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Hacia un nuevo perfil docente universitario

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António Augusto Baptista Rodrigues. Doctorado en Dirección de Empresas y Gestión de Marketing. Docente e investigador en el Instituto Superior Autónomo de Estudos Politécnicos (IPA) y en el Instituto Superior de Educação e Ciências (ISEC), (Lisboa - Portugal)
La época actual conocida por la sociedad del conocimiento obliga que las universidades no se queden indiferentes a los retos que emergen de esto nuevo contexto. La institución llamada "Universidad" cumple  tareas de enseñanza, de investigación e de divulgación del conocimiento. Los docentes son por excelencia los grandes protagonistas del cambio necesario para hacer frente a una nueva mirada sobre el acceso al ejercicio de la profesión.

El impacto de la convergencia europea en la actividad profesional del profesorado universitario es incuestionable. La nueva concepción que supone la dedicación del profesorado es considerada como uno de los principales instrumentos de cambio en el contexto del espacio europeo de educación superior. Aunque los cambios afectan principalmente los estudiantes y que la convergencia europea está orientada a ellos, sin duda que los docentes no se puede excluir de los dichos cambios. El nuevo modelo educativo, basado en el trabajo del estudiante, deja de tener como punto de referencia la actividad de la docencia de los profesores, eso supone cambios cuantitativos y cualitativos en cuanto a su implicación en la actividad docente.

El docente universitario no cuenta con la formación ni la tradición necesarias para abordar colegiadamente temas relacionados con la docencia, bien sea porque sienten que la docencia universitaria está infravalorada, de forma que a nivel institucional no importa como sea su desarrollo ni se va a valorar de ninguna forma los esfuerzos y el tiempo dedicado a mejorarla, bien sea porque la tradición universitaria hace que se viva como una labor a desarrollar en solitario, donde no se comparten los problemas que pueden surgir ni las soluciones que se van alcanzando para mejorarlos.

La cultura del individualismo, aunque actual, que caracteriza la profesión docente y muy bien descrita por Santos Guerra (1993) no se coaduna con las exigencias del espacio europeo de educación superior. Se exigen nuevas habilidades interpersonales y pedagógicas más adecuadas al ejercicio docente.

Creo que el principal requisito para acceder al ejercicio de la profesión en una sociedad en crisis se basa en la frecuencia de un programa de formación integral, entendiéndose esto como un estilo de educar en orden a la formación de valores y el desarrollo del espíritu de solidaridad. Personalmente, constato que los estudiantes no comprenden las implicaciones de su futura actividad profesional en otros campos del saber y de la vida porque sus conocimientos están fragmentados. Los profesores no discurren de la pedagogía que están ofreciendo apostando en la vieja división de las ramas del conocimiento excluyendo la necesaria interdisciplinariedad con una pedagogía integral, condición necesaria para que los estudiantes comprendan las dimensiones éticas de su actuación profesional en cuanto a la dignidad humana, al uso de tecnologías y al desarrollo de investigaciones.    

Como conclusión, son necesarios profesores diferentes más abiertos, más flexibles pero sobre todo que sean portadores de inspiración para los estudiantes e para la institución universitaria en materias de colaboración, dedicación, empeño, determinación y perseverancia en la construcción de un mundo mejor y más conforme a la dignidad de la persona.

Referencias bibliográficas

Currás, M.P. (2005). Evaluación de estudiantes y calidad docente en la universidad de Santiago Compostela: propuestas de mejora. Revista de Enseñanza Universitaria,26,pp.7-17.

Guerra Santos, M.A. (1993). La evaluación: un proceso de diálogo, comprensión y mejora. Málaga, Aljibe.
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