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El modelo universitario

Editorial

Se hace evidente la necesidad de una reflexión a tiempo y sincera que permita redefinir la misión y el modelo de las universidades en el ámbito de la educación y la formación a partir de la evaluación de lo que ha conseguido hasta ahora.


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Enric Renau, Editor de Educaweb.com
Cuando la explosión demográfica de los nacidos entre mediados de los 60 y los 70 del siglo pasado se produjo en España, cualquier analista social o político sabía que esto tendría consecuencias en el futuro.

Al cabo de 20 años, la reacción de los planificadores educativos -léase Ministerio de Educación y Ciencia y comunidades autónomas- fue la apuesta por incrementar el número de universidades y, por lo tanto, de plazas de estudiantes, el número de docentes y el personal administrativo. La decisión fue acercar las facultades y escuelas universitarias a los potenciales alumnos sin fomentar la movilidad de los estudiantes ni la especialización de los centros docentes. Todo el mundo impartía de todo. Y cuanto más mejor.

En la actualidad, los efectos del baby-boom no sólo han desaparecido, sino que la evolución demográfica de los años 80 y 90 está provocando una reducción en el número de matriculados en las PAU (Pruebas de Acceso al a Universidad) del 31% en 10 años y del 6% en el último curso. En cambio, la rigidez del sistema universitario no está implicando, por el momento, una nueva adaptación-reducción de la oferta universitaria. Incluso el efecto Bolonia parece que no va, finalmente, a cambiar tantas cosas como era de esperar, porque las estructuras tradicionales y los privilegios son más potentes que las capacidades de cambio e incluso la competencia.

Esto significa que, realmente, no hay modelo universitario. Y si lo hay, no existe la potencialidad política y gubernamental de aplicarlo.

A corto plazo, el modelo universitario español es insostenible y alguien lo tiene que decir.

A no ser que intervenciones artificiales de carácter político o territorial lo mantengan artificialmente, ¿como se van a conservar las mismas plazas de profesores, las mismas aulas y las mismas estructuras administrativas con menos alumnado año tras año?

Ya me parece bien que se fomenten las pasarelas entre tipologías de estudios, con la vista en los ciclos formativos, las personas con experiencia laboral pero sin la titulación mínima exigible hasta ahora y en la internacionalización de la demanda.

Pero me parece de recibo señalar que también se tiene que trabajar para flexibilizar y ajustar la oferta universitaria en su conjunto, apostando al máximo por la especialización temática o territorial, de acuerdo con las necesidades de la sociedad y del mercado laboral.

Se hace evidente la necesidad de una reflexión a tiempo y sincera que permita redefinir la misión y el modelo de las universidades en el ámbito de la educación y la formación a partir de la evaluación de lo que ha conseguido hasta ahora.

En una sociedad y una economía como la nuestra sólo desde las universidades se pueden formar los científicos y los intelectuales, se puede realizar investigación de base y a largo plazo.

Pero esta sociedad no debería aceptar una universidad-consultoría, competidora desleal en el mercado, ni una universidad-bazar de formación.


Enric Renau
editor

editor@educaweb.com
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