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Las competencias de los adultos y la mejora de la empleabilidad

Artículo de opinión

  • 26/07/2018

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Elías Amor Bravo, Presidente de la Asociación Española para el Fomento de las Políticas Activas de Empleo y las Cualificaciones, AFEMCUAL (Comunidad Valenciana)
La crisis económica ha tenido efectos muy negativos sobre el empleo de las personas mayores de 55 años, lo que ha obligado a prestar más atención al mismo. El desempleo de este colectivo, que se encuentra a las puertas de salida de la vida profesional, se multiplicó por tres entre 2007 y 2017, y llegó a alcanzar el 13,7% del desempleo total. Además, un 72,1% de estas personas eran parados de larga duración.
 
En menos de una década, muchos de estos trabajadores han visto cómo sus carreras profesionales se truncaban al tener que pasar de empleos estables y bien retribuidos, a subempleos temporales y parciales, cuando trataban de regresar al mercado laboral tras una etapa en desempleo. Además, sus competencias habían quedado obsoletas en muy poco tiempo, obligando a esfuerzos de recualificación que no siempre han estado a su alcance.
 
Los expertos consideran que las políticas activas de empleo que existen tienen poco que ver para ayudar a los adultos que quieren mejorar su empleabilidad. En particular, se reconoce que la existencia de unos servicios de orientación profesional especializada puede ser un instrumento importante para ayudar a este colectivo. Sin embargo, es necesario cambiar algunos procedimientos y metodologías actuales y, sobre todo, avanzar hacia un diseño personalizado e integrado de los planes de actuación a desarrollar.
 
Esta es la perspectiva que se ofrece en este artículo, que reflexiona sobre las cuestiones planteadas por Educaweb en su monográfico, con especial atención a las políticas activas de empleo que son más adecuadas para reorientar una carrera profesional en la edad adulta.
 

La orientación profesional, fundamental para la reinserción laboral

 
Como ya se ha señalado, la orientación profesional es fundamental para ayudar a las personas mayores de 55 años a reorganizar sus estrategias de reciclaje y mejora de empleabilidad. La Unión Europea insiste en esta cuestión y llama a los Estados miembros a reforzar los dispositivos de orientación profesional públicos y privados para ofrecer unos servicios adaptados a las necesidades específicas de los candidatos, y asegurar un seguimiento efectivo de las acciones a emprender.
 
La clave del éxito de la orientación profesional reside en la especialización y en un adecuado estudio de las características de los candidatos. Por ese motivo, cada vez más, se habla de las técnicas de perfilado estadístico de las personas que buscan empleo, ya que no es posible atender a todos por igual, y la efectividad de las políticas activas de empleo, de las cuáles la orientación es fundamental, mejora notablemente con ese mayor conocimiento y personalización de las medidas.
 
Otra vía importante para diseñar una orientación eficaz se encuentra en los procedimientos de evaluación, reconocimiento y acreditación de la competencia profesional que, gestionados por las comunidades autónomas, han experimentado una evolución limitada que no se corresponde con las necesidades del mercado laboral. A partir de los informes obtenidos, es posible diseñar una formación adaptada a las necesidades de competencia que se detecten en los candidatos y llevarles a la obtención de una cualificación que reconozca su aprendizaje.
 
"Las competencias que las personas mayores de 55 años deben desarrollar para construir su proyecto de vida y profesional son aquellas que resulten más adecuadas para acceder a los puestos de trabajo que se ofertan en el mercado laboral presente y futuro, y que, en muchas ocasiones, tienen poco que ver con los de procedencia".
 
Por último, pero no menos importante, es necesario aumentar el número de puntos de contacto con las personas que demandan servicios de orientación para que resulte más fácil el acceso a los mismos. Un ejemplo, las empresas podrían colaborar de forma importante en este proceso. Además, se tienen que realizar esfuerzos para informar de manera adecuada sobre las ventajas de utilizar estos procedimientos, lo que entra en el ámbito de la comunicación y el marketing de unos servicios que, en contra de lo que cabe suponer, se demandan de forma limitada y en determinados períodos de tiempo.

