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Al servicio de los ciudadanos

Artículo de opinión

  • 28/09/2017

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Gloria Oliveros,  Directora de Empleo Público de ADAMS Formación (Madrid)
La oferta pública de empleo aprobada en 2017 con más de 20.000 plazas en el ámbito estatal, más miles de plazas en las Comunidades Autónomas y Ayuntamientos así como las previsiones para los próximos años, hacen que ahora sea un buen momento para opositar, más si se tiene en cuenta que es necesaria la reposición de personal después de muchos años sin convocatorias en unas administraciones públicas ya de por sí envejecidas.

Todo el mundo parece consciente de que es un buen momento para opositar, pero no todo el mundo sabe lo que significa ser funcionario. Trabajar en la Administración implica estar al servicio de los ciudadanos, ya sea en el ámbito de la educación, la sanidad, la justicia, etc.

La existencia de empleo público garantiza la independencia y la continuidad en la prestación de servicios, pero esto no ha de entenderse como un privilegio, sino como una responsabilidad contraída con la ciudadanía, que espera lo mejor de la administración pública.

A la hora de decidir si presentarse o no a una oposición, es importante plantearse si se posee este afán de servicio y, en general, valorar si existe adecuación entre las aspiraciones y capacidades del candidato y las características de la oposición.

Todas las oposiciones exigen unos conocimientos mínimos bastante amplios, por lo que se requiere una gran voluntad. La constancia y la motivación son elementos decisivos para conseguir el éxito, a veces incluso más que la propia capacidad del aspirante. Los hábitos adquiridos en este proceso, además, permanecerán en los candidatos más allá de la prueba, pasando a formar parte del ADN del empleado público.

En ADAMS Formación contamos con una Guía del opositor donde figuran, entre otros contenidos, las tareas que desempeñará cada empleado público en función de su categoría.  Los funcionarios del Cuerpo Técnico (grupo A) han de estar preparados, por ejemplo, para realizar funciones directivas, mientras que los de Cuerpo Auxiliar (grupo C) han de atender al público, mecanografiar documentos, archivar y registrar dichos documentos, etc. Es evidente que cada una de estas funciones requiere competencias diferentes y una formación también diferente.

También parece bastante claro que el lugar donde se ejercen las funciones también condiciona. No es lo mismo trabajar en los diferentes departamentos ministeriales, ya sea en la sede central en Madrid o en el resto del territorio, que en las Comunidades Autónomas o en la administración local. Ni es lo mismo trabajar en los juzgados y tribunales, al servicio de la administración de justicia, que en hospitales o centros de salud.

Cada nivel y cada territorio conllevan unas especificidades que condicionan la formación previa y, por supuesto, el trabajo posterior.  Por eso es importante elegir bien la oposición a la que uno quiere presentarse, porque exige unos conocimientos, unas habilidades y, sobre todo, unas actitudes que no terminan con la obtención de la plaza.

Porque el empleado público, además de disfrutar de igualdad de oportunidades, estabilidad laboral, carrera y promoción profesional, y otros derechos de tipo económico y social, está prestando un servicio público a favor de los intereses generales y debe hacerlo con objetividad, integridad, responsabilidad, honradez e imparcialidad.
 
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