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Las plataformas de vídeo y la cuarta revolución industrial

Artículo de opinión

  • 18/12/2019

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Elías Amor, Presidente de la Asociación Española para el Fomento de las Políticas Activas de Empleo y las Cualificaciones, AFEMCUAL (Comunidad Valenciana)

En la cuarta revolución industrial, los procesos de aprendizaje cambiarán. Y desde luego, se van a intensificar. Las nuevas tecnologías disruptivas, que van a exigir a todas las personas la necesidad de adquirir nuevos conocimientos, habilidades y destrezas para conservar los empleos y optar con posibilidades a los nuevos que se creen, permitirán diseñar procedimientos de aprendizaje que supondrán serios retos a la educación tradicional en aula.
 
Algunos indicios de este proceso ya se perciben en el momento actual. El acceso a los canales de vídeo en YouTube se ha convertido en un procedimiento de formación no formal e informal cada vez más generalizado, y no solo para aprender a cambiar el faro de un automóvil o desarrollar con garantías de éxito una receta de cocina, sino para tareas de complejidad creciente en las que la interacción y la práctica se convierten en el elemento de referencia.

 
El uso de estas plataformas de vídeo en todo el mundo, y en España, en particular, ha experimentado un crecimiento intenso en los últimos años, con un aumento de las materias objeto de aprendizaje y una mayor variedad de contenidos. Los especialistas consideran que irá a más, con especial atención a la Formación Profesional y Educación Superior, pero también a la Educación Primaria e incluso Infantil, que permitirá desarrollar y adaptar los contenidos y los procedimientos de aprendizaje. De ello tiene mucha responsabilidad el auge de los dispositivos móviles inteligentes y el internet de las cosas.
 
Los móviles y las tabletas permiten a todas las personas aprender aquello que deseen conocer en el momento que consideren más oportuno, por lo que la presencia física en el aula ya no será necesaria. Las restricciones de tiempo, dedicación, horarios, fechas, plazos, esfuerzo personal, que dificultan la participación en los procesos de aprendizaje, quedarán diluidas gracias a la formación y educación por medio de dispositivos electrónicos móviles que cargarán los nuevos contenidos.
 
Incluso el ordenador podrá pasar a la posteridad o un segundo plano en el proceso formativo, excepto cuando se trate de portátiles que se pueden trasladar a cualquier emplazamiento, y por ello, actúan en el mismo plano funcional que los dispositivos inteligentes. Este auge supondrá un incremento de la actividad de formación sin precedentes para el que las plataformas de vídeo resultarán esenciales, de cara a la consolidación de contenidos, especialidades y formatos. Resuelto el reto de cómo acceder a la formación, el siguiente paso será la extensión y desarrollo de los contenidos y canales que permitirán acceder a los procesos de aprendizaje a todos los niveles.

 
"El docente tendrá que basarse en un conocimiento riguroso de las nuevas tecnologías de la imagen, y sus posibilidades, aplicadas a los nuevos procesos de aprendizaje".
 
Por otro lado, el desarrollo del internet de las cosas supondrá la proliferación de una efectiva interconexión de todos los dispositivos, aparatos, electrodomésticos e instrumentos que forman parte de la vida cotidiana y laboral de las personas. El volumen de información incorporado a la red, en anchos crecientes que dejarán atrás los formatos actuales, irá en continuo aumento. Esto, trasladado al ámbito de la educación y formación permitirá un desarrollo si cabe mayor de las nuevas técnicas educativas basadas en las plataformas de vídeo, conectadas directamente con los procesos productivos que se trata de conocer, en tiempo real, y con las condiciones de movilidad antes citadas. Los ensayos hacia la virtualidad del aprendizaje en un entorno de computación cuántica van a permitir al alumnado unas experiencias que le situarán en el centro del proceso de adquisición de conocimientos en un plano compartido con el tutor o director.
 
Desde esta perspectiva, las plataformas de vídeo en el proceso de enseñanza y aprendizaje son aliados, nunca competidores, de los profesores, en la medida que estos evolucionen sus conocimientos, capacidades y habilidades hacia el nuevo modelo. El rol del profesor se verá reforzado, bien sea como tutor o coach personal de los estudiantes, porque tendrá que dar respuesta a necesidades, dudas y problemas, y orientar los procesos de aprendizaje en la dirección correcta. Para ello, el docente tendrá que basarse en un conocimiento riguroso de las nuevas tecnologías de la imagen, y sus posibilidades, aplicadas a los nuevos procesos de aprendizaje.
 
Los profesores, educadores y formadores tendrán que adaptar sus procesos de trabajo a los requisitos de la cuarta revolución industrial. Un papel fundamental por desempeñar será lograr que los alumnos y las alumnas obtengan el reconocimiento y acreditación del aprendizaje realizado, que, en muchos casos, gracias a las nuevas tecnologías, será práctico en entorno real de trabajo. La relación entre empresa y centro educativo irá mucho más allá de las fronteras actuales.
 
De igual modo, los creadores de los contenidos educativos y formativos también tendrán que ir evolucionando hacia diseños adaptados a las posibilidades abiertas por las nuevas tecnologías, y que respondan a las necesidades de las personas en formación, con origen en el tejido productivo y las cualificaciones demandadas por las empresas. La calidad de los productos dependerá esencialmente de ese ajuste a las necesidades. Aquí se abren grandes perspectivas para el desarrollo de la gamificación, el arte y técnica de los videojuegos trasladado a los procesos de aprendizaje y formación.
 
La profesión de diseñador de contenidos educativos para las plataformas de vídeo se situará en un plano de relevancia, conforme se ensayen nuevas técnicas y procedimientos de aprendizaje que combinen la virtualidad con la información y la práctica habitual de lo aprendido. Esto permitirá en el ámbito de la formación de recursos humanos en las empresas mejorar de forma notable la evaluación de los presupuestos de formación, que serán más necesarios que nunca para que los trabajadores y las trabajadoras puedan adaptarse a las nuevas tecnologías.
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