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La comunicación en las relaciones Familia-Escuela

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María José Fernández Díaz y Víctor León Carrascosa Decana e investigador en la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid

La educación se origina en diversos escenarios: familia, escuela y comunidad. En dichos contextos la coherencia y continuidad del proceso educativo es necesaria para el desarrollo de los hijos. Domingo, Martos y Domingo (2010) señalan que "la educación no es exclusiva de ninguno de ellos, ni se puede articular con coherencia sin una adecuada integración de esfuerzos y responsabilidades entre los mismos" (p. 112).   
 
La educación es compromiso, es la seña de identidad de todos los miembros de su comunidad. Cada comunidad es diferente, pero todas promueven los mismos intereses con la finalidad de alcanzar el desarrollo integral de las personas. En ese interés común la familia y la escuela mantienen una misma línea de trabajo, creciendo como comunidad participativa dentro del contexto escolar. Asimismo, la necesidad de colaborar entre la familia y la escuela ha cogido mayor fuerza. Se rompe el monopolio de las escuelas y sus maestros, ampliándose a toda la comunidad educativa desde una visión de escenario educativo colaborativo y equitativo entre todos sus miembros.
 
Por ello, las formas de comunicarse reflejan las diferentes experiencias que producen y buscan un cambio en las relaciones y formas de participar de la familia-escuela destinadas a la mejora de la calidad educativa.
 
Las relaciones de los padres con la escuela son primordiales para la educación de los hijos y tienen que estar fortalecidas por todos los agentes implicados, ya que todos son esenciales en el desarrollo integral de los mismos, evitando que se perjudiquen las perspectivas de los estudiantes a lo largo de su vida académica. No obstante, las relaciones de los padres con la escuela suponen un gran esfuerzo, un cambio de actitud y la adquisición de nuevos conocimientos y destrezas para conseguir aquella calidad educativa que tanto buscamos en los centros educativos.
 
Para ello, se debe cambiar el discurso sobre las relaciones de las familias con la escuela, evitando las ideas que incitan al desencuentro y a sus factores, para trabajar con más fuerza hacia la diversidad de beneficios que podamos obtener dentro del propio escenario educativo. Como indica Serdio (2008), "términos como desencuentro, incomunicación, desinterés, o distanciamiento son habituales en la literatura sobre este tema" (p.91). Estos términos reflejan de manera implícita los propios beneficios que debe regir la colaboración familia-escuela: "des-encuentro", encuentros entre las propias familias y con los docentes; "in-comunicación", comunicación para salvaguardar las diferencias y potenciar el entendimiento entre la comunidad educativa; "des-interés", interés por la educación; "distanciamiento", y acercamiento al lugar de estudio de sus hijos.
 
Se trata de estimular la relación familia – escuela dando pasos de gigante en cada acción que se realice, siguiendo siempre un mismo criterio: avanzar, profundizar, mejorar y consolidar los cauces habituales de comunicación y participación en la vida escolar.
 
En este sentido, la línea de investigación que estamos desarrollando pretende valorar la orientación familiar en los contextos escolares, concretamente una de sus dimensiones de estudio se centra en los "Aspectos comunicativos" que se desarrollan en las relaciones entre las familias y con los docentes. Se ha contado con la participación de 24 Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos (AMPA) de la Comunidad de Madrid con una muestra de 271 representantes legales de estudiantes.
 
En general, los resultados manifiestan una comunicación positiva entre las familias y escuela. Las familias están informadas sobre las actividades que se realizan en el centro educativo, destacando la recepción del calendario escolar y los horarios del centro educativo, además de señalar cuáles son los recursos más utilizados: reuniones, folletos y las notas informativas cómo técnicas consolidadas en el centro educativo, abriéndose paso la tecnología como principal vía de comunicación. Por el contrario, la información en relación con los avances socio-educativos de sus hijos es valorada como  insuficiente por parte de las familias. Del mismo modo, las relaciones con las demás familias no son tan favorables, señalando la falta de compañerismo, la diferencia de intereses y la poca valoración de las relaciones construidas en el centro educativo, además de sumarse el descontento de la poca participación de sus iguales en el centro educativo.  
 
La figura principal para favorecer las relaciones con las familias es el profesorado, siendo el orientador del centro una figura inexistente, pero necesaria para la mayoría de las familias. Igualmente destacan el compromiso de la dirección y los maestros del centro, resaltando el contacto con el profesor, así como la confianza sobre la educación que ofrece el centro educativo, valorando gratamente la competencia de los docentes. Asimismo, afirman que conocen el lugar donde aprenden sus hijos, al equipo directivo del centro y reconocen la importancia que tiene la colaboración con el centro educativo para la mejora de la calidad de la enseñanza.
 
Por último, la percepción que presentan las familias sobre la valoración de sus opiniones no es muy positiva. Aunque dicha percepción cambia cuando el centro educativo se centra en dar respuesta a la diversidad familiar, y, por ende, a la diversidad del alumnado.
 
En definitiva, a través de estas líneas queremos señalar la relevancia del estudio de los diferentes canales de comunicación entre los centros y las familias, así como actividades socioeducativas que promuevan su interés, relacionadas con el trabajo, la diversión y participación con el centro educativo, entre otras, a fin de colaborar en la educación de sus hijos. Además de promover una cultura participativa desde la educación infantil, estableciendo parámetros de participación en sintonía con los diferentes cursos escolares, donde se debe impulsar la autonomía y el desarrollo integral de los estudiantes.
 
 
Bibliografía
 

Domingo, J., Martos, M. A. y Domingo, L. (2010). Colaboración familia – escuela en España: retos y realidades. Revista de Estudios y Experiencias en Educación (REXE), 18 (9), 111-133.

Serdio, C. (2008). Familia y escuela: del desencuentro a la relación colaborativa. Papeles Salmantinos de Educación, 10, 85-100.
 
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