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Motivación y técnicas de estudio. Dos factores que ayudan a mejorar el rendimiento académico

Artículo de opinión


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María del Mar Muñoz Prieto. Profesora de la Escuela Universitaria de magisterio CEU de Vigo
Hace ya tiempo que ha saltado la voz de alarma: España se encuentra entre los países de la unión europea que presenta un mayor índice de fracaso escolar y abandono entre sus escolares. Si bien detrás de ese temido fracaso escolar se esconden múltiples factores, con toda seguridad uno de ellos sea la falta de técnicas y hábitos de estudio. El alumno debe aprender el uso adecuado de esas técnicas. Este uso implicaría saber utilizarlas en el momento y forma adecuados.

La inteligencia ayuda, sin duda, a obtener un buen rendimiento académico, pero debe quedar claro que no es ni mucho menos el único; de hecho, la motivación y el uso adecuado de estrategias de estudio hacen el resto.

En muchas ocasiones las conocidas negativas por parte de los alumnos de no querer estudiar llevan implícitas las desilusiones y el descontento por no haber conseguido unos buenos resultados, incluso después de haber estudiado. Sin duda, otro dato más que nos coloca en la necesidad de dotar al alumno de estrategias de aprendizaje, que siempre deben adaptarse al trabajo intelectual que se tenga que realizar.

Las técnicas de estudio incluyen la mejora del rendimiento lector, el subrayado de las partes significativas de un texto, la elaboración de resúmenes esquemas o la realización de repasos. Los profesionales de la educación deben responsabilizarse de que cada alumno aprenda a utilizar las diferentes estrategias, fomentando un correcto uso de cada una de ellas. Se trata de que el alumno pueda pensar por sí mismo, que sea capaz de adquirir, almacenar y utilizar de manera eficaz los conocimientos adquiridos.

Sin lugar a dudas, a todo este trabajo ya de por sí complicado, se le une en la actualidad el uso de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC).

No está claro si estas nuevas tecnologías se están incorporando a la enseñanza desde una perspectiva pedagógica o tan solo tecnológica; aspecto importante si partimos de la base de que posicionarnos desde un enfoque u otro condicionará el abordaje de unas técnicas de estudio determinadas.

Hoy, más que nunca, no se trata de que el alumno reproduzca unos conocimientos, sino de enseñar a aprender algo a lo largo de toda la vida. Esto implicaría conocer, qué información se necesitaría en cada caso, saber acceder a ella de manera correcta así como evaluar la calidad de la información obtenida.

Los docentes deberán dotar de contenidos educativos a las herramientas tecnológicas, así como potenciar las habilidades necesarias para que el alumno aproveche las posibilidades de las TIC.

Se abre ante nosotros una nueva vía para educar que potencia y favorece una formación continua, libre de restricciones de espacio y de tiempo. Sin lugar a dudas, un proyecto ambicioso y muy prometedor.
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