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¡Bachillerato y Formación Profesional? ¡Empleabilidad!

Editorial

La Unión Europea y su apuesta por las competencias deberían minimizar esta dicotomía que el Ministro Gabilondo quiere superar. Los estudios de Bachillerato y de Formación Profesional incorporan ya en sus planes de estudio una formación mucho más práctica –los procedimientos- que complementa la base teórica, igualmente necesaria, sustentada en la tradicional acumulación de conceptos. Asimismo, el reconocimiento del trabajo de investigación y de las prácticas como método eficiente de aprendizaje consolida el modelo más terrenal.


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Enric Renau. Editor
"La FP y el Bachillerato no tienen caminos ni objetivos distintos", ha dicho el Ministro de Educación Ángel Gabilondo, para quien "la FP no puede ser el camino hacia la profesionalidad y la Universidad el de la erudición; ambos son caminos que deben llevar a la empleabilidad."

Esta afirmación del Ministro me parece relevante. La primera consecuencia de ello es la supresión de dos vías diferenciadas para acceder a la Universidad, la eliminación de cupos para la FP o el Bachillerato.

Seguramente ya no es necesario primar la Formación Profesional por que en los últimos años se ha producido un incremento de interés en este tipo de itinerario formativo gracias, probablemente, a la mejora de su imagen como un tipo de educación más concreta, más práctica.

La Unión Europea y su apuesta por las competencias deberían minimizar esta dicotomía que el Ministro quiere superar. Los estudios de Bachillerato y de Formación Profesional incorporan ya en sus planes de estudio una formación mucho más práctica –los procedimientos- que complementa la base teórica, igualmente necesaria, sustentada en la tradicional acumulación de conceptos. Asimismo el reconocimiento del trabajo de investigación y de las prácticas como método eficiente de aprendizaje consolida un modelo más terrenal.

Crece la importancia del saber hacer y del aprender a aprender.

La Universidad recibirá al alumnado que tenga las capacidades -y posibilidades económicas- de seguir especializándose en unas áreas de conocimiento específicas. Unos alumnos que no sólo deberán valorar su facilidad con una u otra materia, y sus intereses personales, sino también que deberán conocer mejor lo que implica la profesión o al menos la actividad ocupacional que conlleva cada especialidad. Unos estudiantes mejor orientados académicamente y profesionalmente.

Sea desde el Bachillerato, sea desde la Formación Profesional, las universidades deberán realizar unas pruebas de acceso acordes con un paradigma renovado, que mida más las competencias que no la memoria del alumnado. Lo importante no debería ser de donde vienen sino hacia dónde y cómo se han preparado para ir.

Y, por cierto, una vez dentro de las aulas universitarias, ídem. Más cerca de las necesidades de la sociedad y de las empresas. Más preparación para la empleabilidad. Espero que la universidad milenaria sepa cambiar de actitud, pues hasta ahora, no lo ha hecho. Las pruebas específicas por centro, quizás podrán ayudar.

Ello no tiene ser obstáculo para tener una Universidad científica para quien elija esta opción. La diferenciación de los grados, los postgrados y los doctorados visualizará el papel de cada itinerario. Espero.

Enric Renau
Editor

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