La gestión de los recursos humanos se ha convertido en una pieza crucial de las empresas que buscan la excelencia. La dirección por competencias es el modelo que domina este área de responsabilidad.Lo que sucede es que entre la teoría y la práctica hay una gran distancia y por ello, no todas las compañías evolucionan de la misma manera. Dispongo de los resultados de un estudio sobre "el valor añadido de la formación continua” en las empresas catalanas realizado por DEP, que evidencian que este desencaje existe en muchas organizaciones.
Por ejemplo, a pesar de los continuos cambios en las políticas laborales de impulso de la formación continua, lo cierto es que cada vez más las empresas invierten en el reciclaje permanente de los empleados. En concreto, un 68% de las empresas, en boca de sus responsables de RRHH, asegura que ha organizado algún curso de formación en los últimos 5 años, la mayor parte de carácter de formación especializada (42%). Pero, en cambio, los trabajadores de estas mismas empresas, en su mayor parte (39%) han preferido cursar formación transversal, es decir aquella que es transferible a diferentes sectores de actividad económica y que aportan competencias que no son específicas (competencias instrumentales como la informática o los idiomas, competencias en métodos de gestión como los temas de medioambiente o de prevención de riesgos laborales y habilidades personales como la atención al cliente o la capacidad de hablar en público) y preferentemente, financiársela privadamente.
Otra contradicción es que, a pesar que hay práctica unanimidad en el hecho de que las empresas son responsables en la planificación de la formación de los trabajadores, más del 50% de los empleados no recibe ningún tipo de orientación profesional para planificar su futuro o su desarrollo profesional.
Una tercera paradoja es que un 63% de las empresas que señalan altas necesidades formativas transversales no tiene planificado realizar ningún curso en este ámbito y sólo un 35% de los cursos gestionados va en este sentido.
Con estos tres ejemplos quiero pone sobre la mesa que si una empresa no apuesta firmemente y a medio-largo plazo por los binomios formación-orientación y planificación-carrera profesional, en realidad no está apostando seriamente por su futuro.
Los empleados de una compañía tienen que tener la sensación que crecen con ella, que mejoran permanentemente y por tanto, que no tienen la necesidad de cambiar de empleo. Las empresas y sus responsables de recursos humanos deben apostar por la formación específica y transversal que mejore las competencias de sus empleados, pero también por la orientación profesional de sus trabajadores.
Enric Renau
Editor
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