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La adopción del enfoque constructivista para evitar el fracaso escolar
Artículo de opinión
De igual forma ocurre con el fracaso escolar, este fracaso no es sólo un fracaso del estudiante sino que, también, es un fracaso del sistema educativo, de la familia y del docente y sus prácticas, dado que estos agentes no han podido ofrecer una respuesta eficaz que evite tal situación.
Los siguientes párrafos se centrarán en dar a conocer la implicación que tiene la práctica docente en prevenir un indicador claro del fracaso como es la repetición de curso, por no poder alcanzar los mínimos exigibles para promocionar. Se pretende dar líneas de actuación para prevenir el desenganche de los estudiantes a la educación, a través de pautas procedentes del enfoque constructivista.
Siguiendo el enfoque constructivista (Coll, 2010), la construcción del conocimiento escolar es una tarea que recae en el alumno, convirtiendo al docente en un mediador entre el destinatario de la acción educativa –los alumnos- y los conocimientos que pretende que aprendan. Sin embargo para que se logre un aprendizaje eficaz, el docente debe tener en cuenta que las experiencias educativas formales están condicionadas no sólo por el desarrollo cognitivo de sus estudiantes, sino también, por los conocimientos previos e informales, así como por intereses, motivaciones, actitudes y expectativas que ha construido en el transcurso de sus experiencias previas de aprendizaje, tanto escolares como no escolares. De tal forma que es necesario que establezca una diferencia entre lo que el alumno es capaz de hacer y de aprender por sí mismo y lo que el alumno es capaz de hacer y aprender con la ayuda de otras personas. Por tanto la tarea del docente debe ser una ayuda constante, sostenida y ajustada a las características peculiares del alumno en su proceso de aprendizaje.
Por otra parte el propio contenido del aprendizaje debe ser significativo, tanto desde un punto de vista lógico y psicológico, dado que este nuevo contenido debe ser comprensible y estar estructurado para que el alumno se apropie o haga suya la nueva información. Así sólo cuando el estudiante da un sentido a los nuevos contenidos, es cuando realmente aumenta los componentes motivacionales, emocionales relacionados con el acto de aprendizaje. En este proceso de dotar al aprendizaje escolar de significatividad, cobra un especial interés la funcionalidad, es decir, enseñar los contenidos en un contexto de aplicación a situaciones reales de la vida.
Al mismo tiempo que construye significados y atribuye sentido a los contenidos escolares, el alumno aprende a situarse ante el conocimiento escolar, es decir, va construyendo una imagen de sí mismo como aprendiz, de su capacidad de aprendizaje y de sus recursos y limitaciones. En otras palabras va construyendo su autoconcepto académico, el cual es un condicionante y una consecuencia del éxito o fracaso académico.
En este contexto de construcción de significados el docente puede encontrar un aliado en el uso de las NTIC (Nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación) dado que, entre sus ventajas, constituyen una excelente herramienta para los docentes, ya que les permite organizar los contenidos de una forma planificada y sistemática, como por ejemplo en entornos como moodle, exelearning, wikis, blogs etc; y para los alumnos el uso de las NTIC supone el aprendizaje en entorno novedoso y estimulantes.
Por tanto el éxito o fracaso escolar a nivel institucional está mediado por la labor del docente, el cual se sitúa en un plano intermedio ente la actividad mental constructiva de sus alumnos y el conocimiento que determina una materia. De ahí que la figura del docente se vuelva fundamental, porque son sus prácticas las que pueden lograr el ajuste del alumnado a los objetivos de cada etapa educativa y, consecuentemente, evitar el fracaso a través de una atención a la diversidad de su alumnado, partiendo de los conocimientos previos, estructurando los nuevos contenidos para facilitar su aprendizaje, haciendo uso de las NTIC, mostrando la aplicabilidad de los contenidos impartidos y, en definitiva, creando entornos académicos estimulantes que eviten un fracaso y un desenganche escolar.
Referencias bibliográficas:
Coll, C. (2010). Constructivismo y educación: la concepción constructivista de la enseñanza y del aprendizaje. In C. C., P. J. & M. A. (Eds.), Desarrollo Psicológico y Educación. Psicología de la educación escolar (Vol. 2. Psicología de la educación escolar, pp. 157-185). Madrid: Alianza Editorial.
OCDE. (2006). PISA 2006. Marco de la evaluación. Conocimiento y habilidades en Ciencias, Matemáticas y Lectura. París: OCDE.
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