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"El papel de la FP es clave en los esfuerzos por reducir el abandono escolar temprano"

Entrevista

Este problema podría disminuir si se mantiene una política educativa consensuada y continuista a favor de la escuela inclusiva y se evita el fracaso escolar, señala Francisco Luna, investigador y ex director delInstituto Vasco de Evaluación e Investigación Educativa No Universitaria (ISEI-IVEI)


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Francisco Luna Arcos, Investigador y autor de artículos y libros sobre abandono escolar prematuro
Francisco Luna (Ciudad del Real, 1958) es Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Deusto (1981). Ha sido director del Centro de Orientación Pedagógica (COP) de 1988 a 1992, así como responsable de desarrollo curricular y miembro del equipo directivo del Instituto para el desarrollo curricular y la formación del profesorado del País Vasco (IDC) de 1992 a 2001, donde coordinó la elaboración de los currículos del País Vasco de todas las etapas no universitarias y la elaboración de materiales curriculares.
 
En 2001 se incorporó al Instituto Vasco de Evaluación e Investigación Educativa No Universitaria (ISEI-IVEI), como coordinador del equipo de didáctica y miembro del equipo directivo. De 2009 a 2013 fue director del ISEI-IVEI. Ha coordinado el desarrollo y aplicación de un gran número de evaluaciones a nivel del País Vasco, entre otras, la evaluación internacional PISA de la OCDE o la evaluación TIMSS y PIRLS de la IEA. Asimismo, ha participado en diversas investigaciones sobre el efecto de la repetición en los resultados, el abandono escolar o la caracterización y buenas prácticas de los centros escolares con alto valor añadido. También ha publicado artículos, entrevistas y reportajes de carácter educativo en diversas revistas especializadas en educación.  Es autor y coautor de algunos libros relacionados con la diversificación curricular y la opcionalidad en secundaria, entre otros.
 
¿Por qué el abandono escolar prematuro es considerado como un problema que afecta al mercado de trabajo, a las empresas y en general a la economía de un país?
 
En el siglo XX, el principal objetivo educativo en la mayoría de los países industrializados fue la alfabetización y que todos los niños y niñas pudieran beneficiarse de una educación básica. De hecho, durante muchos años se medía la calidad de una educación a través de indicadores relacionados con los porcentajes de escolarización en las distintas etapas, con las ratios o con la inversión económica. Hoy en día esto no es suficiente, la actual sociedad del conocimiento y un mundo cada vez más globalizado exigen una población cada vez más formada y con mayor capacidad de adaptación a los vertiginosos cambios sociales, culturales, profesionales y formativos. Por eso, hoy los indicadores educativos clave no tienen que ver con la cantidad, sino con la calidad de la educación de cada país.
 
Un país no puede tener empresas punteras sin profesionales formados, las exigencias del mercado cada vez son mayores y es por ello que la propia Unión Europea (UE) en el año 2000, a través de la denominada Estrategia de Lisboa, se propuso convertirse en la economía basada en el conocimiento más competitiva y dinámica del mundo, capaz de crecer económicamente de manera sostenible con más y mejores empleos y con mayor cohesión social. Es decir, que el crecimiento económico fuera unido al conocimiento, a la sostenibilidad y a la cohesión social. Hay, por ejemplo, investigaciones que demuestran que los resultados de los países en la evaluación PISA de la OCDE pueden ser un potente predictor de su PIB y su desarrollo futuro y esto tiene que ver con el nivel formativo de su población joven.
 
¿Cuáles cree que son las causas principales del abandono escolar prematuro?
 
Todas las investigaciones y los propios documentos oficiales publicados por la UE o la OCDE señalan que se trata de un proceso complejo, de carácter multifactorial. Esta complejidad viene determinada, en primer lugar, porque confluyen aspectos de distintas escalas, desde los más personales hasta los más sistémicos; en segundo lugar, porque intervienen diferentes ámbitos, desde los que tienen que ver estrictamente con el sistema educativo hasta los asociados a la estructura económica, a la ordenación laboral, las políticas de juventud, etc. Y ello supone la intervención de una pluralidad de responsabilidades, que lleva con facilidad a desdibujarlas, dificultando actuaciones eficaces y globales para la disminución del abandono.
 
