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"El alumnado necesitará competencias emocionales para afrontar su futuro con mayores probabilidades de éxito"

Entrevista

  • 27/05/2020

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Rafael Bisquerra, Presidente de la Red Internacional de Educación Emocional y Bienestar (RIEEB)
Rafael Bisquerra es presidente de la Red Internacional de Educación Emocional y Bienestar (RIEEB) director del Posgrado en Educación Emocional y Bienestar (PEEB) y del Posgrado en Inteligencia Emocional en las Organizaciones (PIE) de la Universitat de Barcelona. Ha publicado una veintena de libros sobre educación emocional, entre ellos: Política y emoción, Universo de Emociones, Competencias emocionales para un cambio de paradigma en la educación, etc.
 
¿Qué beneficios aporta la educación emocional al alumnado?
 
Las investigaciones científicas han aportado evidencias de que la educación emocional produce una disminución de conflictividad, violencia, consumo de drogas, comportamientos de riesgo, etc., así como una mejora en las competencias sociales y emocionales, en la convivencia, clima escolar e incluso una mejora en el rendimiento académico.
 
¿Cómo cree que está afectando o afectará la alerta sanitaria de COVID-19 al alumnado a nivel emocional? ¿Cree que existe un riesgo unificado por edades o no?
 
Estamos ante retos que no nos habíamos imaginado hace pocos meses. Los científicos no se atreven a hacer predicciones sobre lo que puede pasar y como puede evolucionar, no solamente la pandemia, sino sus efectos sobre otros aspectos como la economía, la convivencia, la salud y el bienestar. Creo que nos encontramos en un momento donde, como se sabe, se dicen muchas cosas, de las cuales cerca del 80% no son ciertas. Por honestidad creo que se impone cierta prudencia a la hora de hacer profecías o pronósticos que no tienen fundamentación científica. Considero que una de las aportaciones del coronavirus debería ser pasar de la "opinionitis" facilitadoras de las fake news, a argumentaciones y pronósticos basados en datos y evidencias. Desde este principio, que considero que debería estar cada vez más presente en las redes y en la difusión de información, lo primero que hay que decir, es lo siguiente. Mi opinión particular sobre cómo afectará la alerta sanitaria al alumnado no tiene ningún valor, y por esto creo que no interesa a nadie, ya que se basaría en la "opinionitis".
 
Lo que sí podemos decir con fundamento es que el alumnado necesitará competencias emocionales para afrontar su futuro con mayores probabilidades de éxito. Si no se atiende al desarrollo emocional de forma apropiada, lo más probable es que haya un incremento de ansiedad, estrés, depresión, consumo de sustancias, comportamiento sexual de riesgo, impulsividad descontrolada, violencia, etc. Hay estudios que señalan esto desde antes del coronavirus, y en el contexto actual hay elementos que lo van a incrementar. La conclusión sería tomar conciencia de la importancia de la prevención. Lo cual pasa por una educación emocional que cumpla con los requisitos mínimos señalados por las investigaciones.  
 
¿Cuáles serían sus recomendaciones para que las escuelas reduzcan los efectos del coronavirus en el alumnado a nivel emocional? ¿Y qué les recomendaría a las familias?
 
Recomendaría educación emocional, desarrollo de competencias emocionales a través de prácticas sistemáticas y bien fundamentadas; práctica de remind (relajación, respiración, meditación, mindfulness), desarrollo de la consciencia emocional, regulación emocional, autoestima, competencias sociales, asertividad, habilidades de vida, bienestar consciente, aumentar la tolerancia a la frustración, control de la impulsividad, resiliencia, reestructuración cognitiva, atribución causal consciente, pensamiento alternativo, etc., etc. Esto es lo que se desarrolla en el Posgrado de Educación Emocional en la Universidad de Barcelona y en otras.
 
¿Qué presencia tiene actualmente la educación emocional en el currículum de las distintas etapas educativas? ¿Considera que es suficiente?
 
No hay ninguna investigación que aporte evidencias de la implantación de la educación emocional en nuestro país. Lo que se está haciendo es gracias al voluntariado del profesorado. A veces sin la formación necesaria, ya que el profesorado interesado tiene que buscarse la formación en educación emocional por su cuenta y pagarla de su bolsillo. Lo que sí sabemos es que la implantación de la educación emocional es claramente insuficiente (cuando no totalmente ausente), tanto en cantidad como en calidad.
 
¿La alerta sanitaria es una oportunidad para que la educación emocional cobre mayor importancia? ¿Por qué? ¿Cuáles pueden ser las evidencias que la justifiquen?
 
