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Investigación, innovación y sistema educativo

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Trini Milán Vela. Jefe del servicio de Innovación e Investigación educativas del Departamento de Educación de la Generalitat de Catalunya
Según el último informe INNOVACEF, del Centro de Estudios Financieros, los investigadores españoles se encuentran en situación más deficitaria en España, que en el extranjero para llevar a cabo sus investigaciones. Hay que revisar el sistema de investigación en el estado y relacionarlo con los resultados que la sociedad demanda.

Los retos serian: Conseguir una financiación más adecuada, especialmente por parte del sector privado, optimizar las políticas de personal que hagan atractivo el sistema de I+D+I, e impulsar las estructuras de comercialización, cooperación y difusión del conocimiento para que este pueda ser transferido a la economía y a la sociedad.

Ninguno de los indicadores del estudio supera el aprobado, 5 sobre 10. Los indicadores de organización de personal y de mercados y cooperación son los últimos en posición del índice, mientras que la acción comercial desarrollada por las organizaciones, la formación a impartir por parte de los científicos y la del personal de soporte junto con la satisfacción de los investigadores y la carrera profesional son inputs también con una evaluación deficiente.

Serian necesarias políticas de gestión de personal adecuadas, para incrementar la necesaria voluntad de investigación y aprovechamiento para la carrera profesional. Hay que deshacer el círculo vicioso que significa que aquellos que quieren hacer investigación tienen muchas dificultades, y que cuando se van al extranjero ya no vuelven, o vuelven en situación más deficiente de la que tenían fuera. Por tanto, se necesitan reconocimientos sociales y profesionales que los hagan volver así como la relación directa con las empresas y el sistema educativo para generar la transferencia necesaria para el propio sistema y para los investigadores.

Por otro lado hay que incentivar a las empresas y administraciones públicas para favorecer la contratación de doctorandos e investigadores que faciliten la interconexión entre la investigación y la aplicación. No es de recibo que la consideración que se hace para una oposición a un lugar de trabajo público sea igual para un doctorado que para una actividad de formación continuada que no tiene el mismo nivel de de implicación horaria, por ejemplo.

Situados en el sistema educativo, esta definición es aún más flagrante dado que la tradición de la investigación aquí no contempla la investigación en educación como una de las actividades necesarias en el contexto de la innovación en el sistema.

Las líneas de investigación no tienen en su gran mayoría la definición de estrategias para modificar planteamientos pedagógicos, de organización de las estructuras educativas y de resultados de aprendizaje de los estudiantes. Hay que contemplar la investigación como un instrumento básico de desarrollo del propio sistema educativo, incentivando aquellos que consideren la investigación educativa como una de las líneas de trabajo predominante en el contexto de la propia dinámica innovadora.

Los resultados que muestran los estudios comparativos de los estudiantes son reveladores de que una buena estructura de investigación dentro del propio sistema educativo y relacionado con la universidad como garante y responsable de esta ésta investigación, son objetivos a conseguir para modificar esos resultados.

La cultura de la investigación está lejos del propio sistema no universitario. Un indicador fundamental es la confianza de los propios profesionales en la investigación y la implantación de la cultura de la innovación como conceptos intrínsecos a la propia dinámica del sistema educativo. Por eso es importante la relación de los investigadores y los propios profesionales docentes, promocionando la investigación desde la universidad y con los docentes como corresponsables de las investigaciones que se realicen en el seno del sistema. Esta medida de acercamiento de la realidad investigadora a la realidad aplicada, es un reto que hay que asumir, implementando líneas de trabajo coordinado entre las universidades y los centros escolares del sistema no universitario.

Los agentes que han de tutorizar esta mejora de la realidad innovadora son los propios investigadores, los docentes y los responsables de las universidades y las administraciones públicas que son responsables de que los resultados se correspondan la realidad de la educación, un campo que requiere de la más resolutiva política de acercamiento a la sociedad y a las necesidades de las empresas y los sectores socioeconómicos, así como para proporcionar calidad democrática y de convivencia cívica.

La respuesta del sistema obligatorio de educación ha de tener los más altos índices de calidad respecto del que demanda el estudiante y la propia sociedad que espera de sus profesionales la preparación adecuada para incluirlos en el sistema productivo que es cambiante y se modifica constantemente. Innovar en educación es innovar para el futuro económico y social.
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