A principios de 2010 publicamos un monográfico sobre TIC y Educación en el que planteábamos la idoneidad del Plan Escuela 2.0. y la importancia del profesorado en su aplicación. Quizás era demasiado pronto para hacer balance, por eso, ahora que ya ha terminado el curso 2009/2010 y estamos a punto de entrar en 2011, es el momento adecuado para conocer la situación real de la implantación de las TIC en el aula.El Plan Escuela 2.0.: aplicación y retos de futuro
Este mes de septiembre se cumplió un año desde la puesta en marcha del Plan Escuela 2.0., promovido por el Ministerio de Educación y cuya finalidad es dotar a las aulas de entre quinto de primaria y segundo de la E.S.O con pizarras digitales y conexión a Internet. Además, cada alumno dispone de un ordenador personal, que utiliza como herramienta de trabajo en clase y en casa.
Esta es la teoría, en la práctica existen evidentes diferencias entre comunidades autónomas y dificultades en su aplicación. En Catalunya y Andalucía se empezó la aplicación del Plan de manera rápida en escuelas que funcionaron con proyectos piloto; este será el segundo curso en el que se doten de ordenadores portátiles y pizarras digitales al alumnado. En Extremadura, ya hace 8 años que se realiza una experiencia similar.
En Galicia, Cantabria o Canarias, por ejemplo, la tardanza de los concursos públicos hizo que sea en este curso 2010/2011 cuando se empiecen a aplicar las experiencias piloto y en Madrid y la Comunidad Valenciana se resisten a poner en marcha la iniciativa tal y como ha sido diseñada por el Ministerio de Educación.
En general, la experiencia ha sido positiva, aunque para que se logre llevar a cabo el Plan Escuela 2.0. con éxito, los expertos señalan que es necesaria una gran implicación de todos los actores: administración, centros, profesorado, alumnado y también, las familias. Sin olvidar la inversión en infraestructuras y material.
Durante este tiempo de aplicación ya pueden extraerse algunas conclusiones. Una de las más importantes es que la progresiva introducción de las TIC en el contexto educativo supone una redefinición de las funciones docentes y del proceso de enseñanza aprendizaje. Y no sólo eso, también afecta a la organización del centro y sus recursos, la dinámica del aula, la comunicación con la comunidad educativa y la relación con las familias, el rol del alumnado en clase, la innovación en las metodologías didácticas, etc.
En este sentido, según Miquel Àngel Prats, director del Centro de Tecnologías Ituarte (CETEI) de la Fundació Joan XXIII, durante el Summit ITworldEdu celebrado en Barcelona en octubre, se puso de manifiesto que las nuevas herramientas tecnológicas pensadas para la educación han de permitir al docente adaptarse a un nuevo modelo educativo basado en la autonomía del alumno.
Las buenas prácticas realizadas hasta ahora son aquellas que permiten que el alumnado pueda construir, comunicar, conectar, colaborar y compartir socialmente el conocimiento, dada la elevada pericia instrumental de las herramientas tecnológicas y el alto nivel de motivación que tienen. Aunque es necesario documentar y evaluar todas aquellas experiencias que se van haciendo mediante protocolos de observación.
En cuanto a las infraestructuras, se ha detectado una insistente preocupación por tener los aspectos tecnológicos resueltos. Los docentes consideran que todavía existen molestias que provienen de las infraestructuras y que es necesario resolver para poder utilizar la tecnología.
En este aspecto coincide Emilio Silva, profesor de formación y orientación laboral en el IES Ferrolterra, quien reconoce que los equipos aún no han llegado a los centros o si lo han hecho falta ponerlos en marcha, los profesionales todavía están faltos de formación -y muchos de la más mínima motivación para emprender el camino- y los centros un tanto desbordados por los acontecimientos.
Así pues, aunque la introducción de las TIC en el aula es una necesidad que se valora positivamente, queda un largo camino por recorrer.
Las TIC y la prevención del fracaso escolar
La reducción del fracaso escolar es una de las finalidades en las que centran sus esfuerzos la administración educativa, los profesionales de la educación, las familias… se trata de un tema candente y las TIC se han convertido en la herramienta en la que se depositan gran parte de las expectativas en este sentido. Pero, ¿pueden las TIC contribuir a reducir el fracaso escolar?
Para Jordi Adell, profesor en el Departamento de Educación de la Universitat Jaume I (UJI) el fracaso escolar es un tema complejo y nadie en su sano juicio puede creer que sin otra medida, repartiendo portátiles a los niños, ocurrirá un milagro. Creer que las TIC son la única solución es iluso, pero –afirma- olvidarlas acrecentará aún más la distancia entre la sociedad, la economía, los hogares, etc. y las escuelas y deslegitimará más si cabe las instituciones educativas.
De hecho, Pere Marqués, director del Grup d'Investigació "Didàctica i Multimèdia" (DIM-UAB), reconoce que no hay ningún estudio generalizable (excepto experiencias concretas realizadas en entornos muy limitados) que demuestre que existen mejoras en el rendimiento académico si se utilizan las TIC en el aula.
Aún así, los expertos señalan que está comprobado que las TIC favorecen que el alumnado esté más motivado, participe más y entienda más la información. Y no sólo eso, el uso de las TIC no se limita a las competencias tecnológicas: el alumnado debe interiorizar unos criterios para manejar el volumen de información que existe en Internet y el profesorado debe ser consciente de la importancia de las TIC como elemento fundamental en la sociedad del siglo XXI.
Por eso, aunque algunos de los autores coinciden en afirmar que antes deberían solucionarse otros aspectos educativos (recursos materiales y humanos, por ejemplo) la aplicación del Plan Escuela 2.0. puede generar cambios y favorecer la creación de metodologías innovadoras que permitan un mayor rendimiento académico.
Como hemos dicho, a pesar de la valoración positiva que supone la introducción de las nuevas tecnologías en el aula, se trata de un proyecto en proceso de cambio, adaptación y modificación. Quedan muchos aspectos por corregir y revisar, muchos prejuicios que vencer y necesidades que cubrir (formación docente, infraestructura, materiales…).
