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Los retos de un centro educativo español en el exterior y en situación de confinamiento

Artículo de opinión

  • 21/04/2020

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Ricardo Jambrina, Profesor del Centro Cultural y Educativo Español Reyes Católicos, Bogotá (Colombia)
Durante las últimas décadas, la tecnología se ha extendido y generalizado a una parte muy importante de la población que la ha incorporado a sus vidas a una velocidad de vértigo. La participación en redes sociales, el uso del correo electrónico, la digitalización de la información, la banca y el comercio electrónico han pasado a ser parte de nuestras vidas.
 
Pero ¿y la educación? ¿qué ha ocurrido en este tiempo en los centros escolares? Pues, hemos ido incorporando la tecnología en nuestras aulas, pero no hemos realizado el proceso contrario: incorporar las clases en el contexto tecnológico. Y el coronavirus nos ha pillado con los "deberes sin hacer". El fotograma de nuestras aulas no ha variado en décadas.
 
Pero los centros educativos tienen la capacidad de dar respuesta a las necesidades de la sociedad. Nuestra capacidad de adaptación es enorme. Los educadores estamos acostumbrados a los cambios y a sacar lo mejor de nosotros mismos en momentos de crisis. Esa resiliencia docente nos permitirá dar lo mejor de nosotros mismos para responder a esta nueva situación.
 
Desde nuestro centro, hemos trabajado desde el primer momento en dar una respuesta educativa a una tragedia sociosanitaria, analizando el nuevo contexto y la posibilidad de dar respuesta a las mismas necesidades a través de los medios tecnológicos a nuestro alcance.
  
"Esta experiencia que vivimos se vislumbra como un tiempo de transición hacia procesos formativos mixtos en los que la educación vaya incrementando su componente online".
 

Nuevo contexto, idénticas necesidades

 
El contexto ha cambiado, pero las necesidades siguen siendo las mismas. Es preciso un análisis previo de esas necesidades educativas para darle respuesta desde el nuevo escenario.
 
El proceso de enseñanza-aprendizaje requiere, por su propia naturaleza, de interacción entre personas. Los docentes tenemos la misión de lograr una serie de capacidades en nuestro alumnado a través del desarrollo de contenidos en un contexto de interacción y mediante la elaboración de actividades y tareas.
 
La situación de confinamiento que vivimos en estos momentos nos limita la interacción educativa, anulando el contexto donde se producía el proceso de enseñanza-aprendizaje: las instalaciones escolares. Al primer instante de parálisis total del sistema le sigue una readaptación para lograr dar respuesta a las necesidades educativas de nuestro alumnado.
 
Esta readaptación tiene como finalidad establecer un nuevo contexto de cómo interactuar, que reúna las características esenciales del contexto tradicional de interacción: el centro escolar. Es decir, debemos garantizar, a través de los medios empleados:
 
  • Fácil acceso por parte del alumnado
  • Rutinas temporales de trabajo intelectual
  • La interacción docente-discente y discente-discente
  • El uso de recursos, materiales y medios necesarios
  • La puesta a disposición del material necesario para el desarrollo de actividades
  • Una evaluación en la que además del profesor, participe el alumno y la familia (autoevaluación-coevaluación)
  • Ambiente estimulante y motivación extrínseca
 
Además, el profesorado debe guiar a las familias en este proceso de adaptación, poniendo a su disposición la información necesaria para lograr que en el hogar exista:
 
  • Un espacio físico con medios de acceso y libre de distracciones
  • Un horario de aprendizaje de plena dedicación sin interrupciones
 
Esta experiencia que vivimos se vislumbra como un tiempo de transición hacia procesos formativos mixtos en los que la educación vaya incrementando su componente online, no sólo como apoyo a la acción docente directa en la clase física, sino con entidad propia para situaciones recurrentes similares a la actual.
 