Las competencias que los trabajadores maduros deberían desarrollar

 
Una vez que los orientadores poseen información adecuada sobre los candidatos, procede el diseño de los programas que se tienen que implementar para mejorar la inserción laboral. El rápido cambio tecnológico asociado a la denominada cuarta revolución industrial está provocando que los conocimientos, competencias y habilidades de los trabajadores se vayan quedando obsoletos en muy poco tiempo. Por este motivo, los programas deben orientarse a promover un aprendizaje de lo que se necesita en el futuro, ya que actuar sobre competencias del pasado es perder el tiempo y los recursos. Esta tarea orientadora prospectiva no resulta fácil, pero es fundamental en entornos de rápido cambio tecnológico. Además, el uso de las nuevas tecnologías y los dispositivos online en los procesos de orientación, combinado con las acciones presenciales, resulta esencial para lograr buenos resultados.
 
Por lo anterior, se considera que las competencias que las personas mayores de 55 años deben desarrollar para construir su proyecto de vida y profesional, a partir de un empleo, son aquellas que resulten más adecuadas para acceder a los puestos de trabajo que se ofertan en el mercado laboral presente y futuro, y que, en muchas ocasiones, tienen poco que ver con los de procedencia. En aquellos sectores en los que el cambio tecnológico transforma de forma radical la estructura de las ocupaciones, los demandantes de empleo son conscientes de las dificultades, y en tal caso, las competencias a adquirir deben ir dirigidas a aprender y dominar las tareas y procesos de trabajo que las máquinas no son capaces de realizar. La variedad de sectores y de actividades determinarán para cada uno qué competencias, esencialmente digitales, serán las necesarias para la empleabilidad.
 
En todo caso, y siguiendo las propuestas de Insider , en AFEMCUAL hemos estudiado que para las personas mayores de 55 años, con más experiencia, madurez y conocimiento de la vida, resulta muy conveniente potenciar competencias como flexibilidad cognitiva, negociación, orientación de servicio, juicio y toma de decisiones, inteligencia emocional, coordinación con los demás, manejo de personas, creatividad, pensamiento crítico y resolución de problemas complejos. Al mismo tiempo, resulta necesario reciclar los conocimientos técnicos asociados al desempeño de numerosas ocupaciones afectadas por el cambio técnico disruptivo.
 

Iniciativas para desarrollar las competencias de la población adulta

 
A pesar de la importancia que tiene la promoción del empleo para la población adulta, no existen numerosos programas o experiencias de buenas prácticas que promuevan el desarrollo de las competencias, motivación y autoestima.
 
A finales de los años 90 los Talleres de empleo, una aplicación del programa Escuelas taller que había venido funcionando con éxito durante una década para los jóvenes, permitieron la inserción laboral y la empleabilidad de adultos. En general, esta iniciativa ha sobrevivido, con diversas adaptaciones en las distintas comunidades autónomas, como una actuación con potencial de inserción laboral de las personas maduras. Este programa combina acciones para el retorno a la empleabilidad, con una retribución salarial desde el inicio, acciones de formación, motivación y promoción para el acceso al mercado laboral.
 
De igual modo, con origen en la metodología de las Escuelas taller y Talleres de empleo, pero más reciente en el tiempo, merece mencionarse el programa Lanzaderas de Empleo, creado por José María Pérez González, más conocido como Peridis, arquitecto, dibujante, humorista y escritor español. Esta iniciativa ha tenido un papel relevante en el origen del programa de Escuelas taller,  vinculado a la Fundación Santa María la Real. Las Lanzaderas de Empleo se han dispersado por toda la geografía española por medio de programas que, en el caso de personas adultas, han significado un aumento de la autoestima y mejora de la empleabilidad en un contexto de crisis económica y elevadas tasas de paro entre los adultos.
 
A nivel europeo, y en materia de educación para adultos, destaca la plataforma EPALE que ha venido proporcionando una plataforma de intercambio de experiencias y prácticas entre los profesionales del sector, con la organización de congresos, publicaciones y jornadas que en poco tiempo han acumulado un importante banco de experiencias sobre esta materia.
 
A estas iniciativas conviene añadir la red asociativa de entidades que, por sus propios medios en muchos casos, y en otros a través de subvenciones y donaciones, organizan programas y procedimientos para la motivación de los adultos y lograr su inserción laboral. Mencionar a algunas de estas entidades supondría no reflejar la importancia que tienen en su conjunto, desplegando una labor que sería conveniente potenciar y coordinar.
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