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¿Cuanta más autonomía, mayor calidad educativa?

Artículo de opinión

Recientemente, el ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert ha presentado el anteproyecto de Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa (LOCME). Entre los puntos clave de la reforma destaca dotar de poder ejecutivo al equipo directivo, mientras que el Consejo Escolar pasará a ser un órgano consultivo. ¿Qué opinas sobre esta iniciativa? En este monográfico podrás conocer las valoraciones de los expertos.


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Laia Mestres i Salud. Redacción de Educaweb
Recientemente, el ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert ha presentado el anteproyecto de Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa (LOCME). Entre los puntos clave de la reforma destaca dotar de poder ejecutivo al equipo directivo, mientras que el consejo escolar pasará a ser un órgano consultivo.

La reforma también establece que el director/a del centro educativo disponga de más autonomía para adaptar los recursos humanos a las necesidades derivadas de los mismos, es decir, aumentará la capacidad para seleccionar el personal y determinar qué perfil profesional se requiere para cada puesto a cubrir.

Para dar la réplica a estas cuestiones incluidas en el Anteproyecto, hemos elaborado el monográfico sobre gestión y organización de centros, que recoge interesantes opiniones sobre el tema.

¿Una mayor autonomía en la gestión supone una mayor calidad educativa?

Una de las cuestiones candentes para el sector educativo y especialmente, para los gestores de centros, es la autonomía en la toma de decisiones y en los procesos internos de la escuela.

Algunos expertos son partidarios de la autonomía como sinónimo de descentralización. En el Estado Español, la concepción del sistema educativo es muy centralizada y la comunidad educativa, el equipo directivo del centro y la propia sociedad se han adaptado a la seguridad y funcionamiento del Estado y las Comunidades Autónomas.

La responsabilidad de la educación recae en todos los agentes implicados (desde la administración hasta las familias, pasando por los docentes y los protagonistas directos), por eso, una administración educativa excesivamente burocrática y alejada de los escenarios puede dificultar ciertos procesos. Desde el sector educativo se reclama una mayor autonomía a la hora de tomar decisiones que no pueden esperar a ser consultadas y resueltas en un largo periodo de tiempo.

Para Josep Serentill Rubio, Presidente del Fórum Europeo de Administradores de la Educación (FEAE), las ventajas de dotar de más autonomía a los centros parecen claras. Para que los centros puedan mejorar, tienen que tener la posibilidad de cambiar, por ellos mismos, aspectos curriculares, organizativos y de gestión. La cultura del cambio debe ser instalada en la manera de proceder de los centros y los centros han de tener la posibilidad de obtener éxito en el desarrollo de su proyecto educativo. ¿Autonomía para qué? Para desarrollar un proyecto educativo propio que conduzca a la mejora y al éxito escolar.

En este sentido, coinciden Jaume Graells y Ignasi García de la Direcció general de l'Educació Bàsica i el Batxillerat del Departament d'Educació de la Generalitat de Catalunya, en unas declaraciones tomadas para el anterior monográfico. Ellos afirman que los datos aportados por diferentes sistemas educativos en el ámbito internacional constatan la importancia de la autonomía como factor determinante de la calidad. Según su experiencia, el desarrollo de proyectos orientados a la mejora de resultados educativos, complementados con márgenes de autonomía que los hagan viables y con rendición de cuentas a la comunidad educativa y a la administración, son factores que favorecen la mejora de resultados.

Pero, no debemos olvidar que la autonomía no es la panacea para mejorar la calidad del centro. Josep Serentill reconoce que "la autonomía de centro es un elemento necesario, aunque no suficiente, para la calidad educativa. Los centros con autonomía y con poder de decisión necesitan mecanismos de información y de regulación" Para él, el mecanismo fundamental es la evaluación, ya sea externa o interna.

Otro aspecto destacado del Anteproyecto es el hecho que, en el caso de aprobarse, el director/a del centro educativo dispondrá de más autonomía para adaptar los recursos humanos a las necesidades derivadas de los mismos. Patricia Sáenz Valiente, profesora del Departamento de Educación en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Europea de Madrid, afirma que con este planteamiento puede suponer un riesgo por dos aspectos: en primer lugar, la elección está en manos únicamente del director, con la subjetividad que ello conlleva y en segundo lugar, estas elecciones pueden orientarse a programas de elitización de la educación.

En este sentido, para Frederic Raurell, Director General de la Institució Cultural del CIC (ICCIC) de Barcelona, el conocimiento del centro docente puede ser un factor que ayude a un director a liderarlo con más acierto, siempre que en ese centro se encuentre un docente con capacidades de gestión y liderazgo. De no ser así es mejor buscar un profesional capacitado que presente un proyecto que permita al centro dar respuesta adecuada a las necesidades educativas.

Desde su punto de vista, lo más importante para liderar un equipo en un centro es la formación inicial y continua. Así, reconoce que la gestión de los centros educativos es cada vez más compleja. Un gestor debe ser capaz de planificar, organizar, ejecutar y evaluar las respuestas a las necesidades educativas. Pero esto se traduce en que la formación inicial para esta capacitación debe abarcar aspectos técnicos, jurídicos y de recursos humanos que tradicionalmente no están incorporados en la formación inicial del docente. Es precisa una formación específica complementaria.

Concluyendo, los expertos coinciden en afirmar que la autonomía es fundamental para una buena gestión de un centro pero, por sí sola, no es capaz de garantizar una mejora en la calidad de la educación. Para lograrlo, es necesaria la evaluación y la mejora en los procesos organizativos y, por supuesto, la implicación de toda la comunidad educativa.
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