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Combate tu estrés relajando tus sentidos

Artículo de opinión

Reproducción de 14 ejercicios anti-estrés del capítulo 22 sobre: Juegos y actividades lúdicas para paliar situaciones de estrés, del libro Els estressors laborals docents i programes pal·liatius. Barcelona: ISEP (2009)


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Joan Riart i Vendrell. Profesor de la Facultat de Psicologia, Ciències de l'Educació i de l'Esport Blanquerna de la Universitat Ramon Llull. Orientador y jefe del departamento de Orientación del Centro Lestonnac (Barcelona)
Los ejercicios son de relajación de los sentidos.

Para el docente (aunque sirve para cualquier profesional) la constante y atenta entrada de información mediante los sentidos comporta un aumento de la tensión sensorial y un desgaste consecuente, con la implicación de "ayudar” a aumentar la ansiedad y/o el estrés.
Más, si tenemos en cuenta que, con frecuencia, el exceso de información es exceso de material irrelevante.

El descanso y la relajación de los sentidos tiene una gran fuerza transformadora de todo el cuerpo y de todo el psiquismo humano, al ser puerta de entrada.

Veamos los ejercicios para practicar.

Relajación de la vista.

1.- Hemos de intentar pasar de la luz artificial a la natural.

2.- Mirar en plena naturaleza a la naturaleza, hay que hacer el esfuerzo visual de focalizar bien y de lejos, buscar el horizonte lejano.

3.- dar a los ojos un tiempo diario de oscuridad. Tapar los ojos con la mano cóncava, evitar la entrada de luz. Parpadear con fuerza a oscuras varias veces. Girar los globos oculares hacia la derecha, con rotaciones lentas y amplias. Repetir, un par de veces, y repetir hacia la izquierda. Volver a abrir y cerrar los párpados con fuerza. Tres o cuatro veces. Retirar las manos. Abrir de nuevo los ojos.

Relajación del oído.

4.- los ruidos fuertes o suaves, pero constantes, son una amenaza para la salud. Aumentan el ritmo cardiaco. Hace falta ausentarse de los ruidos, al menos uno o dos días a la semana. Hay que buscar la naturaleza, el silencio o los pequeños ruidos intermitentes del campo.

5.- Escuchar el silencio en la noche.

Relajación del gusto.

6.- Comer, de vez en cuando, sin sabores, especialmente sin sabores dulces y sin sutilezas de la cocina moderna. Evitar de vez en cuando, cualquier condimento. Saborear los alimentos naturales tal y como son, gustándolos. Esto relaja el gusto. Es reconfortante. Pero, de vez en cuando. No solamente la fruta pura y dura como ya acostumbramos, también las ensaladas. Y verduras cocidas sin añadidos.

7.- Comer solos, en silencio real y mental. Pensando solamente en los alimentos que se están comiendo. Pensando solamente en el gusto de los alimentos que se esta tomando. Gustar y degustar.

Relajación del tacto.

8.- Solamente palpamos con las manos. El resto del cuerpo - piel no experimenta variaciones de sensaciones. Como mucho el calor y el frío. Por lo tanto, con determinada frecuencia la piel debe descansar de materiales de contacto: tejidos, presiones, anillos, pulseras,... Sin nada que toque o presione. Una vez al día es ideal, reforzado con estiramientos musculares.

9.- recuperar en el cuerpo libre las sensaciones de:

Aire (sentir el aire sobre el cuerpo desnudo).
Calor / frío / agua / tierra.
Por ejemplo: ducha, sentir el agua recorrer cada parte del cuerpo.
Cubito de hielo recorriendo cada parte del cuerpo.
Soplar o usar un ventilador, sintiendo el aire en cada parte del cuerpo.
Una bombilla caliente recorriendo el cuerpo.
Sentir el suelo, la tierra, en contacto con cada parte del cuerpo.
Percibir superficies, liso - rugoso, en el brazo o en la espalda.

Relajación del olfato.

10.- Descanso de olores sintéticos, de perfumes fuertes y contaminantes.

11.- Oler fragancias naturales: hierba buena, romero, otras plantas.

12.- Oler la comida natural, haciendo alguna comida en silencio. Gustar y oler la comida y a la vez sentir el cuerpo.

13.- Evitar, durante las comidas, las conversaciones negativas, las que provocan tensión, las de quejas, de críticas. Estar por la comida, por el gusto y el olfato.

14.- Recordar olores, voluntariamente. Oler con cierta frecuencia olores de plantas, vegetales, intentar recordar el olor y asociarlo a situaciones agradables.
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