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Diversidad cultural en el aula, versus, diversidad cultural en la sociedad

Artículo de opinión

El fenómeno de la diversidad cultural en el aula nos introduce en la ardua tarea de la construcción de un paradigma de pensamiento sobre la diversidad capaz de considerarla como valor y riqueza. En semejante empresa obviamente necesitamos implicar a la comunidad educativa al completo


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Manuela Chica Jiménez. Doctora en Pedagogía y Profesora de Secundaria (Andalucía)
Es necesario que las llamadas minorías reconozcan que en el fondo ellas son la mayoría. El camino para reconocerse como mayoría está en trabajar las semejanzas entre sí y no sólo las diferencias y así crear una unidad en la diversidad, fuera de la cual no veo cómo perfeccionarse ni cómo construir una democracia sustantiva, radical. (Paulo Freire)

Introducción

Los procesos de globalización (acelerados en las últimas décadas) dejan al descubierto que nos encontramos ante un hecho social innegable: la diversidad cultural o la pluralidad de culturas. No obstante el hecho de las diferentes culturas que conviven y los rasgos que las caracterizan aún se encuentran lugares del mundo con planteamientos contrapuestos al reconocimiento de las singularidades o situaciones de reconocimiento de superioridad sobre inferioridad de determinados grupos culturales.

Por esta razón el fenómeno de la diversidad cultural en el aula nos introduce en la ardua tarea de la construcción de un paradigma de pensamiento sobre la diversidad capaz de considerarla como valor y riqueza. En semejante empresa obviamente necesitamos implicar a la comunidad educativa al completo: Alumnado, profesorado y familias.

Desde esta óptica el aula se convertiría en un crisol de la comunidad y la diversidad cultural un incentivo y un valor para la formación integral del alumnado (ciudadanos).

Diversidad cultural, un valor añadido para la formación de la ciudadanía global

Abordar la diversidad cultural en el aula nos introduce por una parte en un arco iris de singularidades culturales con la consiguiente interacción e interrelación que generan y se establecen porque la interculturalidad hace referencia a la convivencia de la heterogeneidad cultural. "Las sociedades interculturales hacen referencia al respeto de las minorías, del fomento a la relación entre varias culturas y al enriquecimiento mutuo" (Unesco, 2005).

Por otra parte la diversidad cultural nos remite al proceso educativo y a su desarrollo desde la comunidad educativa, espacio configurado por docentes, familias, alumnos y sociedad.

Desde esta perspectiva nos planteamos las siguientes cuestiones: ¿son necesarios nuevos perfiles profesionales?, o por el contrario habremos de considerar que precisamos de un nuevo paradigma de pensamiento en el que la diversidad en todas sus vertientes (individual, social-cultural y ecológica) sea considerada como es una realidad y no una categoría excluyente.

"La diversidad es un hecho observable en la naturaleza, mientras que la igualdad es un mandamiento ético, cualquier sociedad la puede otorgar o quitar a sus miembros" (Dobzhansky, 1978:12).

La escuela como institución social participa de las inquietudes, avances, conquistas y cambios sociales y por tanto es evidente que la realidad escolar, del aula, es la realidad social y que la comprensión de las necesidades que se presentan en el aula demandan por parte de la comunidad educativa (docentes, alumnado, familias e instituciones) diferentes competencias que podemos definir como:

  • Técnicas o profesionales tales que permitan al docente abordar el proceso de enseñanza aprendizaje con conocimiento claro y preciso.
  • Personales y en valores, que ofrezcan herramientas de análisis y favorezca la creación de una ética universal basada en el respeto a los derechos humanos universales e irrenunciables.
  • Sociales, de justicia y equidad, que permitan el análisis de la sociedad y plantear la utopía de una sociedad basada en la justicia y la equidad.
Algunas implicaciones educativas para construir la interculturalidad

Metodologías y acción en las aulas.

Abordar la educación intercultural en las aulas implica una metodología que valore las singularidades culturales. Los sistemas educativos y la escuela deben avanzar hacia la construcción de una sociedad en la que sea una realidad el reconocimiento de las diferencias, el derecho a la identidad, el disfrute de las mismas oportunidades y recursos. La escuela debe señalar vías de aprendizaje hacia la colaboración para entender que las diferencias son necesarias y enriquecedoras y que por el contrario las desigualdades corresponden a categorías sociales establecidas.

Esta concepción de escuela intercultural implica entre otras posturas las siguientes:

1. Entender la cultura del otro como un conjunto de valores que pueden enriquecernos
tanto como nuestra propia cultura.

2. Valorar positivamente la diversidad cultural como elemento imprescindible para resolver conflictos multiculturales.

3. Reconocer el derecho a la propia identidad cultural.

4. Abordar la implicación de una educación intercultural como paso necesario para el desarrollo de una sociedad global. (Unesco, 2005).

