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Cómo mejorar la convivencia escolar

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Laia Mestres i Salud. Redacción de Educaweb.com
La convivencia escolar es un tema que preocupa a docentes, centros educativos, alumnado, familias, sociedad en general y desde hace cierto tiempo, los medios de comunicación hacen especial énfasis en esta cuestión, sobre todo dando relevancia a los casos más graves de acoso escolar y mostrando las situaciones más conflictivas.

Educaweb.com, como medio especializado, no puede mantenerse ajeno al interés que provoca el tema y por eso, ha dedicado el último monográfico de 2007 a la Convivencia en las aulas.

Con el reportaje que sigue a continuación queremos mostrar brevemente las ideas básicas y las principales propuestas que existen relacionadas con la convivencia en las aulas.

Convivencia y conflictos

La convivencia es un elemento fundamental en el proceso de aprendizaje. En primer lugar, porque supone hablar del entorno social, cultural y afectivo en el que vivimos y en segundo lugar, porque aprender a convivir es fundamental para el desarrollo individual y social de cada persona.

Desde hace un tiempo, la convivencia escolar es un tema de moda. El hecho que los medios de comunicación se hagan eco de los casos más extremos de violencia en las aulas ha propiciado una mayor sensibilidad de la sociedad y las instituciones hacia la situación de la convivencia escolar. Pero, el principal problema es que también han contribuido a magnificar situaciones y que han presentado como habituales conflictos ocasionales.

Aunque los expertos coinciden en señalar que no existe más violencia escolar que hace 10 años, sí se puede afirmar que se han incrementado los casos de indisciplina y falta de respeto al personal del centro y según parece, los casos de acoso pueden convertirse en conductas agresivas con más facilidad que hace un tiempo.

¿A qué se deben los problemas de convivencia en las aulas? Los expertos coinciden en afirmar que el clima que se observa en las aulas es un reflejo de la sociedad. Tal y como dice Jesús Sanz en su artículo, en una sociedad donde las relaciones interpersonales se resuelven, muchas veces, con disputas, insultos, descalificaciones o la ignorancia del otro, ¿podemos delimitar en compartimentos estancos los tipos de violencia? Violencia de género, violencia escolar, violencia frente al diferente,? Violencia de los medios de comunicación, violencia en la familia, violencia entre políticos, entre profesores, entre compañeros de trabajo, mobbing,? Parece como si todo lo resolviéramos de forma violenta.

Así pues, según palabras de Mª Jesús García y Mª Candelaria Luque, las acciones para mejorar la convivencia en las aulas deben se afrontadas desde una concepción global y multidisciplinar, integrando todos los factores y elementos que convergen en el acto educativo.

Concepto de acoso escolar

Antes de profundizar en las propuestas para educar en la convivencia, queremos hacer mención a un concepto que preocupa especialmente a las familias, alumnado, profesorado, instituciones y opinión pública: el acoso escolar.

Las investigaciones sobre abuso y malos tratos entre compañeros/as no son homogéneas, pero en general coinciden que la situación de maltrato no es un hecho anecdótico, sino un fenómeno común que afecta a un gran número de escolares repartidos en el rol de víctima, agresor y espectador de la violencia.

Las formas más comunes de maltrato entre iguales son la verbal (insultos, motes, ridiculizaciones, etc.); el físico (provocar peleas, golpear, etc.) y el maltrato social (aislamiento, rechazo, marginación, etc.). A estas modalidades se le suman conceptos como el Ciberacoso, que consiste en una utilización de las TIC con finalidad de agredir o acosar (grabar y distribuir imágenes a través de móvil; acoso en foros, chats o Blogs; etc.)

En cuanto a las situaciones de violencia hacia el profesorado y personal de un centro educativo, diversos informes destacan que las principales dificultades a las que debe hacer frente el profesorado son las dificultades para impartir clase (disrupción); los insultos por parte del alumnado e incluso amenazas y agresiones.

Por último, tal y como expone J.A. Planas en su artículo, toda la Comunicad educativa está de acuerdo que es necesario mejorar le clima de la convivencia en el aula para prevenir estos posibles casos de acoso o bullying.

Educar para la convivencia

Si tenemos en cuenta todo lo que se ha dicho en los puntos anteriores, sólo nos cabe concluir ¿de qué forma se puede mejorar la convivencia escolar? ¿Cómo se educa para la convivencia?

En primer lugar, los expertos coinciden que la mejora de la convivencia escolar empieza por la responsabilidad compartida de todos los miembros de la comunidad educativa, implicados directa o indirectamente en la educación: familia, profesorado, instituciones, agentes sociales, etc. Resulta evidente que evitar la violencia y fomentar la convivencia requiere el respaldo y la colaboración de la familia y de las instituciones.

Otro aspecto relevante es la necesidad que las acciones preventivas superen las acciones punitivas en caso de acoso escolar, conflictos o disrupción en el aula. Las acciones correctivas no son suficientes por sí mismas si no se acompañan de acciones formativas.

La educación para la convivencia requiere un planteamiento continuo que tenga en cuenta las múltiples variables. Un proyecto que abarque todos los aspectos de la convivencia exige fomentar la información, la participación, la comunicación y la colaboración.

La convivencia debe convertirse en un proyecto intrínseco del centro. Por esta razón, los expertos recomiendan que el planteamiento general de la Educación para la Convivencia ha de estar recogido en el Proyecto Educativo del Centro.

La educación para la convivencia debe iniciarse desde las primeras etapas (infantil y primaria). Si se fomenta la construcción diaria de la responsabilidad, mediante la implicación, la complicidad y la confianza del alumnado, se consigue una pauta educativa imprescindible para la educación para la convivencia.

Las herramientas más eficaces para la resolución de conflictos son la mediación y el diálogo. De la misma forma, el tipo de metodología que utilice el profesor puede fomentar la convivencia y reducir la agresividad (por ejemplo, el trabajo cooperativo).

Las Comunidades Autónomas y el Gobierno elaboran planes de convivencia que cada centro puede adaptar a sus necesidades. A partir de aquí, las medidas concretas que se aplican a cada centro surgen de la experiencia con profesores, alumnos y agentes sociales.

Finalmente, la educación para la convivencia pasa por crear personas que sean capaces de escucharse y respetarse mutuamente, sin recurrir a la violencia, por eso hay que educar a los jóvenes de forma simultánea en el campo cognitivo, emocional y moral.

Laia Mestres i Salud. Redacción de Educaweb.com
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