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El valor competencial de las aulas

Artículo de opinión

  • 21/04/2020

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Meritxell Moliner, Profesora Técnica del Programa de Formación e Inserción (PFI) del Departament d'Educació de la Generalitat de Catalunya
En estos últimos días se habla mucho sobre profecías, historias lejanas, y se ve también el impacto de las malas informaciones, o también conocidas como "bulos", en la sociedad. Todo esto debido a una situación de emergencia que nos han enseñado que lo importante es que todo el mundo se apiñe, aporte, sume, coopere con los demás y surjan acciones vinculadas a la solidaridad, empatía, altruismo, etc.
 
Lo cierto es que la sociedad tiene un comportamiento generalizado bastante cívico y adecuado, aunque todavía queda un resquicio de personas que no son conscientes de la problemática que pueden llegar a causar. No conocen el "efecto Mariposa" descrito por el matemático Eduard Norton en cuanto a la Teoría del Caos, el cual afirma cómo un acontecimiento en uno de los elementos de un sistema afecta inexorablemente a la globalidad de este.
 
En un momento de caos, de desconcierto necesitamos volver al equilibrio a la calma, a aquello que conocemos y dominamos, con sus dificultades y novedades, pero en donde nos sentimos cómodos y confortables. Y es en este momento donde los procesos de orientación surgen con más fuerza e importancia, ya que todos necesitamos ser orientados para volver a un punto de sosiego.
 
Cuando hablamos de orientación como función inherente al proceso educativo, hacemos hincapié que es en los momentos de cambio cuando este proceso orientador toma más fuerza, ya que debemos aportar herramientas y recursos para tomar decisiones sobre un futuro incierto y desconocido. Es por ello por lo que en los momentos por los que estamos pasando, los profesionales de la educación y la orientación no podemos olvidar nuestra primera regla: ayudar a desarrollar integralmente a nuestros alumnos y alumnas. Por eso hoy es mucho más importante estar al lado de estos, y tiene mucha más fuerza todos aquellos mensajes de ánimo y apoyo que les podamos dar.
 
Soy profesora técnica de PFI y en uno de los centros trabajamos la cotutoria como proceso inherente a nuestra forma de actuar, es así como los chicos y las chicas pueden sentirse cómodos/as y acompañados/as en todo el proceso de enseñanza-aprendizaje, al igual que nosotras como docentes nos sentimos apoyadas la una por la otra. Lo cierto es que todos nos llenamos la boca al hablar de las TIC, pero la realidad dista mucho de esa utopía en la que creíamos vivir. Actualmente no estamos preparados, en la mayoría de los casos, para trabajar con el uso de las nuevas tecnologías (NTTT), ya que los recursos de los que disponemos son escasos y aún muy rudimentarios.
 
Afortunadamente nos encontramos eso sí, con una herramienta de la que hoy por hoy, todo el mundo dispone, los teléfonos inteligentes o smartphones, que permiten conectarnos en tiempo real, recibir y enviar emails desde cualquier parte del mundo. Y gracias a ellos hoy podemos estar en conexión con todos nuestros alumnos y alumnas, ya que muchos de ellos y ellas no disponen de ordenador en casa y no pueden acceder a bibliotecas, ni a centros donde puedan facilitarles uno.

El correo electrónico es una herramienta un tanto antigua, ya que actualmente existen plataformas y programas de conexión mucho más rápidos y ágiles, pero que no preservan la intimidad de las personas, con lo que, desde nuestra práctica, hoy en día tenemos un contacto directo con el alumnado a través de los emails. Mediante estos les enviamos actividades y a su vez, ellos pueden hacernos consultas sin necesidad de horarios estipulados para cada uno de nosotros. Esto no sólo nos ayuda a que los estudiantes tengan cierta actividad en su día a día, y así mantener la rutina y el trabajo, sino que les permite sentirse arropados por sus profesores y profesoras, sus "ayudantes" en este proceso de aprendizaje.
 
El hecho de tener este contacto a través de un sistema de comunicación tan cotidiano como el correo electrónico, permite que nos acepten como algo más de sus vidas, como algo natural y habitual que está allí para recordarles que no pueden dejar de moverse para seguir avanzando. Para recordarles que esto pasará y que nosotros tenemos que estar preparados para cuando pase, para dar una respuesta a esta situación, para comprometernos con nosotros mismos y con la sociedad.
 
Como parte del sistema social pienso que la educación debería hacer un replanteamiento en cuanto al uso de las nuevas tecnologías, dotar a los centros educativos de más dispositivos y recursos para sus alumnos y alumnas con el objetivo de que puedan familiarizarse al uso de estos sistemas y cambiar la forma de entender el trabajo en sí.
 
En las clases presenciales es importante el contacto, las actividades experimentales, la gestión de las emociones, los roles que se tiene que asumir. Es decir, las clases nos tienen que permitir ir más allá de los libros y del currículum prescriptivo para trabajar puramente la parte más competencial de las personas, aquella que está vinculada a valores como el respeto, la solidaridad, la responsabilidad consigo mismo y con la sociedad en general y la tolerancia. Valores que van más allá de aquellos conceptos más teóricos y categóricos que persisten hoy en día nuestro sistema, que son los que permiten a un alumno o alumna a pasar o no de curso, etapa o ciclo.
 
En mis clases trabajamos mucho la parte práctica, evidentemente que también trabajamos los contenidos más teóricos que conceptualizan la actividad a desarrollar, pero lo cierto es que es en las experiencias donde puedes ver la persona que es ese alumno o alumna, cómo se desarrolla consigo mismo/a y con los demás, cómo se relaciona con el mismo entorno, donde recurre para encontrar aquellos recursos que necesita. Y es así cuando, desde la observación detallada y continua, como puedes hacerte una idea de cómo es ese alumno o alumna. Asimismo, gracias a entrevistas con él o ella, unas más formales y estructuradas, y otras más abiertas, improvisadas, puedes orientar a aquella persona a lo que crees que puede sentirse mejor. Siempre advirtiendo que no es nada prescriptivo y que es una percepción en base a todos aquellos datos que has podido recoger.

Es por ello por lo que pienso que deberíamos planear actividades más proactivas e implicar mucho más al alumnado en la vida de los centros, sólo así conseguiremos que estos actúen con mayor responsabilidad hacía con ellos. Es lo que se conoce como la teoría de la atracción, o bien el efecto Pigmalion y como docentes hemos de tenerlo muy presente, ya que lo que proyectamos sobre nuestros alumnos y alumnas es lo que finalmente acabaran dando ellos y ellas.
 
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