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Formación, innovación e internacionalización para combatir el paro

Editorial

La receta para combatir el paro tiene tres ingredientes principales: la formación, la innovación y la internacionalización. Sin empresas y personas abiertas al mundo, que hablen idiomas de forma fluida y con predisposición a la movilidad internacional, sin una voluntad de formación permanente, el único futuro que nos queda es el de la queja y el subsidio.


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Enric Renau. Editor
El paro es el indicador más preocupante de la situación económica. El Estado y sus administraciones se gastan la mayor parte de su presupuesto en pagar subsidios. El paro, además que rebaja el consumo particular y la confianza en el futuro.

En los países desarrollados (OCDE) las cosas van algo mejor, pero sin exagerar. 8,5% de la población desempleada y un elevado endeudamiento de las administraciones, de las empresas y de los particulares. En cambio, en el resto del mundo se prevé un crecimiento superior al 3,5% llegando a dos dígitos en países como la China, la India o Brasil donde, además, la población es más joven y más numerosa.

Podemos engañarnos o suponer que mediante medidas gubernamentales vamos a solucionar nuestro problema, pero la cruda realidad es que el mundo ya no gira alrededor de Europa y de sus gobiernos. Nuestro envejecimiento demográfico y relajamiento productivo ha estallado en nuestra cara sin una fácil solución de choque.

Angel Gurría, secretario general de la influyente OCDE ha señalado que Europa tiene que hacer importantes cambios estructurales y que no serán fáciles de implementar sin sacrificios.

El primer cambio es la apuesta real por la innovación. La innovación es una herramienta de política multifuncional que, bien aplicada, aumenta la productividad, el empleo, el crecimiento económico y el progreso social. Los gobiernos necesitan empezar a ver la innovación como un factor capaz de trasformar la investigación y el desarrollo favoreciendo una mayor productividad y crecimiento; más y mejores empleos, más y mejores servicios públicos, empresas, bienestar social, energías renovables y tecnologías verdes.

El segundo cambio pasa por la internacionalización de las empresas y de la actitud y comportamiento de los trabajadores. Debemos ser capaces de hablar distintas lenguas aparte de la propia, desplazarnos cuando haga falta y tener mentalidad de comprar y vender donde sea.

El tercer y último pasa por la formación. Una empresa no puede innovar si no tiene un equipo de personas preparadas y un grupo humano dispuesto a replantearse continuamente los productos y servicios que presta y los procesos de producción de los mismos. Necesita personas formadas con una buena actitud hacia la innovación y la investigación. Necesita personas formadas que hablen y comprendan idiomas y sepan situarse en la mentalidad de su cliente o proveedor de otro país.

Enric Renau
Editor


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