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Responsabilidad social en y desde la formación

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Montserrat Cusachs Fontbona. Proyectos de Responsabilidad Social de Institut Municipal de Promoció Econòmica del Ajuntament de Mataró (Barcelona)
El Instituto Municipal de Promoción Económica de Mataró (IMPEM) es pionero en materia de Responsabilidad Social (RS) en la administración pública local dentro del territorio catalán y lo afirmamos sin titubear porque apostamos por y para la RS en el año 2004 y desde entonces que estamos en ello, sin prisa pero sin pausa.

Empezamos con acciones más allá de nuestra entidad orientadas hacia las micro-empresas y las pyme: sensibilización, acompañamiento para implementar acciones de RS a través de coaching externo especializado y la difusión de todas las actividades que llevamos a cabo como broche a una gestión responsable y con finalidad pedagógica además de colaborar con información objetiva para crear criterio de consumo responsable.

Pronto vimos que no se trataba de pedir a la empresa que fuera responsable sino que teníamos que dar ejemplo también y dentro de nuestra entidad hemos elaborado un Plan de Igualdad, el Código Ético, tenemos medidas de conciliación de la vida personal, familiar y laboral que van más allá del convenio colectivo, hemos constituido la Xarxa de Responsabilitat Social de Mataró y formamos parte, desde hace un año, de la Red Retos para trabajar conjuntamente hacia el concepto de los territorios responsables a nivel nacional.

La apuesta por la RS ha sido constante en nuestra institución independientemente de los resultados electorales, se ha apostado por ella porque trabajar en el territorio hace que te comprometas con él y la RS es compromiso.

Diría que la apuesta técnica por la RS ha sido clara, abierta y con ciertas dosis de terquedad que han hecho que el proyecto haya tenido continuidad.

Desde nuestra entidad ofrecemos formación para el tejido empresarial vinculada con la RS, cursos de gestión de la diversidad, de resolución alternativa de conflictos, igualdad, cooperación…esta formación se dirige a las empresas que ya están constituidas pero la RS debe engendrarse al mismo tiempo que la empresa.

Las personas emprendedoras, que son las futuras empresas, deben tener una formación a nivel ético de los negocios, una formación de las estrategias responsables que una empresa debe utilizar para crecer en un territorio.

De la misma manera las personas como ciudadanas y trabajadoras de las empresas deben recibir dicha formación e información porque la RS se construye entre todos y todas y la empresa la constituye tanto la gerencia como el personal. Y éstas están también en las aulas.

La empresa se crea para ganar dinero con ella, una empresa tiene como objetivo obtener beneficios de sus inversiones pero ¿a cualquier precio? La mala gestión nos lleva a empresas enfermas que tienen los días contados y esta situación no interesa ni al propio empresariado ni al territorio en el que están ubicadas.

La empresa ejerce una influencia en el entorno: en las personas, entre clientela y organizaciones proveedoras, en las personas consumidoras, en el medio ambiente…y el mismo territorio sobre ellas. La opción de win-win es la que asegura que el tejido empresarial y el territorio salgan ganando a través de una gestión respetuosa y una relación de esta naturaleza sólo es posible desde la óptica de la RS.

Es obvio, a estas alturas de la exposición, pensar que el papel del tejido empresarial y la administración pública es fundamental.

Y digo el tejido empresarial entendido como las empresas ya constituidas pero también me refiero a las personas que pueden ser empresarias potenciales a las que se debe difundir esta filosofía de gestión y ahí es dónde la universidad, la formación reglada y no reglada, la escuela incluso tiene un papel de difusora, de informadora, formadora y motivadora.

Pensar la empresa desde la RS es la manera de asegurar riqueza en el lugar dónde la organización se instala.

La manera como ganamos el dinero es una información que la ciudadanía exige cada vez con más fuerza, no se trata de consumir solamente sino que este consumo tenga un valor añadido y ese valor lo da la gestión que diferencia una empresa de las demás. Empresas con proyectos sociales, con respeto a la conciliación de la vida personal, familiar y laboral de las personas (y por este orden), con una exigencia de calidad ética para con sus entidades proveedoras, con una gestión transparente, capaces de colaborar con otras empresas para ofrecer mejores servicios, que apuesten por el producto local…son las que pueden ser más competitivas en un mercado globalizado.

La gestión responsable pone en valor y cuantifica esos intangibles que pueden suponer un coste real o un beneficio.

Una mala gestión en el medio ambiente tiene un precio no sólo para la empresa sino para el lugar dónde está ubicada. La mala gestión de los recursos humanos supone también un gasto que se traduce en absentismo, bajas o enfermedades laborales, para citar algunos casos, que tienen un coste para la empresa dado que la productividad baja irremediablemente…y así podríamos ir enumerando ejemplos que puestos en la cuenta de resultados son números rojos.

En resumen, ser empresario o empresaria va más allá de tener una idea de negocio y llevarla a la práctica. Supone un compromiso social también y un proyecto de crecimiento en y con el lugar en el que la empresa se instala porque sólo con una gestión desde la ética podemos construir un territorio con una buena calidad de vida para las personas que viven en él y ¿tal objetivo no es deseado por igual por la administración pública y por la misma empresa?

Ya sabemos dónde queremos llegar, el camino para ello pasa por la formación sin duda.
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