El aprendizaje cooperativo entre compañeros representa actualmente una de las principales innovaciones dentro del aprendizaje intercultural.
  • Para aprender a dar y a pedir ayuda, creando una situación de interdependencia positiva.
  • Para adquirir experiencias de igualdad de estatus ente diversos grupos étnicos.
  • Proporcionando un óptimo nivel de éxito a todos los alumnos, al tiempo que facilita la comparación con uno mismo y con los demás, con lo que los alumnos adquieren el sentido del progreso personal y una adecuada autoestima.
Casanova (2005) plantea una seria de requisitos para el logro de una convivencia intercultural:
  • Respetar el pluralismo democrático, en el marco constitucional de cada país.
  • Reconocer el derecho a la diferencia como algo inherente a la personal.
  • Buscar con rigor y sistematicidad los rasgos de unidad dentro de la diversidad cultural, en cualquiera de los ámbitos de actuación humanos.
  • Revisar las manifestaciones culturales de todos los grupos que conviven, para alcanzar acuerdos de respeto a algunas de las costumbres existentes o la eliminación de otras inadmisibles para todas las partes.
  • Intentar (y conseguir que es la clave) la coherencia entre las convicciones y las acciones, a nivel individual y grupal.
El currículum.

Requiere la elaboración de un currículum abierto y flexible capaz de ofrecer respuestas integradoras y diversificadas que partiendo de un análisis del contexto y del alumnado genere prácticas colaborativas, con metodologías que ofrezcan respuesta a la diversidad de aprendizajes, con actividades acordes con las singularidades y con recursos que permitan el acceso al conocimiento de todos/as los alumnos/as.

Preparación de los docentes.

Preparación tanto inicial como permanente que permita al docente conocer y utilizar las herramientas necesarias en el abordaje de sus funciones. Hablamos de competencias profesionales que le permitan conocer diferentes culturas y sus contenidos; competencias personales basadas en valores universales y para la formación de la ciudadanía global.

Francesc Carbonell propone articular una educación cívica, intercultural y antirracista a partir de diez normas:

1. Educar en la convicción de la igualdad humana contra todo tipo de exclusión.

2. Respetar a todas las personas, pero no necesariamente todas sus costumbres o acciones.

3. No confundirás la interculturalidad con el folklorismo.

4. Facilitaras una construcción identitaria libre y responsable.

5. Tomaras los aprendizajes como medios al servicio de los fines educativos.

6. Te esforzaras para que todas las actividades de aprendizaje sean significativas para todos, especialmente para los alumnos de los grupos minoritarios.

7. No caerás en la tentación de las agrupaciones homogéneas de alumnos.

8. No colaboraras en la creación ni en la consolidación de servicios étnicos segregados.

9. Evitarás los juicios temerarios sobre las familias de los alumnos.

10. Reconocerás tu ignorancia, tus prejuicios y tus estereotipos, y la necesidad de una formación permanente específica.

Desde el punto de vista de Soriano (2008:124) "La educación para la ciudadanía debe re-imaginar y transformar con eficacia la educación de los niños y jóvenes en función de las necesidades del siglo XXI". Y desde su punto de vista las competencias para desarrollar una ciudadanía activa y transformadora o crítica son:

- Competencias críticas.
- Competencias comunicativa y social.
- Competencia emocional y competencia en resolución de conflictos.
- La competencia intercultural es transversal a las otras.

Conclusiones:
  • La diversidad cultural es un fenómeno social actual y la construcción de la interculturalidad es una necesidad para la convivencia entre personas y pueblos.
  • La diversidad cultural en el aula nos anima a la creación de valores universales buscando lo que nos une y tomando las singularidades como valor y riqueza y en esta tarea debe implicarse al completo la comunidad educativa.
  • Las implicaciones educativas en la construcción de la interculturalidad tienen que ver con la metodología de aula; el currículum y la preparación del docente.
Referencias bibliográficas:

Carbonell F, (2000) Diversidad social, diversidad cultural y educación en: la Inmigración Extranjera en España. Los retos educativos. Colección Estudios Sociales, número 1 Fundación La Caixa. Barcelona.

Carbonell, F. (2002). Decálogo para una educación intercultural. Cuadernos de Pedagogía, 290. Barcelona: Edit. CISSPRAXIS S.A.

Casanova M.A. (2005) La Interculturalidad como factor de calidad en la escuela. En Soriano (coord.) La interculturalidad como factor de calidad educativa. Madrid: la Muralla.

Freire, Paulo (2006) Pedagogía de la autonomía. Saberes necesarios para la práctica educativa. México: Siglo XXI editores.

Ricardo Hevia R. (coord.) y otros (2005). Diversidad cultural. Materiales para la formación docente y el trabajo de aula. Santiago de Chile: Oficina regional de educación de la UNESCO para América Latina y el Caribe. OREALC/UNESCO.

Soriano Ayala, E. (coord.) (2008). Educar para la ciudadanía intercultural y democrática. Madrid: La Muralla.
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