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¿Quién da el sentido a una herramienta TIC? ¿Cómo la plantea el profesor o cómo la utilizan los estudiantes?

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Carme Rovira Riera. Centro para la Calidad e Innovación Docente (CQUID) de la Universitat Pompeu Fabra (Barcelona)
A veces, un invento se usa con un fin distinto para el que se había concebido. El aplicativo ¿Dónde está?, por ejemplo, se ha inventado como localizador de móvil a móvil, para obtener la dirección y un enlace a Google maps con la localización de familiares (personas mayores, adolescentes, excursionistas….) y así mejorar la seguridad familiar y la autonomía de ciertas personas. Sin embargo, miles de usuarios han dado una nueva utilidad a la aplicación. Se geolocalizan para encontrarse. Ya no se llaman para preguntar ¿Dónde estás?. Mandan un SMS y reciben un mapa de dónde está.

Este ejemplo nos sirve para plantearnos, como profesores, si puede suceder lo mismo en nuestra asignatura; que inventemos un uso para una herramienta TIC pero que nuestros estudiantes no lo interpreten de la misma manera. El hecho que  profesor y estudiante dé el mismo sentido a una herramienta es una de las claves para que coincidan las valoraciones que de esta podamos hacer y lo que pretendemos en este artículo, es concretar dos ideas que lo pueden provocar: el diseño de la propuesta y la perspectiva del estudiante ante los cambios. Proponemos como resultado, la posibilitación de alternativas.

Cuando planteamos a los estudiantes una nueva herramienta, para trabajar tanto en el aula presencial como en el aula online, hay distintos interrogantes, que provienen del diseño de la propuesta, que deberemos haber resuelto:

- ¿Qué objetivos pretendo conseguir?
- ¿Por qué quiero que los estudiantes utilicen esta herramienta en concreto y no otra?
- ¿De que manera se la presento?
- ¿Cómo evalúo si el uso de la herramienta ha aportado valor a la actividad?

Si nos planteamos una serie de preguntas del estilo de las anteriores, sobre el diseño de la herramienta en el contexto de una asignatura y en concreto de una actividad, y las podemos resolver, seremos capaces de concretar lo que pretendemos tanto en el proceso como en el producto y facilitar de esta manera que los estudiantes así lo interpreten. Un ejemplo, si abrimos un foro online y lo contextualizamos en el si de una asignatura, lo presentamos tanto como herramienta en si que es, como el uso que tendrá en la vida de nuestra aula y lo dinamizamos, las interpretaciones sobre para que sirve participar en ese foro serán coincidentes, mayoritariamente, tanto por el profesor como para el estudiante.




Si en cambio, planteamos una wiki en el aula online, pero no justificamos que ventajas tiene trabajar con esta herramienta, el estudiante siente que no le aporta valor a una conversación presencial de trabajo en equipo y seguro, mayoritariamente, que lo que pretende el profesor al plantear una wiki, con lo que interpreta el estudiante, es distinto.




Para formular las preguntas correctas, ante el reto de plantear una nueva herramienta y trabajar en la línea de lo que pretendo conseguir como profesor que soy y lo qué le puede aportar esta herramienta al estudiante, hay una serie de elementos básicos en el diseño de una asignatura, de un curso, que debemos estructurar:

Los objetivos, los contenidos, los participantes, el tiempo, la metodología, las actividades de aprendizaje y la evaluación.

La combinación de estos elementos de diseño, según el marco de nuestra asignatura, nos va a ofrecer un mapa general de nuestra planificación. A partir de este punto, podremos valorar que es lo que queremos mejorar, potenciar o adquirir y por lo tanto, que papel le damos a la herramienta TIC que incorporamos. Proponemos trabajar, partiendo que sabemos que participantes tenemos (profesores y estudiantes) y que metodología utilizaremos, con una tabla del estilo:

Objetivos Contenidos Actividades Tiempos Evaluación
         

Podremos ver si se repiten el tipo de actividades, si podemos trabajar con una misma herramienta con dos actividades y así relacionarlas y hacer una más completa, si los tiempos encajan con los objetivos….. y reformular según nuestras expectativas, creatividad y posibilidades. El orden de las columnas puede ser distinto y empezar por las actividades (cada actividad necesita de la descripción de la tarea y de los recursos o herramientas que la definen).

En paralelo a estos elementos de diseño, es fundamental trabajar teniendo en cuenta la perspectiva del estudiante ante los cambios. Hay tres premisas que comprometen nuestras propuestas y que, según Francesc Padró1, son: introducir herramientas en las que el  estudiante se sienta implicado, que le permitan ser más productivos y que le faciliten su tarea. "los estudiantes no buscan fuegos artificiales, sino que se les ayude a aprender más y mejor, con el mismo esfuerzo y las mismas certezas."

En esta línea, cuando nos planteamos utilizar una herramienta TIC en el aula, debemos valorar el tiempo que el estudiante va a dedicar a conocerla  instrumentalmente (y si le podemos ofrecer tutoriales, guías, que le faciliten el proceso) y valorar también si la herramienta que le ofrecemos le puede aportar valor mas allá de nuestra asignatura, por lo que en este caso, priorizaríamos esta herramienta a otra que tuviera una funcionalidad mas puntual.

Llegados a este punto, podemos plantearnos la posibilitación de alternativas, es decir, si partimos de un buen diseño de la propuesta y por lo tanto, todas las partes entienden que actividad y que producto se espera resulte y valoramos como decisiva la perspectiva del estudiante a la hora de introducir cambios en el aula, podremos proponer herramientas para trabajar las actividades pero que sean los estudiantes los que decidan las herramientas en las que presenta sus productos. En este punto, vemos que o por costumbre o por la seguridad de utilizar las mismas herramientas repetidamente, muchas veces no nos planteamos nuevas posibilidades. Preguntamos a profesores y estudiantes de distintas centros de la UPF, si en el momento de hacer una presentación de un informe de resultados, de unas conclusiones, de una idea, se sobreentendía que el formato era el Power Point: el 47% del profesorado que respondió a esta pregunta respondió que si. El 61% de los estudiantes también respondió afirmativamente. Si los estudiantes ya han trabajado con la herramienta TIC que nosotros hemos planteado, porque no abrir la posibilidad a que presenten un video como resultado? Un storyboard en formato comic?, un juego en el que se resuelva la hipótesis del trabajo? Un blog? Un Pecha-kucha?

¿Qué conseguimos? Profesor y estudiante interpretan de igual manera la actividad, pero cada estudiante la expresa de su particular manera. Conseguimos descubrir nuevas maneras de presentar, las herramientas que les interesa y que nosotros podemos plantearnos usar. Conseguimos que los estudiantes consigan ideas de sus colegas.


¡Suena bien! ¿lo plantea el profesor o lo utiliza el estudiante?

Nota al pie:

1.- "Entre el conservadurismo y el mesianismo; ¿la tecnología cambia realmente lo que los estudiantes esperan de la educación suprior?" en http://issuu.com/uocuniversitat/docs/walk_in_7
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