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La FP que necesitamos en un escenario pos-COVID-19

Artículo de opinión

  • 29/10/2020

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Paco Cano. Presidente de la Asociación Nacional de Profesorado de Formación y Orientación Laboral (Comunitat Valenciana)
La pandemia provocada por la COVID-19 se está convirtiendo, tal y como viene advirtiendo la ONU, en la crisis más grave que están soportando los países de todo el planeta desde la Segunda Guerra Mundial. Crisis que está repercutiendo muy negativamente tanto a nivel económico como social y que, necesariamente, requiere para superarla de un incremento de la cooperación entre los países, como ya hicieran tras dicha contienda.
 
Ya se está hablando de que dicha crisis va a provocar un cambio sin precedentes en el mercado laboral, por lo tanto, se requiere de un esfuerzo del sistema educativo para dar respuesta a este nuevo escenario pos-COVID-19.
 
Ante las dificultades que ya atraviesa el mercado laboral actual, y pensando en las nuevas que puede añadir el futuro, podemos pensar que la FP puede contribuir a superarlas debido a una serie de fortalezas que posee:
 
  • Canales de comunicación con las empresas gracias a la Formación en el Centro de Trabajo (FCT) y a la FP Dual, pero, también a otras experiencias comunes (concursos de ideas emprendedoras, estancias del profesorado, participación en proyectos de innovación educativa...). Si bien es una fortaleza que está por desarrollar y mejorar, como veremos más adelante.
     
  • Amplitud y variedad del catálogo de ciclos formativos. La FP posee en la actualidad un catálogo de más de 150 títulos, repartidos en 26 familias profesionales.
     
  • Heterogeneidad de disciplinas profesionales desde las que procede el profesorado.
     
  • Capacidad transformadora de la propia FP. Sobre sus destinatarios, a los que se les facilita un horizonte laboral, una conciencia social y profesional y una responsabilidad social, así como sobre el entorno en el que se ubica.
     
  • Conocimientos transferibles al mundo laboral, capacitando perfiles profesionales y cualificando para el empleo.
     
  • Existencia de una oferta modular de FP (horario nocturno), que permite atender las necesidades de formación permanente de personas adultas. Muchas de ellas compaginan trabajo y formación. y a quienes están en situación de desempleo les permite acceder al mercado de trabajo a través del módulo de FCT.
 
Evidentemente, la FP también posee una serie de debilidades que tenemos que afrontar y corregir en los nuevos desarrollos normativos que están por venir:
 
  • Acabar con el estigma que arrastra desde hace décadas como opción educativa de segunda categoría.
     
  • Talleres y aulas no adaptadas a un futuro tan complejo como se prevé.
     
  • Necesidad de arbitrar sistemas rápidos de adaptación de los currículos a las necesidades reales del mercado laboral.
     
  • Falta de tiempos y espacios que faciliten la colaboración intra-FP. Entre docentes de diferentes centros, especialidades, familias, etc.
     
  • Baja competencia digital del alumnado y profesorado.
     
  • Escasa competencia del alumnado en soft skills, competencias demandadas por el mercado laboral y que no forman parte de los currículums. Aquí el profesorado de Formación y Orientación Laboral (FOL) tiene mucho que aportar.
 
"Lo que se necesita mejorar es un sistema productivo incapaz de crear empleo cualificado y de calidad, un sistema productivo centrado en actividades que aportan escaso valor añadido y que se nutren de empleo precario".


Medidas que hay que tomar para mejorar la FP ante un mercado laboral pos-coronavirus

 
Por lo que vengo exponiendo, es evidente que tenemos una FP que mejorar para poder atender a una situación pos-COVID-19. Las medidas, sin demora y a corto plazo, son claras y compartidas por la comunidad educativa: es necesario bajar ratios de alumnado en clase, de ello depende parar la pandemia. La bajada de ratios lleva aparejado un incremento en el número de profesorado para poder atender a todo el alumnado.
 
Por otro lado, también es muy necesario la mejora en los espacios: con los actuales espacios en los centros educativos se hace muy difícil impartir clase y cumplir normas de prevención de contagios. Es por ello por lo que es imprescindible una mejora en las infraestructuras que nos permita adaptar los espacios a la nueva realidad que se impone y podría aprovecharse el momento para adaptar los espacios a las nuevas metodologías que se van introduciendo (activas, ágiles, etc.).
 