El CCEE Reyes Católicos de Bogotá ante la nueva realidad

 
Nuestro centro ha tenido que desarrollar una respuesta adaptativa en tiempo récord. En una primera fase, en las primeras semanas de confinamiento, la respuesta del centro se realizó a través de la continuidad de los procesos de enseñanza-aprendizaje iniciados por medio de tareas y actividades en casa dirigidas por el docente con guías explicativas, material audiovisual, y refuerzos puntuales. Todo ello, y dependiendo de la etapa educativa, a través de medios telemáticos como el blog de clase, la web del profesor, el correo electrónico, el WhatsApp o la plataforma Moodle. En el blog de mi clase se puede consultar una visión del trabajo desarrollado.
 
Al tiempo que se desarrollaba la primera fase, se organizó la respuesta más a largo plazo orientada a impartir los contenidos del tercer trimestre. De esta manera, se incorporó un sistema intensivo de video conferencias a través de la plataforma Microsoft Teams, ya que, por motivos de seguridad, es recomendada por el Ministerio de Educación y Formación Profesional de España.
 
El sistema integrado mixto de videoconferencias con otros medios (Moodle, Blog, correo electrónico, etc.), proporciona ese contacto regular con el alumnado, imprescindible para mantener la relación didáctica sin la cual la educación se transformaría en una mera transmisión de información.
 
Este nuevo sistema de educación online implica una serie de necesidades organizativas, tales como reformular horarios docentes y de clases, adaptar espacios personales para el uso docente o formar a docentes, alumnado y familias en los recursos a utilizar.
 
Por otro lado, y aunque somos conscientes del esfuerzo que como docentes realizamos para adaptarnos a esta nueva realidad, la educación online implica también un esfuerzo por parte de las familias. Este esfuerzo es, si cabe, mucho mayor que el de los docentes.
 
Existen necesidades materiales (ordenador, conexión, ...) y de espacio (lugar apropiado y exclusivo) para la educación online, pero también se requiere de una atención y seguimiento mayor por parte de las familias, para propiciar la motivación de su hijo o hija. Y, por último, se necesita acostumbrar al alumnado a unas rutinas, responsabilizándolo de la asistencia, la realización de tareas e incluso la autoevaluación.
 
 
"La situación que vivimos hoy nos da indicios de cómo será nuestra realidad mañana. La educación online ha venido para quedarse".

En nuestro centro se han establecido, con carácter inicial, un número de horas semanales de videoconferencias con el alumnado que es creciente a medida que ascendemos en el nivel educativo. De esta manera, la dedicación semanal a videoconferencias con el alumnado va desde las 7 horas y media semanales en Educación Infantil, hasta las 25 horas semanales en Bachillerato.
 
Por otro lado, precisamos un cambio radical del modelo. El profesorado pierde protagonismo, y el alumnado lo gana. Los contenidos se trabajan más desde la perspectiva de indagación activa por parte del alumno y/o alumna, que se desprenden de su rol receptivo para ser, aún más, protagonistas de su propio aprendizaje.
 
Por lo tanto, no se trata de realizar lo mismo a través de otros medios, sino de alcanzar las mismas competencias a través de medios diferentes en un contexto distinto. Esto requiere reelaborar nuestro concepto de enseñanza-aprendizaje y saber resituar en el lugar adecuado, que no es delante del alumnado, sino a su lado.
 

La realidad de hoy nos muestra la realidad del mañana

 
La situación que vivimos hoy nos da indicios de cómo será nuestra realidad mañana. La educación online ha venido para quedarse y llegar a ser un formato de presencia creciente en nuestro sistema educativo.
 
La presencialidad no desaparecerá en la medida en que es imprescindible el contacto humano para los procesos efectivos de construcción emocional y social del individuo.  De igual modo, nuestra sociedad requiere del desarrollo de una función de custodia que se desarrolla en los centros docentes. Pero debemos prepararnos, centros, familias y docentes, para un escenario diferente, en el que la distancia no nos separe de nuestras metas.
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