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Sedentarismo y mala nutrición, los grandes amigos de la obesidad infantil

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Enric Piñol i Martí. Licenciado por el INEFC y coordinador del Área de Educación Física de l'Escola Thau (Barcelona)
Por todos es sabida la importancia de la práctica de la actividad física, especialmente durante la etapa de desarrollo de nuestros hijos. Los médicos la aconsejan por su efecto beneficioso sobre la salud. Los educadores la recomiendan desde el punto de vista socio-afectivo.

Sabiendo esto, lo que no se acaba de comprender es la tendencia, por parte de algunos estamentos oficiales, a disminuir las horas que se asignan a la educación física dentro de su programa educativo. Menuda contradicción.

El aumento de la obesidad en la mayoría de los países se ha producido de forma paralela al aumento del sedentarismo. Sobre este tema se han hecho algunos estudios estadísticos que evidencian que actualmente nos encontramos entre los países con más jóvenes obesos del continente; concretamente, somos los terceros.

Uno de los principales motivos de este incremento es la escasez de la práctica de actividad física. Esta escasez provoca una cierta ansiedad en el niño pueden ser agravada si confluyen otros hábitos de tipo sedentario. A mayor sedentarismo, peor salud y, en consecuencia, mayor obesidad.

Un chico que pese 35kg, y cuyo gasto energético en condiciones normales sea de 2kcal/día, puede verlo incrementado entre un 10 y un 15% con entre 40 y 50 minutos de actividades aeróbicas diarias. Semejante incremento puede dar como resultado la pérdida de aproximadamente 1kg de grasa en aproximadamente un mes. La elección del ejercicio ideal será aquel que imponga un alto gasto de energía, enfatizando en la cantidad de ejercicio más que en su intensidad. Es importante explicar al niño y a sus padres que caminar 1km es tan efectivo como correrlo, siendo la única diferencia que de la última manera se emplea menos tiempo.

Estudios científicos demuestran que "la asociación entre bajos niveles de actividad física y resistencia insulínica con resultado de hiperinsulinemia, es el vínculo entre la obesidad - particularmente con predominio del depósito adiposo abdominal e intramuscular - con hipertensión, hiperlipidemia, diabetes tipo 2 y enfermedad coronaria.

Y aunque la inactividad física en algunos casos no desencadene en obesidad, si que es un factor de riesgo a padecer enfermedades cardiovasculares, alteraciones metabólicas y osteomusculares”


Pero no sólo la inactividad física es la causante de la obesidad, también lo es una mala nutrición, aspecto éste muy olvidado en muchos casos.

En conclusión, sólo si somos capaces de que nuestros hijos realicen actividad física bien planteada, en calidad y cantidad, ayudada de una buena dieta alimenticia lograremos un rápido aumento de la pérdida de grasa de forma más efectiva que si sólo realizase dieta sin actividad física que la complemente y así conseguir una mejora en su calidad de vida actual y, sobre todo, futura.
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