Como podemos observar todo lo mencionado anteriormente necesita de un incremento del gasto educativo hasta, al menos, equipararse a la media de la UE o de la OCDE. Gasto educativo que se ha visto reducido tras años de congelación y/o recortes.
 
Por otro lado, y centrándonos en las competencias y habilidades que tiene que desarrollar la FP para preparar a nuestro alumnado de cara al mercado laboral, considero que debido a un futuro del trabajo incierto se plantea como necesario potenciar la transversalidad a través de las soft skills ya que se trata de habilidades que, a pesar de los cambios que se vayan produciendo, éstas permanecerán inalterables en los y las profesionales. Por ello, habilidades como[1]: creatividad, innovación, trabajo en equipo, iniciativa, proactividad, responsabilidad, adaptabilidad al cambio, polivalencia, habilidades relacionales y comunicativas, empatía, resolución de problemas, pensamiento crítico, autonomía, etc. se ven como fundamentales frente a las denominadas hard skills. Estas últimas son las que posiblemente sufran de mayor obsolescencia debido a la tendencia de cambio continuo en el mercado laboral y de transformación tecnológica.
 
También se considera fundamental una mayor interconexión entre el sistema productivo y el educativo. Una de las vías podría ser potenciando la FP Dual, si bien incrementando el control desde el sistema educativo a la formación, o cualificación, de los tutores que reciben a nuestro alumnado, para que realmente se convierta en un periodo formativo en el centro de trabajo y no en un recurso a mano de obra barata; pero también vigilando para que otro de los efectos de esa mayor vinculación con el mundo productivo no derive en una reducción de los estándares formativos de nuestro alumnado.
 
Pero, principalmente, lo que se necesita mejorar es un sistema productivo incapaz de crear empleo cualificado y de calidad, un sistema productivo centrado en actividades que aportan escaso valor añadido y que se nutren de empleo precario. Precariedad que se ceba especialmente con los más jóvenes: triplican la tasa de temporalidad (61% en menores de 25 años) y con unos salarios que a duras penas llegan a 1.000 euros.
 

Cualificaciones que se necesitan potenciar en la era pos-COVID-19

 
En el escenario pos-COVID-19 debería de potenciarse ampliar las cualificaciones en el sector de la atención a las personas y en el trabajo de los cuidados porque, posiblemente, de esta nueva situación se deriven nuevas necesidades relacionadas con ello. No hemos de dejar pasar que según el Informe Oxfam 2020, presentado en enero de 2020, para el 2030 habrán 100 millones más de personas mayores y 100 millones más de menores que necesitarán de atención y cuidados en todo el mundo.
 
Otro de los sectores a potenciar sería el tecnológico habida cuenta que la transformación tecnológica del sistema productivo en los próximos años va a suponer toda una revolución y la robótica, la inteligencia artificial, la realidad aumentada, la impresión 3D, etc. van a demandar su espacio en el mercado laboral. Sería interesante aprovechar el tirón de este sector para aplicar medidas que reduzcan la brecha de género existente en el mismo, no hemos de olvidar que el 75% de las alumnas se matriculan en tan solo 5 familias profesionales, la mayoría de ellas pertenecientes a sectores de escasa inserción laboral y de gran precariedad. Por tanto, por las consecuencias tan nefastas para nuestras alumnas de dicha concentración profesional, se trata de una medida de justicia social.
 
Otro de los sectores que puede despegar en breve es el vinculado a la protección del medio ambiente, de espacios naturales…; y si bien existen algunos títulos centrados en las energías renovables, educación ambiental, protección forestal, en distintas familias, se echa en falta títulos relacionados con la protección y la conservación del litoral marino, precisamente en un país con más de 8.000 km de costa, tan sólo nos relacionamos con ella para explotarla a través de la pesca o el turismo.
 
Si hay algo que hemos aprendido en las dos últimas crisis es la necesidad de un nuevo modelo productivo. Parece lógico aprovechar el peso del turismo en la economía para el crecimiento y la mejora de sectores afines que aporten a su vez, una ventaja competitiva al mismo. En concreto, la industria cultural y creativa es el complemento perfecto. Se hace necesario crear nuevos ciclos formativos que permitan y potencien dicha relación. 
 
Para concluir, necesitamos de un gran esfuerzo para adaptar la FP al nuevo escenario pos-COVID-19. Hemos de aprovechar las fortalezas que tiene nuestro sistema de FP y tratar de paliar las debilidades detectadas tratando de conseguir una FP moderna, actual y que se convierta en una opción de primera para nuestro alumnado.
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