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Educación Emocional en Educación Primaria

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Silvia C. Benito-Moreno, Psicóloga y orientadora educativa en la práctica privada. Especialista en Educación Emocional (Madrid)
1. Importancia de la Educación Emocional en Educación Infantil y Primaria
 
El desarrollo socioemocional surge a partir del primer vínculo que establece el bebé con su cuidador principal, el vínculo del Apego (Bolwby, 1958). A partir de ahí el niño, tendrá que adquirir los distintos hitos evolutivos a nivel motor, lingüístico, cognitivo… y también socioemocional completando su desarrollo; en éste caso, la interacción con el otro no sólo es una condición, sino también un contenido a aprender.
 
En los niveles tempranos de escolarización, los alumnos descubren y estrenan sus habilidades recién adquiridas en distintos ámbitos y resulta patente la influencia de los elementos emocionales y sociales en el aprendizaje de contenidos curriculares. Un maestro podrá responder sin dudar: ¿cómo adquiere autonomía (por ejemplo, coger su baby, dejar su bolsita del desayuno en su casillero….) un niño que no siente incondicionalidad por parte de sus padres?; o ¿cómo aprende a leer y escribir un niño que no es capaz de relacionarse con sus compañeros?. Así, la competencia socioemocional (Pérez-González, 2008) va a condicionar su desarrollo posterior, pues los aspectos emocionales influyen tremendamente sobre el aprendizaje.
 
Se reclama entonces una escuela que fomente aspectos como el reconocimiento de sus emociones y las de los demás, empatía, estrategias de regulación alternativas a la agresividad o la impulsividad…. factores protectores con los que el niño podrá contar a lo largo de su vida. Asimismo, se consolida el papel de la escuela como agente compensador de desigualdades de diversa índole, contribuyendo a una igualdad de oportunidades real.
 
La Educación Emocional se presenta como cauce para lograr estos objetivos. Encontramos programas diseñados para Educación Infantil (Cobos Nuñez, 2006, López, 2003;) y para Primaria (Renom, 2003; Vallés y Vallés, 1998). Además, aumenta progresivamente la evidencia empírica acerca de la modificabilidad de la competencia socioemocional (Muñoz de Morales y Bisquerra, 2013; Ambrona et al, 2012; Agulló Morera, M.J., Filella Guiu, G., Soldevila Benet, A., Ribes Castells, 2011).
 
2. Importancia de la fundamentación teórica
 
Se suceden dos modelos principales sobre IE. El primero se basa en el procesamiento de información emocional, defendido por Mayer y Salovey (1990). El término se populariza a partir del  del best seller de Goleman (Inteligencia Emocional, 1995), que define sus dimensiones:
  • El conocimiento de las propias emociones
  • La capacidad de controlar las emociones
  • La capacidad de motivarse a sí mismo
  • El reconocimiento de las emociones ajenas
  • Capacidad para controlar las relaciones
 Los autores mencionados redefinen el constrcuto en los siguientes términos "la inteligencia emocional relaciona la habilidad para percibir con precisión, valorar y expresar emociones, relaciona también la habilidad para acceder y/o generar sentimientos cuando facilitan el pensamiento, también la habilidad para entender la emoción y conocimiento emocional y la habilidad para regular que promuevan el crecimiento emocional e intelectual" (Mayer y Salovey, 1997).
 
Este modelo ha sido defendido y avalado empíricamente (Fernández-Berrocal y Extremera, 2002) y las conclusiones apuntan hacia una concepción de la IE como "la capacidad para percibir, asimilar, comprender y regular las propias emociones y la de los demás promoviendo un crecimiento emocional e intelectual (Mayer y Salovey, 1997; pp.7).
 
Esta conceptualización es entendida como Inteligencia Emocional Capacidad (o capacidad cognitivo-emocional)  por los autores del segundo modelo, que defienden la existencia de una Inteligencia Emocional Rasgo o "autoeficacia emocional rasgo"(Petrides, Mavroveli, y Furnham, 2007; Petrides, 2010), y que haría referencia a disposiciones de personalidad o tendencias de comportamiento. Aunque incipiente aún, la investigación que ha surgido al respecto está resultado muy reveladora y promete vías efectivas de intervención en cuanto a la modificabilidad de la IE. Se identifican 15 facetas socioemocionales como constituyentes de la IE-Rasgo (Petrides y Furnham, 2001; Petrides, Mavroveli, y Furnham, 2007; Petrides, Pérez-González y Furnham, 2007):
  • Adaptabilidad.
  • Asertividad.
  • Valoración o percepción emocional de uno mismo y de los demás.
  • Expresión emocional.
  • Gestión emocional de los demás.
  • Regulación emocional.
  • Baja impulsividad.
  • Habilidades de relación.
  • Autoestima.
  • Automotivación.
  • Competencia social.
  • Manejo del estrés.
  • Empatía rasgo.
  • Felicidad rasgo.
  • Optimismo rasgo
La IE-Rasgo (o Trait EI Theory) es objeto de investigaciones  y trabajos que van en aumento (Mavroveli y Sánchez-Ruiz, 2010; Petrides, 2010); más recientemente el estudio de Pérez-González y Sánchez-Ruiz  (2014) supone importantes implicaciones para su delimitación en el marco de la psicología de la personalidad al encontrar correlaciones entre la IE-Rasgo y los Cinco Grandes Factores ("Big Five ", modelo ampliamente aceptado en la  comprensión de la personalidad humana).
 