Me gustaría que la alerta sanitaria fuera un acicate para sensibilizar al profesorado, las familias, la sociedad en general, y la clase política en particular, de la importancia y necesidad de la educación emocional. Hay evidencias sobre la importancia del ROI (Return of Investment) en el sentido de que el gasto económico en educación emocional debe interpretarse como una inversión de futuro. Hay evidencias claras sobre los grandes costos del analfabetismo emocional en conflictividad, violencia de todo tipo (de género, escolar, ciudadana), destrucción del mobiliario urbano, incremento de atención sanitaria, etc.
 
"Me gustaría que la alerta sanitaria fuera un acicate para sensibilizar al profesorado, las familias, la sociedad en general, y la clase política en particular, de la importancia y necesidad de la educación emocional".

¿Está preparado el profesorado para trabajar la educación emocional? ¿Qué se necesita para que esté presente en las aulas y sea efectiva?
 
Creo que hay que decirlo claramente. El profesorado en ejercicio en general (más del 90%) no ha recibido nunca ningún tipo de formación en educación emocional de forma sistemática, fundamentada en las investigaciones científicas y suficiente en cantidad (tiempo) y calidad. El profesorado que sí se ha formado, en general, lo ha hecho por su cuenta y riesgo, dedicándole tiempo, esfuerzos y presupuestos. Hay que agradecer y valorar muy positivamente al profesorado que así lo ha hecho.
 
Para una puesta en práctica efectiva de la educación emocional se necesitan tres fases:
 
  1. Sensibilización: solamente un profesorado sensibilizado de la importancia y necesidad de la educación emocional está en condiciones de pasar a la segunda fase, y me gustaría que este texto pudiera ser un paso más en la sensibilización.
  2. Formación: solamente el profesorado sensibilizado está en condiciones de formarse para una tercera fase efectiva, sabiendo que esta formación es más larga y difícil de lo que ingenuamente se podría suponer
  3. Solamente un profesorado sensibilizado y bien formado está en condiciones de proceder a la implantación de programas de educación emocional eficientes, lo cual significa cumplir con los requisitos para que así sea, y aceptar que no sirve cualquier cosa.
 
Actualmente se habla de educación emocional, y me alegro mucho de ello. Pero cuando se analiza con un poco de profundidad las prácticas reales se observa que no tienen la efectividad esperada. Muchas veces esto es debido a que no se cumplen los requisitos necesarios y a que todavía hay gente que cree que cualquier cosa sirve y que a cualquier cosa se la puede denominar educación emocional. Pero esto no es así.
 
Para que la educación emocional sea efectiva se necesita como mínimo: formación del profesorado en marco teórico sólido, explicitar las competencias emocionales que se quieren desarrollar, proponer actividades que se ha demostrado que son eficientes para lograr este objetivo, coordinación del profesorado para que la educación emocional sea un trabajo en equipo por parte de la comunidad educativa, incluyendo a las familias. También se requiere adoptar un modelo secuencial (con presencia a lo largo de varios años, si es posible durante toda la escolarización), con técnicas activas, participativas y experienciales; con aplicación a las situaciones reales de la vida; incorporando la evaluación de los efectos como un aspecto inherente al mismo programa, etc.
 
¿Qué buenas prácticas nacionales e internacionales conoce que contribuyan a apoyar emocionalmente al alumnado en tiempos de coronavirus?
 
Las experiencias de centros educativos y de profesorado que lo pone en práctica con los requisitos señalados anteriormente son más bien escasos. Creo que enumerar los centros que así lo hacen se podría interpretar como publicidad y creo que es preferible subrayar que cuando se cumplen estos requisitos, los resultados son espectaculares. Pero, insisto, esto requiere tiempo, implicación, sensibilización, motivación, formación, trabajo en equipo, implicación de la familia, insistencia… Considerar que la educación emocional va más allá de las cuatro paredes del aula; incluso más allá de un tema transversal para adoptar un modelo comprensivo, que está presente en el pasillo, el patio, el comedor, la biblioteca, la calle, la familia, con los amigos, etc. No se trata de adquirir unos conocimientos para superar un examen. Se trata de desarrollar unas competencias que se manifiestan en el comportamiento habitual durante las 24 horas del día. Este es el reto. Pero cuando se pone en práctica con calidad, los resultados son sorprendentemente positivos en la mejora de la convivencia, del rendimiento y del bienestar personal y social (alumnado, profesorado, familias). Es un horizonte de esperanza hacia el que merece la pena orientarse.
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