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Magisterio y Pedagogía ante el reto del Espacio Europeo de Educación Superior

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Laia Mestres i Salud. Redacción de Educaweb.com
El componente vocacional es fundamental en el ejercicio de la profesión de maestro o pedagogo. Pero a menudo, por mucha fuerza de voluntad, implicación y motivación que se tenga, hay situaciones en el día a día que requieren unas competencias y habilidades que sólo se logran a partir de una formación específica que de respuestas a situaciones reales.

En el monográfico 170 sobre Magisterio y Pedagogía, hemos querido que nuestros lectores reflexionen sobre las dificultades en la práctica diaria de la profesión, la importancia de la formación universitaria y la necesidad o no de cambios en esta formación. Antes de profundizar en estos temas, intentaremos aclarar una serie de conceptos básicos:

¿De qué forma cambiarán los estudios de Magisterio y Pedagogía con la aplicación del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES)?

Con la adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), la licenciatura de Pedagogía y la diplomatura de Magisterio pasan a convertirse en Grados y ambos tendrán una duración de 4 años. Los planes de estudio se están transformando para cumplir los requisitos que establece el Plan de Bolonia, que se aplicará progresivamente hasta su implantación total en 2010.

Para poder empezar a trabajar en la adaptación, se ha tenido que llegar a una serie de acuerdos entre las universidades, el Ministerio de Educación y los colegios profesionales. A raíz de estos acuerdos se ha establecido el Grado de maestro en educación Infantil o Primaria. Será un título de 240 créditos ECTS (4 años) y se incluirán menciones curriculares que permitirán especializarse. Estos itinerarios supondrán entre 40 y 60 créditos del total de la titulación. Además, las prácticas que deberán realizar los estudiantes tendrán la duración de un año académico, doblando así el periodo actual de 6 meses.

Por su parte, el el grado de Pedagogía también tendrá 240 créditos ECTS (4 años). En total, los contenidos de 144 créditos serán establecidos de forma troncal por el Ministerio de Educación y 96 créditos serán contenidos propios que determinará cada universidad. Las asignaturas troncales harán referencia a temáticas como bases conceptuales y contextuales de la educación; bases científicas, tecnológicas y documentales de la educación; formación, gestión, evaluación e innovación en las organizaciones; diseño, desarrollo e innovación curricular; orientación, mediación e intervención psicopedagógica y por último, el Prácticum que tendrá una duración de 750 horas (30 créditos ECTS).

Cabe destacar que los nuevos planes de estudio adaptados al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) convierten al estudiante en el protagonista, propiciando así un cambio metodológico y de evaluación.

¿Qué aspectos deberían mejorar en la formación de los futuros graduados en magisterio o pedagogía?

Los expertos coinciden en que la formación inicial del profesorado es una de las herramientas básicas para evitar el fracaso escolar, la frustración ante esta profesión y enfrentarse a las dificultades que pueden presentarse diariamente.

Esta formación universitaria tiene como finalidad que el alumno adquiera una serie de competencias, destrezas y habilidades que le permitan desempeñar un perfil laboral y unas funciones concretas y que, además, pueda actuar de forma adecuada en cada situación particular. ¿Se logran estas finalidades con el diseño actual de las titulaciones? ¿Qué aspectos se deberían reforzar o mejorar en cuanto a la formación?

Alejandro Tiana explica en su entrevista que es importante reforzar la vertiente generalista de la formación de los maestros frente a la excesiva especialización que existe ahora. La formación integral del profesorado pasa por tener en cuenta todas las perspectivas metodológicas, las necesidades concretas y el contexto educativo y social. Por eso, las carreras universitarias del ámbito educativo deben tener en cuenta la realidad social y educativa con la que se encuentra su alumnado y diseñar los planes de estudios reflejando esta realidad.

En este sentido, las prácticas en centros educativos o instituciones se convierten en un factor clave para lograr que los futuros maestros y pedagogos conozcan mejor la realidad de su profesión. Para ello, los expertos recomiendan que la universidad no pierda de vista al profesorado de primaria, secundaria y FP que ya ejerce, puesto que su experiencia unida a la de los equipos docentes universitarios genera conocimiento pedagógico.

Asimismo, la formación del profesorado debería incluir otras áreas de conocimiento y nuevos enfoques metodológicos, especialmente para abarcar aspectos como la resolución de conflictos y la convivencia escolar.

En cuanto a los futuros graduados en Pedagogía, Alejandro Tiana señala que deben recibir una formación más versátil, que les permita desarrollar su trabajo en un sistema educativo en rápida transformación y que requiere nuevos profesionales distintos a los profesores.

En definitiva, es necesario vincular mejor la teoría con la práctica y reflexionar sobre la formación actual de los profesionales de la educación. Esta formación debe tener muy en cuenta sus competencias; incluir formación práctica y teórica; dotar de recursos para enfrentarse a las situaciones reales; así como a las relaciones interpersonales y al estrés;, estimular el interés y la motivación y especialmente, fomentar el espíritu crítico del alumnado hacia el contexto social, los puntos de vista particulares y hacia el propio aprendizaje.

Laia Mestres i Salud. Redacción de Educaweb.com
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