3. Programa de Educación Emocional  para Primaria "VERA" ¡Vamos a Emocionarnos, Reforzarnos y Aprender!
 
En base al modelo de la IE-Rasgo,  se diseña el Programa de Educación emocional VERA destinado a alumnos de primaria. El objetivo general es el del conocimiento y fomento de habilidades socioemocionales de expresión y comprensión emocional y de autorregulación emocional.
 
Según Mavroveli et al. (2008), la IE, como rasgo de personalidad en adultos no sería lo mismo que en niños, en cuyo caso la define como un conjunto inferior a 15 facetas:
  • Valoración o percepción emocional de uno mismo y de los demás.
  • Expresión emocional
  • Baja impulsividad
  • Regulación emocional
  • Disposición afectiva
  • Habilidades de relación (relaciones con  iguales)
  • Adaptabilidad
  • Automotivación
  • Autoestima
Considerando la adquisición evolutiva de estas  dimensiones, seleccionamos las seis primeras como contendidos del Programa.
 
El desarrollo del programa gira en torno a una actividad central: el trabajo de las 6 SESIONES (una por dimensión seleccionada). Se proponen dos actividades complementarias: la AGENDA DE EMOCIONES (a modo de diario emocional y que precisa la implicación de los padres) y el RINCÓN DE LA PAZ (vía alternativa de expresión de sus emociones en el aula; presente durante el tiempo que los alumnos permanecen en su aula ordinaria); rescatamos algunos de los comentarios registrados sobre su utilidad:
  • "cuando te pasa algo y no quieres que te digan nada porque estás enfadado o lo que pasa, pues te sientas en el Rincón de la Paz para que nadie te moleste y todo el mundo lo sepa"
  •  "cuando un niño se mete contigo, te vas allí para que se dé cuenta que se ha pasado y no lo vuelva a hacer y hagáis las paces"
  • "y puede ser firmando o sin firmar, y si nos firmas y dices que no quieres que te molesten, pues entonces, el otro niño que lo lee tiene que no meterse con ninguno de la clase ¡porque no sabe quién lo ha escrito!"
Las sesiones se basan en un cuadernillo de actividades. Las actividades giran en torno a las vivencias de una niña, VERA. Con el objetivo de constatar la efectividad del Programa, se incluye un registro al que responden los profesores y, una actividad de evaluación que mide satisfacción y utilidad (autoeficacia percibida) de los alumnos; algunos de los comentarios encontrados:
  • "me ha gustado pintar la caritas de VERA"; "me gusta la tabla de los consejos para no pegar"…
  • "me ayuda a no ponerme nervioso en la fila"; "…para yo estar mejor y con los amigos"; "me vale porque si pongo las caras que son, los otros niños ya saben qué me pasa y me ayudan"…
El Programa VERA supone una herramienta de Educación Emocional sencilla, que fácilmente se integra en la dinámica del aula y con capacidad de proyección en los distintos entornos del alumnado.
 
Referencias bibliográficas
 
Agulló Morera, M.J., Filella Guiu, G., Soldevila Benet, A., Ribes Castells, R. (2011). Evaluación de la educación emocional en el ciclo medio de Educación Primaria. Revista de Educación, 354, 765-783.
 
Ambrona, T., López-Pérez, B., & Márquez-González, M. (2012). Eficacia de un programa de educación emocional breve para incrementar la competencia emocional de niños de eduación primaria. Revista Española de Orientación y Psicopedagogía (REOP), 23(1), 39-49.
 
Cobos Nuñez (2006) Emociónate. Programa de desarrollo infantil en competencias emocionales. Madrid: Ed. ICCE.
 
Goleman, D. (1995). Inteligencia Emocional. Barcelona: Kairós.
 
López, E. (2003). Educación emocional. Programa para 3-6 años. Barcelona: Praxis.
 
Mavroveli, S., Petrides, K. V., Shove, C., y Whitehead, A. (2008) Investigation of the construct of trait emotional intelligence in children. European Child & Adolescent Psychiatry, 17, 516–526
 
Mayer, J. D. & Salovey, P. (1997). What is emotional intelligence? In P. Salovey & D. Sluyter (Eds.), Emotional Development and Emotional Intelligence: Implications for Educators (pp. 3-31). New York:  Basic Books.

Muñoz de Morales, M y Bisquerra, R. (2013)  eduPsykhé. Universidad Camilo José Cela. Vol. 12, No. 1, 3-21.
 
Pérez-González, J.C., & Sanchez-Ruiz, Mª J. (2014). Trait emotional intelligence anchored within the big five, big two and big one frameworks. Personality and Individual Differences, 65, 53-58.
 
Pérez-González, J.C., Petrides, K.V., y Furnham, A. (2007). La medida de la inteligencia emocional rasgo. En J. M. Mestre y P. Fernández-Berrocal, Manual de Inteligencia Emocional (pp. 81-97). Madrid: Pirámide]
 
Renom, A. (2003). Educación emocional. Programa para la educación primaria. Barcelona: Praxis.
Salovey, P. y Mayer, J.D. (1990). Emotional Intelligence. Imagination, Cognition and Personality, 9; pp.185-211
 
Vallés, A. y Vallés, A. (1998)  DIE _Desarrollando la Inteligencia Emocional. Ed. EOS. Madrid
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