¿Qué países trabajan de forma óptima la vinculación entre la formación reglada y el empleo? ¿Cómo repercute el sistema educativo en el aprovechamiento del capital humano de un país? Un informe del Foro Económico Mundial (WEF por sus siglas en inglés) ha analizado el potencial del capital humano que posee el Estado español, cuáles son sus debilidades y puntos fuertes.La principal conclusión que puede extraerse es que el Estado español no aprovecha el potencial de la fuerza laboral del país. En concreto, los resultados de las pruebas que miden las competencias de estudiantes y adultos (PISA y PIAAC) no son muy positivos. En la edición de 2015, España desciende del puesto 29 al 41 y se sitúa por detrás de países como Kazajistán, Portugal, Rumania o Grecia. Cuando se analizan los resultados por edades se observa que en el grupo de menores de 15 años, que mide sólo ratios educativos (no hay mercado laboral para estas edades), España aparece en el puesto 42, por debajo de prácticamente todos los países OCDE.
La calidad del sistema educativo no sale bien parada en el estudio; con una puntuación de 3,44 sobre 7, el estado ocupa el puesto 76 en el ranking de 124 países. La formación continua también es un aspecto que necesita mejorar; el estudio puntúa la formación en las empresas (compañías que admiten que ofrecen formación a sus empleados a lo largo de su carrera laboral y calidad de la misma) con 3,72 puntos sobre 7, otorgándole el puesto 86.
Según los autores del documento, "el Índice de Capital Humano pretende servir de herramienta para capturar la complejidad de la educación y la fuerza de trabajo; la dinámica para que las distintas partes interesadas sean capaces de tomar decisiones mejor informadas". Para Klaus Schwab, director ejecutivo del World Economic Forum, "el talento, no el capital, será el principal factor que agrupe la innovación, la competitividad y el crecimiento en el siglo XXI".
Para medir este talento, el estudio ha utilizado datos del sistema educativo y el mercado laboral. Así, por un lado, se han tenido en cuenta la calidad de los centros educativos y las universidades, las tasas de abandono escolar, los porcentajes de titulados en educación secundaria superior y terciaria, el número de menores matriculados y no matriculados en cada curso, resultados en las pruebas internacionales sobre competencias... Por el otro, se han analizado las tasas de actividad y empleo, el porcentaje de parados de cada grupo de edad, la formación continua en el puesto de trabajo, la capacidad de los adultos para resolver problemas en pruebas estandarizadas, etc.
