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¿A quién no le causa estrés?

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Jaime Domenéch Botella. Profesor de Tecnología y tutor de un 1º de ESO del IES Mare Nostrum de Torrevieja (Alicante)
Desde que empecé como profesor por el año 91 y pasando por la antigua FP 1 y FP 2 y después por la ESO y el Bachillerato y por grupos de diversificación y PCPI, y hoy funcionario de carrera lanzo mi humilde opinión al tema de la "Prevención del estrés del profesorado" ya que se me brinda en esta página de educaweb.com

En mis primeras andaduras como profesor, prácticamente todo era positivo, sueldo, responsabilidad, vacaciones, seguridad en el empleo, "pocas horas de plena dedicación"…, ¡que maravilla!, ¡mi profesión ideal!, "sé que no me voy a hacer millonario", pero pocos contras daban pie a comentar si comparábamos con los autónomos. Pero conforme pasan los años, uno se va percatando de que:
  • El sueldo se nos está congelando, e incluso recortando.
  • La responsabilidad, es muy libre de cada profesor, pero la de un buen profesional docente, es la de que se logren los objetivos, contenidos y una madurez a lo largo de cada curso, además de mediar en muchos casos con padres, compañeros y alumnos para que se integren en su entorno y adquieran los hábitos necesarios para su desarrollo en esta sociedad. Si ya es conflictivo dar clase con 27/30 alumnos por aula, ahora mete a 36/34…Parece mentira que unos cuantos alumnos más por aula puedan den tanto que hablar, pero solo hay que imaginárselos en los talleres, cortando y agujereando, o en los laboratorios de química o física o incluso en las aulas de informática 2 o 3 alumnos por ordenador, por citar algunos ejemplos. Sin palabras o "no coment", para irnos preparando aquellos que dimos tantos años de francés, para que ahora se nos inculque que hay que aprender inglés porque sino, la cosa se va a poner mal.
  • Las vacaciones que tenemos MUCHAS, que se nos den menos, "supuestamente trabajamos poco," "será que no nos lo merecemos o no nos lo hemos ganado", tal vez porque se tiende a comparar con aquellos por los que somos criticados y a los que yo siempre les he dicho que "el ser funcionario docente no es una cosa restringida a unos pocos, estudia una carrera, sigue estudiando unas oposiciones y apruébalas" y "¡YA ESTÁ!", así de SIMPLE ( con retintín, claro).
  • ¿Cómo no?, la envidia de cualquier trabajador, ¡un empleo estable! (siempre que hayas aprobado las oposiciones y consigas una plaza), pero con la que está cayendo, ya no se está seguro en nada ni de funcionario docente, pero ¿Cómo es posible?, pues sí señores y señoras, ¡así están las cosas!
  • ¡Ah! Se me olvidaba, con las pocas horas que tenemos a la semana, 18, mejor dicho ahora 20, ¿qué pasa?, ¿de qué nos quejamos?, si el "resto del mundo" tiene 38 o 45 horas o más. Nada peor que la ignorancia, sin ánimo de ofender a nadie para podernos criticar. Los docentes, (no todos, porque en todos los sitios y profesiones "se cuecen habas"), dedicamos bastantes más horas de las que en principio se nos atribuyen, claro eso como no se ve, no cuenta, pero tal vez la gente se cree que los exámenes se preparan y se corrigen solos, o que las tutorías no necesitan de reuniones para impartirlas e ir adaptándolas a los tiempos y cursos correspondientes?, o que los informes de tutoría, de área, individualizados de cada alumno nos lo hace un secretario/a, o que las programaciones se hacen al "tun tun" y que las clases se preparan sobre la marcha, o que todos los conflictos (absentismo, la falta de motivación, familias sin recursos económicos y con serios problemas de conciliación hay que "negociar",  se resuelven "ya").
  • Que se nos cambien las Leyes continuamente, con lo que todo ello supone, es decir cambiar prácticamente casi todo, programas, programaciones, contenidos, cuando ya estaba todo semi-estructurado.
  • Y por supuesto todos los interinos, que cuando yo lo era siempre decía que éramos los comodines de la educación, "ahora me haces falta, ahora no", ¡a paseo!, algo ASUMIDO, pero sabiendo que la OMS considera una profesión sana aquella que contempla el bienestar laboral y psicológico, el psicológico, no lo creo, ya que separa a las familias, da incertidumbre a la hora de  cuándo se me acabará el contrato, dónde me tocará, habrán plazas suficientes para el año que viene, cómo será el nuevo centro, y los compañeros, qué cursos daré,…
  • Sin agravios comparativos, nosotros los docentes, no cerramos la "tienda" cuando nos vamos a casa, los problemas se vienen detrás.

