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¿Pueden las tecnologías de la información y la comunicación transformar los procesos educativos?

Artículo de opinión

  • 21/06/2010

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Hernán Alfredo Díaz. Director de Comunicación de la Fundación de Educación para la Salud (FUNDADEPS) (Madrid)
Las reflexiones sobre la influencia de las nuevas tecnologías en general y de las redes sociales en particular en los procesos de enseñanza – aprendizaje suelen terminar en dos posiciones bien diferenciadas y extremas. Por un lado, están quienes se muestran abiertamente favorables a las nuevas posibilidades que ofrecen los desarrollos tecnológicos ven en la formación online una nueva forma de democratización, toda vez que permite poner los conocimientos a disposición de más personas sin límites de tiempo ni espacio, y reclaman una adaptación inevitable y a la vez indispensable a los nuevos tiempos que nos tocan vivir en esta sociedad de la información y la comunicación. En el otro extremo, quienes se muestran abiertamente críticos con el imparable avance de las nuevas tecnologías, se quejan de que con esta nueva realidad pierden peso los conocimientos en detrimento de aspectos instrumentales o estéticos relacionados con esas tecnologías, y reclaman recuperar el aporte humano de los participantes en el proceso educativo propio de la educación presencial.

¿Puede la reflexión llevarnos a un punto de equilibrio, en el que reconozcamos los aportes pero también las limitaciones de la utilización de las redes sociales y la web 2.0 en los procesos educativos? ¿Cuál sería ese punto intermedio? ¿Qué aspectos podemos rescatar como positivos y enriquecedores y cuáles debemos abordar con precauciones? Intentemos profundizar en estas preguntas.

Empecemos por un elemento fundamental en este análisis: no negar la evidencia de los cambios sociales. Recientemente participé en un curso de formación de docentes en Educación para la Salud. Al preguntar a los participantes si en sus centros educativos estaban las nuevas tecnologías, la mayoría respondió que sí, que había ordenadores, que tenían Internet, que los docentes habían hecho cursos para formarse mejor en el uso de software… Ninguno de los docentes presentes en el curso, ninguno, hizo referencia a que las nuevas tecnologías de la información y la comunicación están presentes, fundamentalmente, en unos alumnos y alumnas para quienes esas tecnologías son muy reales y omnipresentes. Los alumnos y alumnas de hoy ya no son los mismos de antes y eso requiere un cambio profundo en nuestra forma de abordar los procesos educativos y, en concreto, demanda la utilización de nuevos recursos y escenarios. Si estamos ante sujetos del aprendizaje que tienen un contacto cada vez más frecuente, directo y hasta utilitario con las nuevas tecnologías, ¿por qué no utilizarlas en los procesos educativos? Dicho esto, no se puede partir de la idea de que las nuevas tecnologías son simplemente un cambio de soporte -del aula real al aula virtual-, sino que deben analizarse las oportunidades que ofrece y adaptar los contenidos y recursos.

Otro elemento que suele aparecer como argumento a favor de la utilización de las nuevas tecnologías en los procesos educativos es su carácter "democratizador", por el hecho de que permite derribar barreras geográficas y temporales, poniendo a disposición de todo el mundo –literalmente- grandes cantidades de información. Ciertamente, la posibilidad de crear un aula virtual en la que personas de múltiples lugares puedan compartir un espacio educativo abre nuevos mundos. Recientemente, desde la Fundación de Educación para la Salud comprobamos que esto es así al poner en marcha en conjunto con Fundación MAPFRE el curso online sobre "Competencias en Nutrición y Dietética en el Manejo de Pacientes"; un curso que en dos ediciones presenciales realizadas en Madrid había formado a 70 alumnos y que en su primera edición virtual alcanzó más de 80 alumnos rápidamente y hubo que dejar abierta una lista de espera para próximas ediciones.

Quizás el elemento en el que más énfasis se pone al hablar de la web 2.0 y las redes sociales es el referido a las posibilidades de participación que ofrece. Suele decirse que se está pasando de un modelo de comunicación unidireccional a otro bidireccional, en el que ya no hay una única instancia emisora de conocimiento sino que ese conocimiento se construye desde ambos lados. ¿Es tan así? ¿Pueden las nuevas tecnologías obrar el "milagro" de convertir a alumnos y alumnos generalmente poco participativos en las clases presenciales en activos sujetos de aprendizaje y construcción de conocimiento en las aulas virtuales, por ejemplos a través de los blogs y las wikis? Pueden ayudar a aumentar los niveles de participación del alumnado, claro que sí, pero todavía tenemos arraigada una cultura en la que el docente tiene una carga muy importante en el proceso de construcción del conocimiento y llevará tiempo cambiar esa situación. ¿Son las nuevas tecnologías y las redes sociales un recurso didáctico para los cursos de formación online? Sí, pero con matices. Es cierto que estas tecnologías ofrecen posibilidades muy amplias, pero no parece que la introducción de estas nuevas tecnologías en el proceso educativo consiga por sí sola transformar una forma de enseñar y aprender muy arraigada. Tampoco parece que por el momento exista una apropiación por parte del alumnado de las potencialidades que ofrecen.

Lo que está claro es que las nuevas tecnologías, Internet, las redes sociales y las nuevas formas de comunicación y construcción de conocimiento que traen aparejadas han llegado para quedarse. Desde nuestro ámbito específico de actuación, que es la formación en Educación para la Salud, estamos convencidos de que si desarrollamos nuevas experiencias y aprendizajes pronto se convertirán en herramientas extraordinarias en nuestra tarea de capacitación de profesionales socio-sanitarios, no sólo porque nos permitirán llegar a más profesionales en diversos puntos geográficos de España y el resto de Iberoamérica sino, sobre todo, porque nos permitirá desarrollar nuevos contenidos adaptados a las necesidades y capacidades del alumnado.

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