Encuentra tu curso ideal

9%

¿Qué quieres estudiar?

La salud: una inversión

Artículo de opinión

  • 23/03/2009

  • Valora

  • Deja tu comentario
Juan José Millán. Director del Centro Psicopedagógico -ÁREA 44- y Jefe del Departamento de Orientación y Profesor de Español en Educación Primaria en el Colegio Suizo de Madrid
Todo comienza durante el periodo de prácticas, obligatorias en los estudios de Magisterio. Pasan los días y le comienza a doler la garganta a la vez que va sintiendo cómo la congestión va haciéndose cada día más presente. De pronto, la tos entra en juego, acompañada por estornudos y, rápidamente, por fiebre, por lo general, bastante alta. Es entonces cuando se escucha aquello de que los niños siempre están malos, y claro, nosotros, siempre estamos a mano para recibir sus virus y sus bacterias. La suerte del primer empleo en un Centro Escolar se acompaña, sin duda alguna, de otra: puertas abiertas a virus, gérmenes, bacterias…

De tal suerte, dependiendo de cada uno, el maestro novel, puede "disfrutar” de entre unos seis meses a dos años de mala salud: resfriado al que sigue una gastroenteritis, que, aun sin haber desaparecido del todo, convive durante unos días con una buena bronquitis a la que le sigue otra gastroenteritis de primera… y así pasa el primer o primeros cursos, realizando un esfuerzo por no faltar al Colegio, pues es el nuevo y no quiere causar mala impresión para que le renueven el contrato y, si puede ser, conseguir más horas el próximo curso.

Comienza el nuevo curso escolar, le han renovado el contrato y, no sólo eso, sino que además, han tenido la gentileza de ofrecerle más horas, tres a la semana que pasará cuidando a los niños pequeños que se quedan en el Colegio un rato más después de las clases.

Octubre ve acabar septiembre y aun no han aparecido estornudos, congestión, tos o fiebre… ¿Qué está pasando? Y ni a principios de diciembre se encuentran síntomas de nada… esto es maravilloso… Pocos días antes de las deseadas vacaciones de Navidad, comienza a encontrarse mal. Va al médico y al llamar para avisar de su falta a las primeras horas, la persona encargada de contestar al teléfono interrumpe y corta tajantemente su apagada voz:

- "¡Por cierto! Marina, la de tu clase, tiene sarampión.”

En la cabeza de nuestro profesor con un año de experiencia resuenan ciertos ecos… espero no haberme contagiado… sarampión…

Consigue poder comer el día de nochevieja, pero lo hace con ciertas molestias. Ya el día de Reyes piensa en si podrá ir a trabajar al iniciarse el curso... Finalmente, cuatro días después de iniciarse el curso puede incorporarse. Según entra por la puerta una voz se acerca lentamente a sus oídos, aun renqueantes:

- "¿Qué te ha pasado? ¿Has estado enfermo? Yo he tenido sarampión.”

Efectivamente, era la dulce voz de Marina al ver a su profesor atravesar las puertas del Colegio. Tras ello, acude a Secretaría para avisar de que está allí y se encuentra con la Directora del Colegio, quien se interesa por él:

- "Menos mal que ya estás aquí, no te imaginas lo que me ha costado encontrar profesores que pudieran ir a sustituirte estos días. A ver si no te pones malo más, ¿vale? Venga, ve a clase que llegas tarde y, por cierto, a cuarta hora que tienes libre, vete a sexto, que falta la profesora de inglés. ¡Madre mía que birrias sois.”

Tras la efusividad y generosidad de sus desinteresadas palabras, el maestro, acude a su clase pensando en la lectura de la noche de antes… me quedan las paperas, la varicela, la rubéola… y entra en la clase.

Van pasando los días, y éstos forman semanas que a su vez se agrupan en meses. En torno a mayo, comienza a notar que su voz está débil mientras charla en su casa antes de poner rumbo a su escuela. Llega al aula, y allí, observa que no consigue elevar su voz como días atrás… A las cinco de la tarde ya no tiene voz, la disfonía, como en todo maestro, hace aparición por primera vez en su carrera. Pero, aunque no lo sabe, de ahí en adelante, cada dos meses más o menos, volverá a experimentar otra, y así sucesivamente, teniendo como único consuelo algún curso bueno en que sólo aparezca dos veces, y cursos malos, en los que sólo dos meses tenga bien la voz. Al acudir a su médico, éste le remite al especialista correspondiente (otorrinolaringólogo) quien nada más conocer que es maestro, le sienta en un "sofá” y le realiza una laringoscopia, técnica mediante la cual, un tubo flexible de fibra óptica autoiluminado, se introduce por las fosas nasales y llega hasta la laringe para poderla observar. No lo sabe, pero las revisiones periódicas harán que este procedimiento se convierta en algo agradable. Y un día, en una de esas exploraciones, tras explicarle al médico que los lunes sí tiene bien la voz, el miércoles ya bastante mal y el viernes, no hay voz, el doctor pronuncia una de esas palabras prohibidas para un maestro: baja, precedida de otra más descriptiva: nódulo en las cuerdas vocales. Como palabra final, otra: cirugía. Ya no vuelve al Colegio hasta el curso siguiente.