¿Dónde cree que habría que centrarse?
 
Siendo cierta esta premisa acerca de la complejidad y de las múltiples facetas que explican este fenómeno, desde mi punto de vista hay un aspecto clave que no debemos olvidar: el abandono escolar se trata esencialmente de una consecuencia del fracaso escolar. Dicho de otra manera, son muy pocos los alumnos o alumnas que teniendo éxito en los estudios abandonan la escuela y por el contrario una muy amplia mayoría de quienes dejan de estudiar y formarse muestran una trayectoria escolar negativa, con distintos niveles de intensidad.
 
Es cierto que todas las investigaciones confirman la clara relación y la enorme capacidad explicativa que tiene el nivel socioeconómico y cultural de la familia tanto del abandono escolar, como del fracaso escolar, pero se supone que la educación tiene entre sus objetivos reducir la influencia de origen en los resultados y si no es capaz de alcanzar este objetivo es que no está cumpliendo correctamente su función.
 
En este sentido, tenemos que hacernos una pregunta: ¿Por qué la mayoría de los países europeos tienen un abandono temprano sustantivamente más bajo que España? ¿Se trata quizás de una cuestión genética al estar afectados por los Pirineos o más bien hay que pensar que se trata de un hecho relacionado con nuestra política educativa? Desde mi punto de vista, es claro que se trata de lo segundo y que es en el ámbito escolar donde es imprescindible realizar los mayores esfuerzos y hacerlos no después, sino mientras están en nuestras aulas.
 
"Hay un aspecto clave que no debemos olvidar: el abandono escolar se trata esencialmente de una consecuencia del fracaso escolar".

El País Vasco tiene los mejores indicadores educativos de España, entre ellos la baja tasa de abandono escolar, que en 2017 rondaba en un 7 % frente al 18,3 % a nivel estatal, según datos del Ministerio de Educación. ¿Qué factores considera que han influido para que el AEP sea menor que en otras comunidades autónomas?
 
Es indudable que hay factores económicos y de estructural social y empresarial del País Vasco que ayudan a que esto sea así. Además, ni el turismo ni la construcción intensiva han tenido en Euskadi la fuerza que  se ha observado en otras comunidades durante el periodo de crecimiento. Pero este aspecto solo explica parte del bajo abandono escolar vasco. Desde mi punto de vista hay, al menos, cuatro factores de carácter educativo que han tenido y tienen una clara influencia. El primero estaría relacionado con el esfuerzo constante por reducir el absentismo y la desescolarización, la idea central en este caso es que si no están en el centro escolar poco podemos hacer por ese alumnado.
 
En segundo lugar, el mantenimiento de una política educativa consensuada y continuista a favor de la escuela inclusiva que se ha plasmado en propuestas de atención a la diversidad del alumnado y a las dificultades que muestran en su proceso de aprendizaje que, y esto es lo más importante, se han mantenido a lo largo del tiempo y no se han visto afectadas por los cambios políticos en la dirección de Departamento de Educación.
 
¿A qué medidas se refiere?
 
Las medidas han sido múltiples y sin duda importantes, por ejemplo, refuerzos dentro y fuera del aula, desdobles en secundaria, proyectos globales de centro, programas complementarios de escolarización, una buena diversificación curricular, potentes programas de garantía social, planes de atención al alumnado inmigrante o una red pública de mucho peso en la educación infantil de 0 a 3 años.
 
