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Talento desaprovechado

Editorial

Una economía mayoritariamente poco generadora de valor añadido y poco bañada de valores como el esfuerzo y la perseverancia no se ha preocupado de la pérdida de talento. Una economía y una sociedad que realmente inviertan en conocimiento e innovación deberían dar facilidades a todos aquellos que han formado. Facilidades no significa favores, sino la creación de un clima positivo hacia la flexibilidad laboral, hacia la conciliación y hacia el autoempleo de calidad.


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Enric Renau. Editor
El hecho que un 21,6% de la población activa con estudios superiores (universitarios y ciclos superiores) esté subocupada o incluso no trabaje y además, exista una diferencia de 10 puntos porcentuales entre hombres y mujeres, pone de manifiesto varias constataciones:

1. El sistema educativo español está desequilibrado al generar más titulados superiores que de grado medio

2. El sistema productivo obtiene fácilmente graduados superiores para tareas profesionales menos sofisticadas y al precio de los de grado medio, aunque ello conlleve una cierta desmotivación del personal a medio plazo.

3. Existen importantes desigualdades. Las diferencias negativas afectan más a las mujeres que a los hombres, y aún más si tienen hijos menores de cinco años. La división sexual por estudios después afecta en el mercado de trabajo.

4. La subocupación afecta menos a los graduados en carreras científicas, matemáticas e informática y mucho menos en ingenierías, industria y profesiones relacionadas con la construcción y más a los titulados de otras áreas de conocimiento y empleados del sector servicios, donde pesa más el colectivo femenino.

La resolución de esta situación debe atacarse por la parte académica y por la vertiente empresarial.

Por la parte de la formación, fomentando la mayor participación de las chicas en los estudios técnicos y científicos o aumentando el peso de los hombres en las otras disciplinas.

Por la parte laboral, deben cambiar los hábitos empresariales que puedan perjudicar a las mujeres y fomentar los contratos flexibles que permitan conciliar la vida laboral, personal y familiar a hombres y mujeres. La sociedad debe animar el espíritu emprendedor y el establecimiento de despachos profesionales a las mujeres y a los hombres por igual.

La pérdida de talento se ha producido y se reproduce actualmente por qué en muchos años el talento no se ha reconocido como un valor verdadero, per se.

Una economía mayoritariamente poco generadora de valor añadido y poco bañada de valores como el esfuerzo y la perseverancia no se ha preocupado de la pérdida de talento.

Una economía y una sociedad que realmente inviertan en conocimiento e innovación deberían dar facilidades a todos aquellos que han formado. Facilidades no significa favores, sino la creación de un clima positivo hacia la flexibilidad laboral, hacia la conciliación y hacia el autoempleo.

Enric Renau
Editor
editor@educaweb.com





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