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Una nueva economía del trabajo

Artículo de opinión

  • 25/03/2021

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António Augusto Baptista Rodrigues. Doctorado en Dirección de Empresas y Gestión de Marketing, y docente e investigador en el Instituto Superior de Educação e Ciências (Portugal)

La pandemia COVID-19 ha sido el catalizador de la transformación digital y va a acelerar enormemente muchas tendencias que ya estaban en marcha antes de esta. La crisis sanitaria tendrá consecuencias prolongadas, no sólo a nivel económico, sino también sobre nuestro día a día, y cada vez está menos claro que vaya a ser posible volver a una situación como la que disfrutábamos con anterioridad sin más.

 
A pesar de que la crisis sanitaria ha forzado a muchas empresas a suspender o reducir su actividad, afectando a sus cifras de negocio, también ha ayudado a acelerar el desarrollo de determinadas tecnologías emergentes. Y esto es especialmente cierto para determinadas innovaciones que permiten reducir el contacto entre humanos, automatizar procesos e incrementar la productividad en un contexto de distanciamiento social[1]
 
Desde el punto de vista del bienestar económico estos son los retos que deben abordarse para acelerar la adaptación al nuevo contexto[2]:
  • El punto de partida de las economías
  • El impacto que podría tener la crisis en los distintos sectores
  • La respuesta del gobierno hasta la fecha
  • L aceleración de las tendencias que podrían conformar la nueva realidad económica
  • La necesidad de medidas desde los sectores público y privado para acelerar la recuperación.
 
Solo estableciendo un entendimiento común de los desafíos e implicaciones de estos retos podremos acelerar la adaptación al nuevo contexto.
 
De acuerdo con Guy Ryder, Director General de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), actualmente más de cuatro de cada cinco personas (81%) activas, unos 3.300 millones en todo el mundo, se ven afectadas por el cierre parcial o total de sus lugares de trabajo.
 
La transformación digital ha golpeado duramente a las empresas, que han tenido que invertir en infraestructura y habilidades para continuar su trabajo a través del medio digital.
 
Por el lado de los trabajadores, muchos vieron sus carreras congeladas, especialmente en los sectores más afectados por la pandemia, como el turismo, el transporte, los viajes. Por lo tanto, hubo una mayor preocupación en la recalificación de habilidades, para que pudieran desarrollar sus habilidades en un entorno más digital.
 
Según el informe The Future of Jobs Report 2020, del Foro Económico Mundial (FMI), se espera que el ritmo de adopción tecnológica continúe e incluso se acelere en algunas áreas.
 
Las principales tendencias de evolución se verifican en los campos del cloud computing, big data y comercio electrónico, siendo las principales prioridades reportadas por los emprendedores que participaron en el estudio. Sin embargo, la nueva tecnología tiene costes humanos asociados: el 43% de los emprendedores que participaron en el estudio del FMI indica que está pensando en reducir su fuerza laboral, debido a la integración tecnológica, y el 41% planea expandir el uso de proveedores para el trabajo centrado en tareas; así como el 34% afirma que contratará más profesionales.
 
En un contexto en el que se extiende la distancia social y/o el confinamiento preventivo y obligatorio, donde muchas empresas están imposibilitadas de operar o han tenido que modificar su funcionamiento, con muchos trabajadores confinados en sus hogares y teniendo que conciliar su vida profesional y laboral en un mismo espacio, es indiscutible que el mundo del trabajo ya no será el mismo y todo indica que algunos cambios llegaron para quedarse, según un informe realizado por Randstad[3].
 
Los expertos de la consultora Randstad aseguran que las principales tendencias que sentarán las bases de un nuevo escenario laboral a nivel mundial cuando pase la pandemia son:
 
1. Las pautas de distanciamiento en oficinas, plantas y ámbitos laborales

El estudio asegura que, aunque se reanude la actividad productiva tras la pandemia, habrá que seguir conviviendo con los protocolos de distanciamiento físico que afectarán la forma en que se vinculan los distintos ámbitos laborales.
 
2. El teletrabajo

La situación de distanciamiento social y el confinamiento preventivo obligó a muchas organizaciones a generar las condiciones para que su personal realizara teletrabajo, incluso cuando la cultura predominante se orientaba hacia el trabajo presencial, el control y el cumplimiento de horarios.
 
3. Desplazamientos, viajes, eventos y reuniones

La pandemia paralizó el mundo de los viajes y el turismo y se espera que sea una de las industrias que más tarde en recuperarse. Esta situación, trasladada al mundo del trabajo, está impactando en la organización de convenciones, congresos, y otros eventos corporativos que dejarán de ser presenciales y pasarán a entornos virtuales.
 
4. La consolidación del trabajo por objetivos

La confianza en el desempeño a distancia y la productividad sostenida durante el confinamiento han puesto en evidencia que el trabajo por horas está quedando obsoleto y va ganando terreno el trabajo por objetivos.
 
