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Cuestión de Futuro

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Vanessa Cejudo Mejías y Sara Gallego Trijueque, Gabinete de Comunicación de la Fundación Pablo VI-Universidad Pontificia de Salamanca (Campus Madrid)
El número de universitarios se ha reducido en un 10 % en los últimos 7 años, esto es un hecho de la realidad universitaria española.

La respuesta posiblemente no la encontremos en un único factor, los fenómenos unifactoriales son casi inexistentes, claro está que la disminución de alumnos es una respuesta al estrechamiento de la pirámide poblacional en el intervalo de edad universitaria, pero no es esta la única causa, valoremos otros parámetros que se alejan de los aspectos puramente cuantitativos, analicemos el problema en toda su dimensión.

Pensemos que el preuniversitario tiene que elegir, es quizá la primera decisión "trascendental” que tome en su vida, sabe que en ella está parte de las claves para encontrar la tan perseguida felicidad, y en esta toma de decisión afectan aspectos muy diversos, desde los más puramente personales, como la motivación, en el que el joven se mueve en función de unas metas definidas en gran parte en su ámbito y contexto (colegio, grupo de iguales, familia, profesores, barrio…) a otros de carácter social y cultural determinando sus aspiraciones, deseos y frustraciones.

Ahora recapacitemos, ¿Cuáles son las metas de los jóvenes actuales? El alumno universitario necesita invertir su tiempo (nada más y nada menos que 5 años) en unos estudios que le aseguren un bienestar futuro, en la Universidad actual las clases están planteadas para cubrir créditos, se da la espalda a las ofertas de empleo, y a la demanda laboral, y en definitiva al perfil profesional necesario para la empresa de hoy en día. Sabemos que el estudiante universitario es consciente de que tras cinco o más años de formación deberá educarse para "trabajar”, posiblemente, la universidad nunca fue planteada, salvo en contadas ocasiones (ingenierías, medicina, etc.) como una formación de profesionales y esto es algo determinante a la hora de decidirse.

Otro de los reclamos motivacionales es el de conseguir un mejor salario, pero tampoco está asegurado accediendo a los estudios superiores, no hay más que mirar el fenómeno mileurista, el perfil atiende a: persona universitaria, con master e idiomas, que trabaja en un puesto intermedio y que redondea los mil euros de sueldo (1).

Este fenómeno ha hecho mella en nuestra sociedad y si el grupo de referencia del preuniversitario "fracasa profesionalmente", (los actuales trabajadores formados en la universidad se convierten en mileuristas sin grandes posibilidades), el joven ante la decisión de acceder a estudios universitarios se planteará otras posibilidades educativas.

Aunque no debemos fijarnos únicamente en el tema salarial, otro de los aspectos que afectan directamente sobre el futuro profesional es el de la calidad del puesto de trabajo, como bien defiende Nutti: ... la motivación humana se plantea en la experiencia del sentimiento de competencia y autodeterminación. Las recompensas externas (premios y castigos) son más volátiles que las internas dado que el sujeto busca el propio placer por la mera realización de una actividad (habilidad-esfuerzo). Las situaciones que hacen posible esta experiencia son aquellas que se presentan con un grado óptimo de dificultad, que supongan un reto afrontable por la competencia de un individuo. Cualquier suceso que incremente la competencia percibida, incentiva a la motivación intrínseca…(2).

El futuro trabajador busca su satisfacción laboral en diversos aspectos y el actual profesional educado en la universidad se ve profundamente afectado por la frustración en su desempeño diario en el ámbito de su actividad cotidiana (3).

Además si retomamos el aspecto más social de la toma de decisión y estudiando el fenómeno desde el punto de vista del significado "cultural”, se entiende que lo que fue un gran mito y reto para las generaciones pasadas (años 60 ,70); ahora se ha convertido en una cotidianeidad, en una posibilidad más, y el acceder a la Universidad ya no es un reto, ya no es una ambición de prestigio y reconocimiento social, ya no es una condición para los elegidos, y tampoco supone el diferenciarse de los demás, la tan dicha frase de "que mi hijo haga lo que yo no hice” pierde por entero su significado cuando una gran parte de padres con hijos en edad de estudiar son universitarios, y es evidente que la influencia de los padres sobre la decisión profesional de los hijos es aún determinante (4).




NOTAS

(1) Inecse. Instituto Nacional de Evaluación y Calidad del Sistema Educativo. "Diferencias de Ingresos Laborales según nivel de estudios” 2001.
(2) Nuttin, J. "Teoría de la motivación: De la necesidad al Proyecto de acción." Editorial Paidos. 1982. Barcelona.
(3) Luis Aramburu-Zabala. "Los jóvenes universitarios y el empleo "Edita: Instituto Juan de Herrera.
(4) Gamez Elena y Marrero Hipólito "Metas y Motivos en la elección de la carrera Universitaria: Un estudio comparativo entre Psicología, Derecho y Biología” Anales de Psicología 2003, vol 19, nº 1. Junio 2003.
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