En cualquier caso, muchas de estas medidas son semejantes o muy parecidas a las que también se han desarrollado en otras comunidades autónomas, pero quizás la diferencia fundamental y la clave es, como acabo de señalar, la continuidad de estos programas y propuestas de actuación. Atender a las dificultades que va mostrando el alumnado en su aprendizaje exige tener claros los objetivos, recursos suficientes, tanto humanos como materiales, y sobretodo continuidad, persistencia y constancia porque no son problemas fáciles y de resolución inmediata, sino que exigen tiempo. Los centros han de tener la seguridad de que su inmenso esfuerzo de planificación y desarrollo de este tipo de medidas se va a mantener a lo largo de tiempo, sin el miedo de que de un curso se eliminen sin explicación.
 
¿Qué otros dos factores más han influido en el bajo abandono escolar en el País Vasco?
 
También, sin duda, ha influido el disponer de una potente y prestigiosa Formación Profesional, con planes estratégicos consensuados entre las empresas y el ámbito educativo, que ha terminado convirtiéndose en una atractiva alternativa al Bachillerato o a los estudios universitarios.
 
El pasado curso, se informaba que la FP vasca había sido elegida por la UE como banco de pruebas para llevar la innovación a las pymes, de forma que los resultados obtenidos servirán para trasladarlos posteriormente al resto de países miembros con el objetivo de crear "la mejor FP del mundo". Finalmente, es clave el valor que la sociedad vasca da a la educación, al ser consciente no solo de que el País Vasco dispone de escasos recursos sino de la enorme exigencia formativa y competencial de nuestro mercado laboral.
 
"Atender a las dificultades que va mostrando el alumnado en su aprendizaje exige tener claros los objetivos, recursos suficientes, tanto humanos como materiales, y sobre todo continuidad, persistencia y constancia porque no son problemas fáciles y de resolución inmediata, sino que exigen tiempo".

¿Qué cree que puede hacer el sector empresarial para contribuir a la disminución del AEP?
 
Puede hacer muchas cosas, en primer lugar, hacerse consciente del problema y de lo que significa el abandono escolar temprano, lo que supone conocer el perfil que mayoritariamente muestra este tipo de alumnado y que, por ejemplo, muchos de estos jóvenes no solo son fracasados escolares, sino que manifiestan un rechazo e incluso una rabia hacia el sistema educativo del cual han salido huyendo. No obtante, a pesar de todo, no son casos perdidos e irrecuperables, tal y como demuestran muchas experiencias de los denominados centros de segunda oportunidad.
 
En segundo lugar, es importante no "aprovecharse" de este tipo de alumnado, me refiero a que a veces nos encontramos con sectores empresariales que solo piensan en este tipo de jóvenes como mano de obra barata, a los que solo se les ofrecen contratos precarios y en condiciones que no les ayudan a crecer en su autoestima.
 
Y en tercer lugar y quizás es desde mi punto de vista su mayor contribución, colaborar con el sistema educativo en los ámbitos de la orientación y de la Formación Profesional. El País Vasco ha demostrado que cuando el sistema productivo y el sistema educativo aúnan sinergias, es decir, cooperan en una estrategia común, actuando conjuntamente, los resultados se multiplican.
 
¿Qué papel juega la Formación Profesional en la reducción del AEP y cómo puede fomentarse entre las familias y los jóvenes?
 
El papel de la FP es clave en los esfuerzos por paliar o reducir el problema del abandono escolar temprano. Ya he comentado anteriormente algo en este sentido. Es cierto que tradicionalmente la Formación Profesional ha tenido que luchar contra la general aspiración de las familias para que sus hijos e hijas escojan la vía universitaria, debido en gran parte a la desvalorización de los estudios profesionales como salida de segunda, dirigida esencialmente al alumnado menos competente, como se suele decir, al que no puede.
 
Esta arraigada mentalidad de las familias y de muchos docentes solo se puede combatir prestigiando la Formación Profesional y para ello son imprescindibles, al menos, dos cosas: en primer lugar, el compromiso con el cambio por parte de los centros de FP, lo que supone una transformación profunda de su forma de trabajar y una aportación sustantiva de recursos técnicos y humanos, así como una actualización formativa y estratégica permanente. En segundo lugar, ayudar a las familias a que entiendan el valor de esta trayectoria formativa y para ello no hay mejores instrumentos que los niveles de promoción y graduación en los grados medios y superiores y la capacidad de empleabilidad de estas titulaciones. Dicho de otra manera, si el fracaso escolar en estos estudios es grande y el nivel de colocación es pequeño será difícil convencer a las familias del atractivo de enviar a sus hijos o hijas a los grados formativos.
 
