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Plantear retos adaptados: la didáctica del futuro, hoy

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Roberto González, Jefe de prensa y de redes sociales de Kumon España
Hace años que, desde el punto de vista teórico, se asume que la educación ha de ser mucho más que la mera memorización de datos o fechas. El desarrollo de la comprensión y la deducción o la adquisición de herramientas han ganado terreno a la educación repetitiva de la memoria.
 
Avanzando un poco más en estas ideas, la metodología educativa más eficaz es aquella que se basa en el desarrollo de las capacidades innatas en los niños y les ayudan a crear actitudes positivas para el aprendizaje en cualquier situación, incluso más allá de la vida escolar. Esto significa que educar es enseñar a aprender, y mantener una actitud positiva hacia el aprendizaje, para que los niños, cuando sean adultos, sigan aprendiendo y sepan capaces de adaptarse así a los cambios laborales y sociales que cada vez se suceden a mayor velocidad y acarrean cambios de mayor calado.
 
Teniendo esto en cuenta, no podemos perder de vista que las capacidades y las necesidades de cada alumno son diferentes, por lo que la individualización ha de ser una característica incuestionable para desarrollar ese aprendizaje constante y con actitud positiva. Un punto de apoyo muy importante a la hora de lograr esta individualización son las familias de los alumnos, con una mayor implicación y apoyo a las tareas realizadas en el aula por la incidencia positiva que ello tiene en el aprendizaje. Insistimos en este punto: los padres no han de sentarse con sus hijos a darles clases particulares, sino  han de acompañarles en el aprendizaje hablando con ellos de sus avances, motivándoles a seguir aprendiendo.
 
¿Y cómo conseguimos que todo el sistema funcione?
 

¿De qué forma estimulamos a los niños a aprender, de una manera positiva, dentro del aula?
La clave ya la apuntó Toru Kumon, fundador del método educativo que lleva su nombre hace más de 50 años: el planteamiento de retos a los alumnos para que ellos sean capaces de descubrir el valor del esfuerzo y del aprendizaje de forma autodidacta.
 
Cuando conseguimos un objetivo propuesto, alcanzamos un sentimiento de plenitud y motivación muy alto. ¿Quién no conoce esa sensación de «¡Por fin lo he logrado!»? En el método Kumon se busca que, a través de los ejemplos, el alumno se sitúe siempre en esa fase de «lo he logrado» por sus propios medios, sin explicaciones, basándose en la observación y la deducción. Para ello, al alumno se le plantean esos retos que mencionamos anteriormente. Pero no se trata de problemas o ejercicios aleatorios, sino que se parte de un estudio de sus conocimientos previos y de la observación de sus capacidades en el aula.
 
Además de todo esto, un factor diferenciador de la educación del futuro ha de ser la implicación de los alumnos en su propio aprendizaje. Es decir, el aprendiz ha de ser agente activo, no reactivo. Su tarea no es sólo resolver ejercicios, sino que ha de colaborar con el profesor y su familia en la definición de objetivos y de estrategias para alcanzarlos, así como de los avances diarios que cada día le hacen estar más cerca de ese «lo he logrado» que buscamos. De esta manera, el alumno está en disposición de aprender algo nuevo cada día, manteniendo la motivación y persiguiendo el éxito educativo.
 
¿Qué forma de trabajo acompaña esta metodología?
 

Uno de los principios metodológicos de Kumon es el trabajo diario, de lunes a domingo, durante todo el año. El principal objetivo es desarrollar capacidad de trabajo y constancia en los alumnos. Dos días a la semana, ha de acudir a un centro Kumon especializado, y el resto de días en casa. Esto es así porque el entorno de aprendizaje y de estudio está en casa, por lo que el alumno entiende que en su entorno natural ha de haber cabida para el estudio.
 
De manera autónoma (siempre según la habilidad de cada alumno) ha de resolver por sí solo los ejercicios que el profesor le ha propuesto para cada uno de los días.  Como se trata de un reto, no se le dan explicaciones, sino que observando los ejemplos y recurriendo a sus conocimientos previos ha de deducir la respuesta.
 
Es una metodología lo suficientemente individualizada para poder experimentar la mejor estrategia de aprendizaje para cada alumno, y lo suficientemente permeable como para aplicar esta mejor estrategia de aprendizaje con más alumnos, lo que se traduce en una mejora continua de la metodología para cada niño.
 
Los programas de matemáticas y lectura impartidos por Kumon dan una importancia muy clara al modelo de establecimiento de metas y su consecución. Está claro que para despertar el gusto y el placer de aprender es necesario que el alumno tenga claros los objetivos que queremos conseguir y que conozca claramente las variables que van a ayudarle a conseguirlas.
 
Por otro lado, la metodología de Kumon no es una estructura rígida, sino que sus expertos pedagógicos están inmersos en el desarrollo de alumnos que tengan el comportamiento autodidacta plenamente desarrollado.
 
En el comienzo, se afianzan las capacidades y actitudes básicas (concentración, hábito, ritmo de trabajo, perseverancia, etc) para después dar pasos paulatinos, con una mediación del profesor respetuosa con el modelo de aprendizaje de cada alumno, hasta llegar a un estado óptimo de aprendizaje autoregulado.
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