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El crecimiento de la FP, ¿moda o señal de consolidación? Hacia un nuevo modelo de FP

Artículo de opinión

  • 29/10/2019

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Sandra Suárez, Orientadora educativa en la Conselleria d'Educació, Recerca i Universitat de las Illes Balears
Que la demanda de FP ha crecido es un hecho innegable: según el informe Datos y cifras del curso escolar 2019 – 2020, publicado por el Ministerio de Educación y Formación profesional, la FP cuenta con 861.906 estudiantes, un incremento del 77% respecto a 2008. Además, el 42,4 % de las ofertas de empleo de 2018 pedían técnicos de ciclos formativos de grado medio y superior, según los resultados del Informe Infoempleo Adecco. Oferta y demanda de empleo en España 2018. Asimismo, no hay más que ver las listas del alumnado que se preinscribe a ciclos formativos, que crece año tras año, y cómo las listas de espera para entrar a FP son mayores cada vez.
 
Hay una serie de factores que han contribuido a un aumento de demanda de FP, que se articulan dentro del contexto social actual: en primer lugar, el inicio de la crisis económica en 2008 supuso un desencanto hacia las carreras universitarias. Las personas que se titulaban tenían serias dificultades para encontrar un empleo, después de haber dedicado años de estudio a la formación. Este hecho ayudó a potenciar la Formación Profesional como una vía formativa y de inserción profesional más rápida y segura que una carrera universitaria, a la vez que aseguraba el aprendizaje de un oficio que se iba a desarrollar durante toda una vida laboral.
 
En segundo lugar, desde el punto de vista empresarial, empezó a potenciarse que las personas trabajadoras fueran capaces de desempeñar las labores de un puesto de trabajo y no tanto si poseían una titulación superior. Así, cada vez había más salidas profesionales que podían cubrirse con un puesto de titulación de FP, por lo que la exigencia de tener una titulación universitaria desaparecía.
En tercer lugar, a nivel social ya no se entiende el hecho de tener estudios superiores como una garantía de acceso a un buen puesto de trabajo, a causa de los dos factores ya mencionados, y añadiendo que los titulados universitarios iban en aumento, superando la demanda del mercado laboral.
 
Por último, con la entrada en escena de las cualificaciones profesionales a través de los certificados de profesionalidad, muchas personas con experiencia laboral han podido realizar Formación Profesional y/o acreditar módulos formativos de certificados de profesionalidad mediante la experiencia laboral, por lo que la formación para el empleo ha sido muy potenciada en este aspecto, dejando de lado, una vez más, las titulaciones superiores. A su vez, aquellas personas que no han seguido el itinerario educativo ordinario han tenido la posibilidad de formarse en cualificaciones profesionales de nivel básico, que les han abierto las puertas a la FP.
 
 
Así pues, con la llegada de la crisis económica y la aparición de nuevas demandas en el mercado laboral, unido a un excedente de titulados superiores y la potenciación de la formación para el empleo, la imagen de la FP ha cambiado en estos últimos 10 años, estando más valorada en la actualidad. Dos ejemplos los encontramos en la demanda del mercado laboral, como se desprende del Informe Infoempleo Adecco. Oferta y demanda de empleo en España 2018, y del aumento del número de estudiantes, como indica el informe Datos y cifras del curso escolar 2019 – 2020. Además, en los salones y ferias de orientación académica es cada vez más frecuente encontrar información sobre FP y la amplia oferta que existe, y alumnado interesado en cursarla (no hay más que echar un vistazo a las largas listas de espera y al número de plazas que se cubren en los centros educativos para cursar FP).
   
 
"Deberá garantizarse la calidad de la Formación Profesional, dotando al personal docente de oportunidades de desarrollo profesional".
 

Los grandes retos de la FP

 
Estos cambios plantean grandes retos que la FP tendrá que afrontar para llegar a consolidarse en España y alcanzar los niveles de reconocimiento que tiene en Europa: por un lado, el hecho de que la FP esté en auge, junto a la potenciación de la Formación Profesional para el empleo, abre las puertas a que se garantice su consolidación en España a través de una formación permanente real y una movilidad entre diferentes grados de formación y profesionalización dentro de una misma familia profesional.
 
Por otro lado, a pesar del crecimiento de la demanda de la FP, todavía existe una generación que considera que es mejor tener una titulación superior para labrarse un buen futuro profesional. Este hecho demuestra la importancia de potenciar la orientación académica y profesional desde los centros educativos, mostrando que no sólo hay un único camino para la formación e inserción laboral, y que la FP plantea un amplio abanico de posibilidades, no sólo como salida al mercado laboral, si no también como pasarela a otros estudios.
 
Por último, deberá garantizarse la calidad de la Formación Profesional, dotando al personal docente de oportunidades de desarrollo profesional, así como de la cooperación entre la formación educativa y la empresa, para fomentar una oferta en FP en consonancia con el mercado laboral.
 
Es pronto para determinar si el crecimiento de la FP tendrá su consolidación en los itinerarios educativos y en el mercado laboral. A pesar de que, hoy por hoy, todos los indicadores así lo prevén, habrá que ver cómo se superan los retos planteados para evitar que, la FP, en cualquier caso, "muera de éxito".
 
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