5. El crecimiento del empleo freelance y otros formatos de trabajo flexible

Con una menor dependencia de la presencialidad, mayores posibilidades de trabajo remoto y la consolidación de la gestión por objetivos, el mundo del trabajo pos-COVID-19 ofrecerá mayores posibilidades para formatos y experiencias de trabajo más flexibles y la inclusión de los colaboradores freelance como parte del talento de las organizaciones.
El informe de Randstad también señala que se verá un nuevo crecimiento de la Gig Economy, como se denomina la nueva economía del trabajo móvil, remoto e independiente. De modo que la incorporación de talentos en formato freelance, por proyecto o tiempo parcial crecerá de la mano de un contexto en el que las empresas necesitarán más que nunca ser competitivas para recuperarse del impacto económico que dejará la pandemia, plantea el informe.

Además, el COVID-19 ya ha activado, o acelerado, las siguientes tendencias en todo el mundo, las cuales pueden persistir, e incluso crecer, una vez se haya levantado el confinamiento[4]:
 
  • Auge de la economía contactless y digitalización en tres campos en particular: comercio electrónico, telemedicina y automatización del trabajo.
  • El teletrabajo eficaz en profesiones que pueden desarrollarse a distancia, lo que precisará de una mayor formación, colaboración, flexibilidad y responsabilidad de las personas trabajadoras.
  • Mayor foco en la resiliencia, así como en la eficiencia y la rapidez de las operaciones, para lo que hará falta una revisión integral de las cadenas de suministro.
  • Las empresas tendrán que trabajar más teniendo en cuenta un triple objetivo: sus beneficios, el bienestar de los empleados y del planeta. Por lo que continuarán integrando la sostenibilidad y la responsabilidad social como fuentes de ventaja competitiva.
  • Mayor intervención pública en la economía, que ha comenzado con grandes planes de estímulo.
  • Aumento de la presión para redefinir las políticas e inversiones en seguridad y sanidad pública tanto a escala local como global.
  • Oportunidad de sumarse a la innovación que la crisis ha catalizado en todos los sectores.
 
Para el 2025, se estima que el trabajo será compartido por humanos, máquinas y algoritmos, se trata de una nueva economía del trabajo móvil y remoto.
 
Con un escenario en el que existe una mayor "brecha" entre las habilidades de los trabajadores y las habilidades requeridas, es necesario invertir en la recalificación. En promedio, las empresas estiman que el 40% de sus trabajadores necesitarán recalificarse durante 6 meses o menos; y el 94% de los líderes informa que espera que los empleados desarrollen nuevas habilidades en el trabajo (un gran aumento, en comparación con el 64% informado en el mismo informe del Foro Económico Mundial realizado en 2018).
 
El interés en la formación y la educación en línea ha crecido mucho, ya que el número de personas que buscan oportunidades de aprendizaje online por su cuenta se ha cuadriplicado. Sin embargo, existen diferencias entre los que están empleados y los que no. Los que cuentan con un empleo son la gran mayoría de estos participantes y buscan cursos de desarrollo personal. Aquellos que están desempleados, por otro lado, se enfocan más en aprender habilidades digitales, como análisis de datos, ciencias de la computación y tecnologías de la información.
 
Según el informe del Foro Económico Mundial, las habilidades más buscadas están vinculadas al pensamiento crítico, las habilidades analíticas, la resolución de problemas, así como las competencias transversales como la capacidad de aprendizaje, la resiliencia, la flexibilidad y la tolerancia al estrés.

El Foro Económico Mundial vaticina que las profesiones con más demanda en los próximos cinco años serán[5]:
  • Analistas de datos y científicos
  • Especialistas en IA y aprendizaje automático
  • Especialistas en big data
  • Especialistas en marketing y estrategia digital
  • Especialistas en automatización de procesos
  • Profesionales del desarrollo empresarial (profesionales)
  • Especialistas en transformación digital
  • Profesionales de seguridad informática
  • Desarrolladores de software y aplicaciones
  • Especialista en Internet de las cosas
 
La cuarta revolución industrial se basa en la disrupción que traerá la automatización a las empresas y empleados. Y la pandemia ha exacerbado las transformaciones digitales que se han estado produciendo en los últimos años. Todavía no es posible ver las consecuencias a largo plazo, especialmente para las industrias afectadas.
 
Considerando el marco de las profesiones más demandadas, el desafío más relevante para empresas, gobiernos y ciudadanos es entender cómo el mercado laboral global gestionará la extensión de la automatización del trabajo humano, tratando de alcanzar un mayor equilibrio entre humanos, máquinas y algoritmos.
 
Además, es necesario invertir rápidamente en la recalificación de las funciones y competencias de las personas trabajadoras, ya que la creación de empleo comienza a ser más lenta que la destrucción de puestos de trabajo, afectando a quienes puedan quedar rezagados en esta nueva evolución. Por ello, también es urgente incrementar la protección social para los empleados de riesgo mientras se lleva a cabo la recalificación, para que se puedan explorar nuevas oportunidades en el mercado.
 
[4] Véase The future is not what it used to be: Thoughts on the shape of the next normal, del 14 de abril de 2020, escrito por Kevin Sneader y Shubham Singhal; y From thinking about the next normal to making it work: What to stop, start, and accelerate, del 15 de mayo de 2020, escrito por Kevin Sneader y Shubham Singhal, ambos en McKinsey.com.
[5] Foro Económico Mundial (2020) The Future of Jobs Report 2020.
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