en el aula que permitan dar respuesta a esta diversidad a través de un aprendizaje más colaborativo, del trabajo en equipo. Los centros educativos deberán dar respuesta a la diversidad y han de ser capaces de acoger y formar a todo el alumnado con todas sus necesidades personales, educativas, sociales, económicas, culturales, etc., que puedan estar obstaculizando su normal desarrollo. Todo esto va a requerir:
 
  1. Una adecuada coordinación e implicación del profesorado.
  2. Agrupamientos flexibles del alumnado
  3. Utilización adecuada de los recursos.
  4. Una dirección pedagógica del centro educativo que estimule la participación y la mejora de los procesos de enseñanza-aprendizaje.
 
La mayoría del profesorado generalista (de materia) en Secundaria sigue pensando todavía que las adaptaciones curriculares son responsabilidad del profesorado especialista (de apoyo). En la Secundaria, en estos momentos, todavía sigue existiendo cierta segregación y exclusión, o al menos resistencia por parte de algunos centros y profesorado. Esto va a necesitar de la implicación no sólo de los docentes, sino también del apoyo y asesoramiento del profesorado de orientación educativa en los centros y de los recursos necesarios para atender esa diversidad y fomentar la inclusión.
 
El gran desafío en los centros de Secundaria es el tener que conjugar el diseño curricular de esta etapa con la inclusión educativa. Algunos expertos se preguntan si están preparados para afrontar este desafío y si se necesita más formación para el profesorado generalista (de materia) y el especialista. Diferentes estudios sostienen que los procesos de inclusión requieren de implicación, motivación de docentes bien formados y de la colaboración entre el profesorado ordinario y especialista, porque se trataría de dar respuesta a la diversidad desde la equidad.
 
En nuestro libro se señalan una serie de acciones que comienzan a llevarse a cabo en la implantación y desarrollo de la educación inclusiva:
  • Una enseñanza de tipo cooperativo con la implicación de todo el profesorado y la comunidad educativa.
  • Aprendizaje cooperativo a través de agrupamientos flexibles y heterogéneos;
  • Aprendizaje-servicio, aprendizaje relacionado con la vida real.
  • Adaptaciones curriculares de pequeño grupo e individuales dentro del currículum ordinario.
  • Estrategias de E-A activas y colaborativas.
  • Reducción del número de profesorado que ha de pasar por un grupo-clase en la ESO.
  • Utilización de las TIC como un recurso de apoyo a la acción educativa y tutorial.
 
En España la nueva Ley de Educación (LOMLOE, 2020) hace hincapié en la necesidad de formación del profesorado en atención a la diversidad e inclusión. Ahora sólo hace falta que se pongan los medios y las condiciones para ello.
 
 
Como expertos de la orientación, no podemos dejar pasar esta oportunidad para saber qué opinan sobre el impacto de las redes sociales en el día a día de los jóvenes. ¿Pueden influir en el proceso de toma de decisiones? ¿Pueden ser aliadas en determinadas acciones orientadoras?
 
Es evidente el gran impacto que ejercen actualmente las redes sociales en los jóvenes. Debemos tener en cuenta que estos recurren a ellas a diario. La inmediatez que ofrecen es algo que no podemos obviar y más en una sociedad como la nuestra, en la que queremos respuestas y soluciones rápidas.
 
El buen uso de las redes sociales no es nocivo, nos acerca a otras personas, nos abre opciones de conocer nuevas perspectivas, nos da la oportunidad de explorar mundo sin movernos de casa. Pero debe tenerse en cuenta que en redes sociales hay mucha sobreinformación y no todo lo que aparece en ellas está validado, no se puede considerar una fuente de información objetiva, por tanto, requiere de un uso responsable, un acompañamiento por parte de orientadores/as, profesorado-tutor, familias.
 
¿Pueden influir las redes en el proceso de orientación? Sí, las redes son una de las fuentes más consultadas por los jóvenes, por tanto, influyen en su día a día y lógicamente también pueden influir en su toma de decisiones. Esta facilidad para obtener información, no siempre veraz, comporta ciertos peligros, pero también podemos ver a las redes como aliadas si se lleva a cabo un buen acompañamiento.
 
La orientación es un proceso muy complejo que no podemos seguir obteniendo como algo unidireccional, no se trata de dar información y esperar que el alumnado decida después de recibirla. Debemos empoderar al alumnado para que sea el protagonista de su proceso y decisión, por ello debemos enseñarle a buscar la información, a autoconocerse, a reflexionar, ¿y por qué no?, las nuevas tecnologías y redes sociales, con supervisión y acompañamiento son un buen lugar para poder explorar.
 
Estos recursos tecnológicos ponen a disposición de la orientación académica y profesional una serie de estrategias más dinámicas e interactivas para el conocimiento de sí mismo y de los demás, la adquisición de la información académica, profesional y ocupacional, los procesos de toma de decisiones, los itinerarios de inserción sociolaboral y conocimiento del mundo laboral. En definitiva, se convierten en una eficaz ayuda, pero nunca podrán sustituir al profesorado y orientador en su tarea tutorial y orientadora en los centros de Secundaria. Lo que sí pueden ayudar es a liberar a los profesionales de la educación y la orientación de algunas tareas de motivación, información e intervención.

Dichos recursos digitales se han visto potenciados en estos tiempos de pandemia, ,donde la comunicación presencial se ha visto reducida. Las redes sociales ya forman parte de nuestra vida diaria como persona, estudiante y profesional. Su uso en educación es cada vez más usual.
 
Diferentes estudios coinciden en señalar que el profesorado que fomenta el uso de plataformas virtuales y redes sociales favorece la comunicación, colaboración y el intercambio de conocimiento y fomenta el interés, motivación e interacción del alumnado. Otros estudios nos alertan de la utilización indebida del móvil y del ordenador en los adolescentes y de la casi inexistencia de medidas de control por parte de los educadores y de las familias. Igualmente se confirma que el tiempo que dedica a las redes sociales el adolescente ha aumentado en los últimos años y, además en la mayoría de las ocasiones, sin supervisión.
 
Esta situación problemática va a requerir al alumnado, profesorado, tutor y orientador una formación permanente y actualizada en el uso de estos materiales para su desempeño y mejora como estudiante, docente, docente-tutor y especialista en orientación, con propuestas de intervención para disminuir los riesgos que pueda provocar el mal uso de dichas tecnologías.
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