¿La repetición escolar influye en el AEP? ¿Por qué? ¿Qué se puede hacer para evitarla?

Un condicionante importante del abandono en España es que el alumnado que no obtenía el título al finalizar la ESO no podía continuar estudios en educación secundaria superior. Aunque  el porcentaje de alumnos y alumnas en esa situación ha disminuido ligeramente en los últimos años, todavía suele estar por encima o alrededor del 25% en el promedio de España. Es el denominado "fracaso escolar", que ha venido afectando a cerca de un tercio de los alumnos españoles desde que se estableció el requisito de la titulación a principios de los 90 (LOGSE). Se puede concluir que la elevada cifra de abandono puede haber estado condicionada no por un sistema que exige poco de sus alumnos, sino probablemente, por lo contrario: el requisito del título de la ESO y el nivel requerido para el bachillerato o los ciclos formativos.
 
Por otra parte, es muy pertinente resaltar la diferencia entre abandono temprano y su medida, por un lado, y el denominado en España fracaso escolar, por otro. Se utiliza el concepto de fracaso escolar para designar el porcentaje de jóvenes que no finaliza con éxito la educación secundaria obligatoria a la edad prevista, es decir, que no obtiene el Título de educación secundaria obligatoria al finalizar los estudios formales correspondientes, a los 16 o 17 años. Este concepto de fracaso escolar vinculado a la titulación, bastante poco preciso, es propio de nuestro país, pero no se usa en estos términos prácticamente en ningún país de nuestro entorno.
 
Las dificultades que impiden a determinados jóvenes avanzar con éxito en la educación obligatoria desalientan a muchos de ellos, quienes abandonan los estudios en el momento que pueden hacerlo, bien por finalizar la educación obligatoria, o bien por alcanzar los 16 años. Es decir, las dificultades en el aprendizaje no resueltas de modo satisfactorio durante la educación obligatoria (por ejemplo, las que provocan la repetición de curso en el caso español, indicador en el que somos los campeones de Europa) son una de las razones de peso que conducen al abandono a los alumnos que las sufren, en España y en Europa.

Mencione una buena práctica que se haya realizado en otro país para disminuir el abandono escolar y que pueda ser transferible a España.
 
En España, sobre todo en los años 90 y principios de este siglo, se llevó a cabo un enorme esfuerzo entre todas las comunidades autónomas tanto por hacer visible este problema como en poner en común medidas y proyectos para reducir los porcentajes de abandono. Este esfuerzo ha tenido su plasmación en la constante reducción de los niveles de abandono, aunque todavía nos encontremos entre los países europeos que tienen porcentajes más altos.
 
En 2014 colaboré en un trabajo solicitado por la Consejería de Educación de Canarias en el que llevamos a cabo un análisis profundo de este fenómeno y se describían dos realidades de éxito en relación con el abandono: el País Vasco, del que ya hemos hablado, y Portugal.
 
Portugal ha conseguido en los últimos años recuperar y reducir a la mitad su tasa de abandono escolar y lo ha hecho a través de la ampliación de las ofertas, de la inclusión progresiva de segmentos poblaciones que se había alejado de sistema y en el aumento de la oferta en niveles en los que ésta era deficitaria, como es el caso de la educación infantil. Todas estas medidas han permitido atraer hacia las escuelas a las familias, bien a través de su implicación directa, bien a través de una mejor preparación para el seguimiento de sus hijos e hijas. Además, han realizado un gran esfuerzo en la recuperación de adultos para el sistema educativo, ha modernizado los equipamientos educativos y ha apostado por la cualificación profesional del personal docente.
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