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Prevención de la obesidad a través de la educación física

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Juan Carlos Muñoz Díaz. Maestro especialista en Educación Física. C.E.I.P. Ntra Sra de las Nieves de Pegalajar (Jaén)
La obesidad constituye un síndrome complejo, asociado generalmente a factores relacionados con el estilo de vida, como es el caso del sedentarismo y los malos hábitos alimentarios, pero también influyen factores endocrino-metabólicos y genéticos.

Hay numerosos riesgos y complicaciones vinculados la obesidad:

Consecuencias físicas: suponen un incremento del riesgo de padecer enfermedades coronarias, diabetes, cáncer (útero, mama, colon y próstata),... Por otro lado, con frecuencia los niños obesos presentan complicaciones ortopédicas como genu valgo, enfermedad de Perthes y osteocondritis deformante de la cadera juvenil.

Consecuencias psicológicas: los niños obesos padecen sentimientos de inferioridad, rechazo y escasa autoestima que se mantienen hasta la edad adulta. La discriminación que sufren desencadena actitudes antisociales, depresión, aislamiento e inactividad, que induce a la ingesta de alimentos y perpetúa el cuadro.

Consecuencias psicomotrices: el exceso de peso en algunos casos puede producir: insuficiente conocimiento del esquema corporal, mala coordinación, problemas de equilibrio, falta de movilidad.

Desde el ámbito de la Educación Física, el ejercicio físico en alumnos con sobrepeso debe apuntar a otras variables independientes de la baja de peso en una primera etapa y más bien hacia una corrección de parámetros metabólicos y a una mejoría de la masa magra o muscular con el objetivo de mejorar su capacidad física o de consumo de oxígeno.

El ejercicio no es eficiente en la reducción de peso por sí solo a menos que sean grandes cargas de trabajo, pero expone al paciente a otra serie de alteraciones no deseadas.

RIOS HERNÁNDEZ (2005) propone la necesidad de aumentar el número de sesiones de Educación Física en alumnos obesos, desarrollando la resistencia aeróbica, para favorecer la disminución del peso y del volumen corporal. Igualmente recomienda evitar esfuerzos violentos, reduciendo el impacto en las articulaciones.

SANTOS MUÑOZ (2005) señala que se ha de promover y formar para una actividad física regular vinculada a la adopción de hábitos alimenticios y de ejercicio físico que incidan positivamente sobre la salud y la calidad de vida, es decir prevenir la obesidad desde la educación para la salud.

El Parlamento Europeo solicita a los centros educativos de la Unión Europea que impartan obligatoriamente 3 horas semanales de Educación Física, con la finalidad de evitar el sobrepeso y la obesidad infantil. En España, más del 30% de los niños de entre 7 y 11 años padece problemas de peso.

Paradójicamente, nuestro sistema educativo actual derivado de la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación (LOE), plantea una reducción horaria en el área de Educación Física en beneficio de las áreas instrumentales. De tres horas semanales en el primer y segundo ciclo de educación primaria se pasan a dos.

Instruir es muy importante, pero la salud física y psíquica, la integración social y la autonomía personal lo es más. El aumento del número de horas en Educación Física debe ir encaminado al desarrollo de hábitos saludables, al fomento de un estilo de vida físicamente activo, a la ocupación del tiempo de ocio a través de la práctica de actividades físicas…

¿Cómo podemos crear en nuestros alumnos un estilo de vida saludable ligado a la actividad física y deportiva sistemática si no se le proporciona un número de horas que garanticen efectos positivos sobre los diferentes órganos y sistemas corporales?

El tratamiento ideal de la obesidad es la prevención, y la escuela supone un lugar adecuado para ello, informando sobre la alimentación en general y educando en hábitos alimenticios saludables en particular, así como para promover y facilitar el desarrollo de ejercicio físico a través de la Educación Física.

Pero no basta con el tratamiento de la obesidad a nivel individual ni con la acción educativa de las escuelas. Las autoridades sanitarias deben llevar a cabo estrategias globales de promoción de salud encaminadas a crear entornos favorables al ejercicio físico y a la alimentación sana que puedan contribuir a reducir el impacto de la obesidad en la salud pública.

Dado el carácter multifactorial de la obesidad, el reto que afrontamos requiere de la participación de todos y de un conjunto de actuaciones sostenidas en el tiempo. Sólo así conseguiremos resultados positivos.
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