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Economía del cuidado: existe formación específica, sobre todo en los centros privados

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Estibalitz Aranguren, Responsable del Departamento de Prácticas y Orientación Laboral de Implika
La reducción paulatina de la brecha de género a nivel mundial y las nuevas visiones económicas, como la "economía feminista", están  produciendo pequeños pasos progresivos hacia nuevos enfoques económicos, que generan cambios en el mercado de trabajo. Por ejemplo, la mencionada economía feminista está contribuyendo a una modificación de conceptos, como la idea de trabajo.
 
Históricamente, el  término trabajo se ha asociado al tipo de actividades que realizaban los hombres, marginando las tareas que hasta ahora realizaban las mujeres en el entorno doméstico. Un conjunto de actividades, en las que se incluyen todas aquellas enfocadas a sostener de un modo u otro la vida humana, y que conforman la llamada economía del cuidado.
 
Gracias a esta redefinición de conceptos, hoy en día, las tareas de cuidado de niños, ancianos, personas dependientes y cuidado del hogar,  no sólo están adquiriendo valor, sino que además se están profesionalizando.
 
Unas profesiones con futuro, que pervivirán pese a la introducción de tecnología y a la automatización, ya que precisan de empatía y humanidad, algo que difícilmente se puede suplantar con una máquina.
 
Entre los puestos más demandados en este sector económico se encuentran los de trabajador social, educador social, enfermero y auxiliar de atención a personas con dependencia en instituciones sociales o a domicilio. Este tipo de profesionales serán más cotizados si poseen otros títulos y conocimientos transversales en el cuidado de las personas.
 
Las profesiones dentro de la denominada economía del cuidado son: empleada doméstica, asistente personal, cuidador infantil, trabajador social, educador social, enfermero, ATS, auxiliar geriátrico, monitor de ocio o tiempo libre, auxiliar de atención a personas dependientes, nutricionista geriátrico, experto en cuidados paliativos, animador geriátrico y un largo etcétera de profesiones, a las que cada día se suman nuevas especializaciones.

Formación 

Hasta ahora, muchas de estas actividades estaban realizadas por familiares o amigos que carecían de conocimientos especializados en la materia. Tal vez, sea esta la razón por la cuál no existe una formación reglada para cada una de estas nuevas profesiones.
 
De hecho, la oferta formativa reglada no ha crecido de manera pareja a la oferta laboral. Si echamos un vistazo al catálogo de formación profesional del ministerio de Educación, podemos comprobar que sólo existen 4 cursos enfocados a cubrir las necesidades de estas nuevas profesiones: Educación Infantil, Integración Social y Técnico en Atención a Personas en Situación de Dependencia y Emergencias Sanitarias.
 
No obstante, esto no quiere decir que no exista una oferta formativa amplia en este sector. La oferta educativa existe, segmentada en cuatro amplios grupos: formación en servicios a la infancia, formación en diferentes áreas geriátricas, formación para la atención a personas en situación de dependencia y formación química para las personas que realizan servicios domésticos.
 
Son los centros de estudios privados, los que han adaptado su oferta formativa y han creado cursos de formación, especializados en estas áreas, cuya demanda aumenta día a día.
 
Una tendencia que seguirán aplicando, para ofrecer a los alumnos, las mejores herramientas de cara a incorporarse a un mercado laboral cada día más exigente, especializado y automatizado.
 
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