Se van sucediendo varios cursos académicos. En uno de ellos fueron las paperas, en otros las pequeñas irritaciones de garganta, varias disfonías, resfriados, etc. fueron sus compañeros

Sucedió en su quinto año de docente. Estaba agachado, en la mesa de Mario, explicándole el procedimiento para dividir, pues había faltado los primeros días de las explicaciones pertinentes. Fue al levantarse cuando un terrible calambre azotó su zona lumbar. Casi no podía andar. Aguantó lo que restaba de día, sólo las dos horas de la tarde y con un grupo que sabía trabajar bien. Al salir, paró un taxi y fue al hospital. No sabía qué era aquello. Lumbalgia fue el diagnóstico. La medida, una semana de baja. Al llamar al Colegio para avisar, volvió su jefa a dedicarle unas palabras de ánimo:

- "Bueno, pues nada, quédate en casa, qué remedio. Es que de verdad, parece que sois de mantequilla. Pues nada, a ver qué hacemos para sustituir tus clases… Si es que, como no tenemos poco con los problemas habituales, encima nos dais más. Bueno, ve llamando para contarnos y, a ver si en vez de una semana pueden ser tres días.”

Finalmente, al segundo día se reincorpora, aun sin contar con el alta, pero su contrato, renovable por cursos académicos, no le permite contar con la tranquilidad que necesita para poderse quedar tranquilo en casa reposando. Había elegido el mejor día: excursión al teatro. Baja y sube escaleras, sube al autobús, baja al autobús, cuenta a niños, anda, gírate hacia atrás varias veces, camina por el autobús mientras circula y lucha contra la fuerza centrífuga… Su espalda cada vez estaba peor. No recuperarse bien le llevó a presentar problemas diarios de espalda durante cerca de cuatro años… Realmente, nunca se le llegó a pasar.

Según pasaban los cursos se daba cuenta de que en su trabajo, sólo recibía afecto de los niños, porque su jefa, tras veinte años de trabajo, aun no le había hecho fijo, su sueldo no había experimentado una subida contrastable con la de los precios, su puesto seguía siendo el mismo… Comenzó a sentirse cansado todos los días desde el momento de despertarse, no encuentra motivación en su trabajo, aunque lo intenta, no es capaz de finalizar las correcciones o preparar sus clases. Veinte años de estrés y agobios de padres, alumnos problemáticos, jefes que no reconocen el trabajo y el esfuerzo… Todo ello le condujo a pensar que estaría con anemia y fue al médico… Tras contarle todo lo que había en su cabeza, le dijo:

- "Voy a enviarte al especialista”
- "Al endocrino, ¿verdad?”
- "No, te voy a citar con el psiquiatra”

Mientras esa palabra aun resonaba en sus oídos, leía en una nueva hoja: baja temporal por enfermedad común…. Visitó al Psiquiatra, quien le habló del burnout o Síndrome de quemado y le comentó que estaba entrando en un estado depresivo. Que requería medicación y terapia.

Y así siguió, entre enfermedades físicas y psíquicas que se acaban convirtiendo en una inversión: la salud de los docentes a cambio de la educación y formación de los niños. Así encontramos, como ejemplo, la tabla 1, en la que se aprecian algunos problemas sentidos por maestros.


Tipo de problema
% de profesores
Dolor de espalda en el último año 61.4
Insomnio en el último año49.4
Angustia experimentada en último año 44.9
Baja médica solicitada en último año46.5
Consumo de fármacos
para dormir
16.2


Fuente: UNESCO


Vacunar de la gripe en los Colegios al personal docente, contratar a un profesor sustituto para los maestros enfermos, atender a los sueldos, motivar y reconocer al profesorado su trabajo y su labor. Con un "gracias” o un "por favor”, la percepción subjetiva cambiaría radicalmente.

Hemos de concienciarnos de esta problemática, sobre todo, los Directores, jefes de estudio, responsables de contratación… sobre la situación a la que están forzando a algunos maestros, que sólo persiguen enseñar, dotar de herramientas a los niños de hoy para que puedan convertirse en los hombres y en las mujeres del mañana.


Deja tu comentario