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Prevenir el fracaso escolar devolviendo la palabra al profesor

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Javier López Recio. Asesor de Comunicación de Educa-System
Según las estadísticas publicadas en los últimos años España ha seguido descendiendo por la poco honrosa pendiente del fracaso escolar, situándose cada vez más lejos de sus vecinos europeos. Mientras la situación se agrava políticos, sociedad civil, padres y profesionales de la educación debaten y se acusan mutuamente de ser los culpables de un mal al que por más que le dan vueltas no le encuentran solución.

Obviamente, no es un tema sencillo y por lo tanto evidente, pero quizás fijar la mirada hacia afuera nos ayude a comprender mejor esa compleja realidad. Si España cuenta con un 30% de abandono escolar mientras la media europea está en un 15% es que quizás el resto de Europa, aún pudiendo mejorar sustancialmente su estadística, estará haciéndolo mejor.

Y en esa mirada hacia afuera deberíamos observar entre todos esos países al que puede presumir de poseer el menor índice de fracaso escolar, Finlandia, para estudiar su método. Si lo estudiamos detenidamente podremos, a priori, resumir las diferencias entre su sistema y el resto en dos: una mayor inversión pública y una mayor consideración del profesor como profesional. La segunda es consecuencia de la primera ya que una mayor inversión supone obtener un menor ratio profesor alumno (una atención más personalizada y adaptable al ritmo de cada alumno) y una mayor remuneración de sus profesionales de la educación. A su vez estas tienen su contrapartida en una mayor exigencia al profesional, al que se piden más años de estudio (6) y más completos (con una carga sustancial de contenido pedagógico); y una recompensa: un enorme reconocimiento social, hasta el punto de considerarse un privilegio que se concede exclusivamente a los universitarios con mejor cualificación y actitud.

Pero como decíamos, estas son las conclusiones a las que puede llegarse a priori. Sin embargo, si nos vamos al fondo de la cuestión lo que de verdad hace diferente al sistema finlandés es que ha puesto en el centro al profesor. Por eso se le forma más, se le exige más, se le paga más y sobre todo, se le reconoce mejor. El profesor recupera así su "autoritas", la autoridad bien entendida, no conseguida a través de la imposición, sino del reconocimiento por su capacidad para comunicar, formar y capacitar al alumno. ¿Cuál es si no el origen y significado de la palabra maestro?

Por lo tanto la clave de su éxito ha sido devolver la palabra, la dignidad y el protagonismo al profesional de la Educación además de dotarle de mayores y mejores medios para atender las necesidades particulares de cada alumno. Pueden preguntarse ahora por qué ponemos acento en esto desde una empresa educativa; obviamente porque hacemos nuestros esos mismos principios y son los que hacen del nuestro un servicio tan efectivo y útil a nuestros alumnos.

Y aunque algunos piensen lo contrario no nos beneficia especialmente el fracaso escolar ya que nuestro objetivo no es solo ayudar al alumno rezagado sino servir de apoyo al desarrollo formativo e intelectual de cada uno de nuestros alumnos para mejorar sus aptitudes, su capacidad para interpretar datos pero también realidades y colaborar así en su mejor integración en un mundo cada día más complejo. ¿De verdad creen que las clases particulares sirven sólo para aprobar? ¿O que el sistema finlandés es mejor solo porque sus alumnos repiten menos? Para nosotros es evidente que no y que eso es lo que marca la diferencia entre el éxito y el fracaso escolar.

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