No señores/as el ser funcionario, ya no es la PANACEA que todos considerábamos.

Ahora preguntémonos:
  • ¿A QUIÉN NO LE CAUSA ESTRÉS? que le digan que dispondrá de un salario, que irá aumentando con el paso del tiempo y que resulta que no solo NO aumenta, sino que se le recorta.
  • ¿A QUIÉN NO LE CAUSA ESTRÉS? El tener que acabar las programaciones, objetivos,… si durante las clases los alumnos no respetan a los profesores, porque no hay ley EFECTIVA que nos ampare y tenemos que dedicar más tiempo a llamar la atención a los alumnos, llamar a los padres, rellenar partes y papeles de incidencias, con los que al final se van una semana o dos a casa y vuelven igual o a veces peor de lo que estaban. ¿Cómo se puede motivar así a los alumnos que SI quieren trabajar?
  • ¿A QUIÉN NO LE CAUSA ESTRÉS?, que le digan que va a tener aproximadamente "dos meses" de vacaciones pactados desde hace muchos años ( los equipos directivos uno) y que se nos esté recriminando continuamente como si estuviéramos cometiendo un delito.
  • ¿A QUIÉN NO LE CAUSA ESTRÉS?, que diciéndonos que la mejor  profesión en esta vida es ser funcionario, por lo comentado anteriormente, pero sobre todo por la ESTABILIDAD. Y que ahora te digan después de lo que cuesta llegar, porque cuesta lo suyo llegar se diga lo que se diga, que dicha estabilidad peligra y además no sabes hasta qué punto, tanto que parece ser que algunos no sabremos dónde pararemos por muy funcionarios que seamos. ¿Dónde está la gran ventaja del funcionariado docente?, señores y señoras.
  • ¿A QUIÉN NO LE CAUSA ESTRÉS? Acabar las clases o la jornada laboral diaria sea intensiva o no e irse a casa con un montón de trabajo para hacer tanto material como psicológico para el o los días siguientes y no nos quejamos ni alardeamos de ello diciéndoselo a todo el mundo, como si nos tuviéramos que justificar de algo. ¿Dónde está el "apaga y vámonos"?.
Y para llegar a un final en el que se pueda dar una conclusión o acción preventiva para evitar dicho estrés, es incidir en la retórica que he venido expresando en todo el texto, "al revés te lo digo para que me entiendas", no hacer lo que se está haciendo, bombardear a los docentes desde todos los flancos, simplemente porque acabarán con nosotros (llegará la burbuja docente), ya que con todo lo expuesto, ¿a quién le hace ilusión ser funcionario de la educación sino es solo por devoción?, ¡que levante la mano!

¿Y entonces que hay que hacer para evitar este estrés?
  •  Al menos no recortar los salarios (yo no digo subirlos ahora conforme está la situación, pero bajarlos, tampoco).
  •  Más competencias y respeto al profesorado para poder mantener la atención en las clases e intentar motivar a los alumnos. Aulas especiales para poder sacar a los alumnos y repasar mientras se imparte la clase con el resto (por supuesto requiere más profesorado, pero el beneficio es para todos). Con más alumnos por clase, los más perjudicados vamos a ser todos profesores, padres y por supuesto los alumnos.
  • Que no se engañe más a las personas convocando plazas para el funcionario docente si después estas plazas no están en ningún sitio (no a la burbuja educativa)
  • Que se garantice la estabilidad de aquellas personas que han tenido que sacar una oposición que no la regala nadie y aquellos que no tienen la oposición ganada pero que ya han trabajado, asegurarles sustituciones y/o trabajos de refuerzo en centros docentes hasta llegar a dar horarios completos, pero sin tanta incertidumbre ni movilidad.
  • Que se nos reconozca de una vez por todas que la docencia requiere un grado muy elevado de vocación y de responsabilidad, no estamos montando ordenadores para que el día de mañana con nuestras órdenes funcionen, no, estamos formando a nuestros alumnos para que nos hagan sentir orgullosos de nuestro futuro y el suyo propio y dada la importancia de dicha labor creo que se nos critica y se nos ataca más que se nos apoya, ¿por qué?
  • Creo que las acciones preventivas del estrés han cambiado pero en detrimento de dicho estrés, no han sabido adaptarse a las nuevas políticas educativas y a la situación socio-económica.
  • La intención de este escrito no es comparar con otras profesiones, sino analizar esta situación.
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