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Necesidades educativas especiales y orientación

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Sara Herranz. Pedagoga Terapéutica del Colegio Público Sarriguren (Navarra)
Las personas con necesidades educativas especiales (N.E.E.) están inmersas en el panorama educativo español desde la década de los 60. A lo largo de estos años el tratamiento que se le ha dado a este tipo de alumnado ha sido muy variado y ha ido evolucionando, de manera paralela, a medida que lo hacía la propia sociedad.

Se partió de un modelo médico y se creía en la institucionalización especializada de las personas deficientes, lo que dio lugar a un enfoque asistencial en centros específicos alejados de la sociedad.

A partir de la década de los 60 y, especialmente, a raíz del Informe Warnock (Reino Unido, 1978), se pasó a un modelo pedagógico con la premisa de la normalización como estandarte. De esta manera se inició un proceso por el cual se buscaba el desarrollo personal y educativo de las personas con deficiencias.

En la actualidad, se ha dado un paso más allá; no sólo se busca la normalización e integración de estas personas sino también su inclusión en el sistema educativo y en la sociedad. El modelo educativo que genera esta concepción es un modelo curricular que se adapta al alumno y no al contrario. De esta manera, no sólo basta con integrar a los/as  alumnos/as en las escuelas ordinarias sino que deben poder ser partícipes en la vida escolar y social del centro educativo en el que estén inmersos.

El concepto de inclusión se fraguó en el Foro Internacional de la UNESCO (Tailandia, 1990) y se terminó de concretar en la Conferencia Mundial de la UNESCO, en la Declaración de Salamanca (España,1994). Basándose en este concepto se creó el modelo  psicopedagógico que impera en el mundo educativo actual. Se cree en un modelo de escuela la cual tiene el principio de heterogeneidad como pilar. Es un enfoque abierto a la diversidad y lo suficientemente flexible como para ofrecer la respuesta educativa más ajustada a cada individuo (personalización de la enseñanza).

Para hacer realidad esta idea se deben regular con cautela los aspectos relativos a la ordenación, planificación de recursos materiales y personales, la organización de la atención del alumnado con N.E.E., así como la orientación educativa y laboral de este tipo de alumnado.

En lo referente a este último apartado, se debe tener presente la efectividad de las medidas a llevar a cabo, así como su carácter práctico. Hoy en día, el mercado laboral varía a velocidad de vértigo y la formación y las profesiones en auge en determinado momento, pueden no seguir estándolo en unos pocos años. Por ello, desde el servicio de orientación escolar se ha de ir un paso más allá, siendo capaces de prever qué campos laborales serán los que puedan dar cabida a nuestro alumnado en el momento de dejar la escolarización para integrarse en el mundo laboral. De este modo la escuela podrá prepararles y dirigirles hacia esas opciones académicas y/o laborales.

A la hora de orientar a nuestro alumnado también debemos tener en cuenta sus gustos, aficiones, posibilidades, aptitudes, capacidades… y no centrar nuestra atención en sus incapacidades o déficits. Es decir, debemos centrarnos en qué es lo que puede hacer y en cómo encajan sus posibilidades en el mercado laboral u académico actual o en un futuro cercano.

En esta misma línea, el proceso de enseñanza-aprendizaje del alumnado con N.E.E. debe estar dirigido a lograr el máximo nivel posible de desarrollo académico; sin olvidar también que, a la vez, deberemos formar ciudadanos críticos y competentes para la realidad en la que se deben desenvolver.

En este contexto en el que tratamos la preparación para su inmersión en el mundo laboral debemos tener en cuenta que nuestro alumnado puede beneficiarse de leyes y regulación de carácter discriminatorio (positivamente) que pueden facilitar su acceso a diversos puestos de trabajo. No se debe olvidar, por tanto, la necesidad de dar a conocer  estas posibilidades que el mercado laboral les brinda para ser más competitivos.

Como conclusión a este artículo me gustaría destacar la necesidad de que la orientación de los/as alumnos/as con N.E.E. vaya ligada a la sociedad actual, tal y como lo ha hecho históricamente la educación. Dicho de otro modo, esta orientación debe ir paralela al mundo que nos rodea y en el que deben estar completamente inmersos para que puedan ser ciudadanos partícipes de sus propias vidas y agentes activos de la sociedad. Para ello, deben conocer perfectamente cuál es la realidad actual de nuestro mundo y debemos capacitarles y darles herramientas válidas para ese desempeño.
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