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5 claves para elegir una escuela de negocios

Artículo de opinión

  • 18/02/2014

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Alberto Cañas de Pablos, responsable de comunicación de IDE-CESEM (Madrid)
Elegir el centro de estudios más adecuado nunca es tarea fácil, con independencia del nivel que se busca o del contenido de los mismos. Teniendo en cuenta que sólo en España el número de centros de formación de postgrado públicos y privados supera ya los 500, tomar una decisión al respecto es algo que exige una reflexión con calma y tener presentes muchas variables.

Los criterios para decantarse por una u otra institución son muchos y muy variados: desde los contenidos de los programas hasta el perfil de los alumnos o la metodología, pasando por el profesorado del propio centro.

1. Aunque en ocasiones no se le dé la importancia que merece, el perfil del alumnado juega un papel muy relevante a la hora de decantarse por una institución en particular. De ahí que las mejores Escuelas de Negocios establezcan determinados requisitos y minuciosos procesos de admisión para acceder a los estudios que ofertan, especialmente en programas en modalidad presencial.

De esa forma, se evita que alumnos con características diferentes, sobre todo en cuanto a experiencia profesional, compartan aula (si se trata de modalidad presencial) y se garantiza al mismo tiempo su adecuación con el programa formativo. Y es que no es igual la formación para profesionales con experiencia y/o que ocupen puestos directivos que aquellos programas pensados para quienes acaben de terminar sus estudios universitarios. Lo mismo ocurre con emprendedores que, aunque en ocasiones no tengan titulación universitaria, cuentan con una dilatada experiencia.

2. El profesorado es fundamental, lógicamente. El contenido y el modo en el que se imparten las clases serán diferentes si quien lo lleva a cabo es un profesional en activo y presente en el mundo de la empresa o si solamente se trata de una persona puramente teórica. Lo mismo ocurre con su experiencia previa. Asimismo, en la formación online, es imprescindible la existencia de tutores que resuelvan posibles cuestiones y que sirvan de apoyo firme para que el alumno progrese.

Si, como en el Instituto de Directivos de Empresa, los profesores reciben los perfiles de sus alumnos antes del inicio de las clases, pueden adaptar perfectamente los contenidos que imparten a los rasgos del alumnado. Un MBA pensado para personas del sector tecnológico no será igual que si fueran trabajadores del sector bancario, porque las necesidades no son las mismas. La flexibilidad y adaptación a las circunstancias son cuestiones más que relevantes en este caso.

3. Otro aspecto a tener presente es el prestigio con el que cuenta el centro, su historial y trayectoria. En los últimos años han aparecido numerosas escuelas que no siempre resultan tan innovadoras ni garantizan la calidad suficiente para satisfacer las exigencias y necesidades de gran parte de los alumnos. La experiencia es un grado, pero el hecho de que la escuela organice diversos actos y ciclos de conferencias relacionados con las materias de sus programas de postgrado indica su implicación y presencia en el mundo empresarial, como las conferencias que cada mes celebra IDE-CESEM.

La situación laboral posterior de los antiguos alumnos puede servir como medidor de la calidad y reputación de una Escuela de Negocios. La práctica ausencia de desempleo entre el alumnado es un dato a tener muy en cuenta.

4. En cuanto a la metodología de las Escuelas de Negocio, el "Estudio de Caso" y el "Learning by Doing", son las técnicas más habituales. En cualquier caso, los ejemplos que se tomen deben ser actuales. Es decir, a pesar de que, por ejemplo, es muy habitual emplear el caso de Inditex, dada su antigüedad no es tan útil hoy para quienes se estén iniciando en el mundo empresarial.
Por otra parte, el número de alumnos por aula nunca debe superar los 20. Unas clases limitadas como las que tiene el Instituto de Directivos de Empresa siempre serán más convenientes y la calidad de la formación aumentará. Además, el desarrollo de campus virtuales propios, que requieran una inversión por parte de la Escuela de Negocios, da buena muestra de la importancia que se concede a la formación online.

5. El horario es un dato fundamental, de cara a compatibilizar, en su caso, la formación con el desempeño laboral. Sin embargo, esta necesidad desaparece si cursamos un postgrado en modalidad online, con total flexibilidad. Un precio más ajustado y las mismas ventajas de la formación presencial hacen del aprendizaje en línea una opción muy interesante. IDE-CESEM es prescriptora y está homologada en cuestiones de conciliación, por lo que está concienciada sobre la necesidad de compatibilizar trabajo, formación y vida personal.

Como puede verse, son muchos los factores que hay que tener en cuenta a la hora de escoger un centro en el que mejorar nuestra formación y ampliar nuestras oportunidades laborales presentes y futuras. No es algo que se pueda dejar al azar.
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