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Gerard Carrió i Caldelas. Director e-orienta (Girona)
La situación de crisis no es tan solo económica, energética y alimenticia a nivel mundial sino también de valores. Valores como la competitividad económica, la fe ciega en la racionalidad productiva, el lucro a corto plazo, el dar un valor excesivo a lo monetario, el logro a lo externo como medida de la propia autoestima, la confianza excesiva en el intelecto que se caracteriza por separar, distinguir, y analizar, deben ser completados por valores hasta hora un poco abandonados.

La cooperación económica, la fe en la motivación como motor productivo, el lucro sostenible, razonable y respetuoso con el entorno a medio plazo, valorar al dinero como un medio para conciliar un bienestar material y espiritual pero nunca como fin último, el logro de lo interno como medida de la propia autoestima y sólo considerar lo obtenido externamente como un referente, la confianza en la verdadera intuición caracterizada por una mezcla entre pensamientos justos i sentimientos puros y desinteresados que permite ver las cosas tal como son, sin demasiada evidencia, son un conjunto de valores que deben tener un mayor protagonismo para hacer frente a este cambio de la humanidad con garantía de cierta protección.

Cuando la persona ha estado formada de una determinada manera, recompensando la racionalidad a expensas muchas veces de los efectos positivos de la exteriorización de los buenos sentimientos como pulmones del crecimiento, entonces cambiar resulta difícil.

Sólo me alegra conocer que la innovación académica dirija en los estudios que organiza, recursos a promover competencias como el trabajo en equipo, el espíritu de líder, la iniciativa individual y colectiva, la cooperación, cuando van destinados a fortalecer no tan sólo los músculos intelectuales de los jóvenes, sino también los emocionales para dominarlos y encauzarlos para el bien.

El conocimiento debe estar al servicio del individuo y no el individuo estar al servicio del conocimiento. La persona no debe estar al servicio de la máquina, sino la máquina al servicio del hombre. La persona debe vivir no tan sólo para hacer y tener, sino también para ser. Esta crisis tiene mucho que ver con esto. Hacer reflexionar a aquellas personas que vivían con ciertos automatismos ineficientes a largo plazo. Ahora sufren, ahora ven las cosas de otro modo, ahora tienen más autoconciencia. Ahora empiezan a valorarse por ser quienes son y no por el dinero, la posición social o el poder que tengan. Ahora los orientadores se encuentran como clientes no tan sólo a gente joven, e inmigrantes, sino también a gente que estando muy preparada, y siendo competente se encuentran en el paro y además con problemas emocionales. Sí. Esta crisis no distingue entre sexo, raza, y condición social. No es lo mismo orientar a gente joven, con poca madurez en la vida e inmigrantes con sus problemas de adaptación que a personas con una sólida formación y una no menos apreciable trayectoria profesional. El fondo es el mismo, la forma es diferente. En el fondo se trata de cuestionar e identificar los valores e intereses profesionales, los talentos personales, los conocimientos depositados que, en permanente movimiento, se van actualizando y modificando con el paso de los años para tomar decisiones más acorde con el propio perfil y lograr, no tanto que la persona se adapte a un lugar de trabajo, sino sobre todo que el lugar de trabajo que escoja o construya, se adapte mejor a sus motivaciones. La orientación a una persona con un buen CV debe dar más énfasis al aspecto psicológico intuitivo y no tanto al intelecto analítico para aceptar el cambio de valores que requiere esta sociedad tal como mencionaba al inicio del artículo, y comprender que se puede ser feliz sin tanto dinero, sin tanto protagonismo por un lado, y que realmente lo que cuenta en una época de crisis es demostrar las cualidades de carácter por encima de los conocimientos y logros más o menos casuales o meritorios del pasado.

Del mismo modo que muchas personas por el hecho de ser padres por primera vez, se vuelven más considerados, sensibles y serviciales, esta crisis los puede convertir en más razonables y generosos. Es importante regirse por valores como la generosidad, humildad, agradecimiento, audacia, rectitud de pensamiento, paciencia y sobretodo armonía porque sólo con una actitud de paz interior, grandes revelaciones pueden aparecer en las mentes de las persones y tomar mejores decisiones. No es extraño que haya tanta gente buscando guías espirituales u orientadores, en forma de libros de autoayuda, en talleres de meditación o cursos de desarrollo personal en tiempos como éste. Esto está bien siempre y cuando no se deje la responsabilidad del propio crecimiento a los demás, a las organizaciones, ya que estos son sólo puntos de apoyo. La persona debe asumir la responsabilidad de su propio crecimiento, orientación y desarrollo de carrera. ¿Porqué? Porque al fin y al cabo su realidad no es lo que piensan o sienten los demás sino su propia conciencia.

Creo que el modelo de crecimiento económico en un mundo de grandes desigualdades y en momentos de crisis de conciencia, se revisará. Las mismas respuestas de antaño no tendrán efecto, nuevos tiempos implican nuevas respuestas. Cabe mucha imaginación, entusiasmo, adaptación mental, cooperación, competencia integral y voluntad de vivir con la mirada puesta en lo positivo de la sociedad para que esta se engrandezca.

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