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El Consejo Económico y Social propone potenciar la orientación profesional para corregir desequilibrios del sistema educativo en España

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España presenta una de las tasas más bajas de la Unión Europea de jóvenes con estudios de secundaria finalizados y a la vez es uno de los países de la UE con más titulados universitarios. El Consejo Económico y Social (CES) recoge estos datos en un informe y recomienda profundizar en la orientación profesional de los jóvenes para corregir este desequilibrio entre niveles formativos y especialidades, potenciando la formación profesional y las cualificaciones que requiere el mercado laboral.


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Redacción Educaweb.com
El informe "El papel de la juventud en el sistema productivo español” elaborado por el Consejo Económico y Social (CES) apunta en sus conclusiones la necesidad de mejorar las políticas de educación y formación de cara a cumplir los objetivos para 2010 fijados en el Consejo Europeo de Estocolmo de marzo de 2001, y retomados en el Consejo de Barcelona de marzo de 2002. Para ello, "es necesario que la política educativa se centre de forma más decidida en aumentar el nivel educativo medio de los jóvenes, y en reducir los niveles de fracaso o abandono temprano de la escolaridad”.

En este punto, el informe señala que España registra una de las más altas tasas de abandono escolar de forma temprana dentro de la Unión Europa (31,1%), proporción que además ha aumentado desde el año 2000, cuando se situaba en el 28,8%. Lisboa marca el objetivo de reducir esta tasa al 10% como máximo. Este abandono afecta significativamente más a los hombres (37,8%) que a las mujeres (24,1%), siendo en España mucho mayor esta diferencia que la observada en la UE-25, donde se sitúa en el 18,1% y el 13,3% respectivamente.

Por otro lado, el porcentaje de jóvenes entre 20 y 24 años que completan un nivel de secundaria superior (bachillerato o formación profesional) ha disminuido respecto al año 2000, pasando del 66,2% al 61,8%, aunque en buena medida debido al aumento de los jóvenes inmigrantes con menor nivel formativo, siendo mucho más bajo que el europeo. En la Unión Europea más de tres de cada cuatro jóvenes poseen esta titulación (76,7%) y el objetivo de Lisboa se sitúa en el 85%.

Sin embargo, el porcentaje de jóvenes titulados universitarios es notablemente más alto que el registrado en la Unión Europea, "situación que pone de manifiesto el desequilibrio de la pirámide educativa española”, concluye el CES. También aquí las diferencias por género son más llamativas que en el resto de la Unión Europea: en España las mujeres jóvenes obtienen mejores resultados educativos que los varones, situación que no se plasma en una mejor incorporación al mercado laboral.

El desequilibrio educacional constatado por el informe del CES pone de relieve la necesidad de reequilibrar la pirámide educativa reforzando y fomentando la calidad de las titulaciones medias y la formación profesional en España, lo que "sin duda contribuirá a mejorar la adecuación entre la oferta y la demanda de trabajo” así como profundizar en la orientación profesional de los jóvenes, potenciando la formación profesional y las cualificaciones que requiere el mercado laboral.

Aunque se observan síntomas de cierta revitalización, los jóvenes españoles siguen teniendo una escasa preferencia por los estudios de formación profesional. España la proporción de alumnos de FP sobre el total de alumnado en educación secundaria sigue siendo significativamente inferior a la de la mayoría de países comunitarios, a pesar de las mejores oportunidades de empleo que ofrece. En España, uno de cada tres estudiantes estudia FP, mientras que por término medio en la Unión Europea de los 25 la mitad del alumnado está matriculado en FP.

Transición al mundo laboral
Así mismo, el informe enumera los instrumentos disponibles de transición entre el mundo formativo y el laboral y vuelve a destacar, en primer lugar, la necesidad de mejorar y potenciar todos los instrumentos de orientación para el empleo (orientación laboral previa a la elección de los estudios, observatorios ocupacionales, etc.) con el fin de activar los mecanismos que permitan un mejor ajuste entre la oferta y demanda de empleo, desde el inicio del proceso formativo, no sólo hasta la inserción en el mercado de trabajo sino también con posterioridad a lo largo de la vida laboral.

Además de la orientación, se propone la mejora de los mecanismos de apoyo en la búsqueda del primer empleo, para conseguir una más rápida y ajustada inserción laboral, que esté en correspondencia con la formación adquirida y con las expectativas de carrera profesional. Por otro lado, el CES recomienda asegurar una mayor igualdad laboral de mujeres y hombres, "para lo que es necesario actuar, tanto desde la orientación académica dentro del sistema educativo, como mediante el desarrollo de políticas de igualdad laboral en el acceso al empleo y especialmente a determinadas ocupaciones y profesiones, incluso a pesar de su mayor participación en determinados niveles educativos, como el universitario”.

En lo referente a las fórmulas de contratación aplicables a los jóvenes, el informe señala la escasa utilización de los contratos en prácticas y de los contratos formativos, diseñados para facilitar la adquisición de cualificaciones específicas, al verse sustituidos por el mayor recurso a otro tipo de figuras contractuales (contratos de obra y servicio, eventuales, etc.). Por lo que se refiere a las prácticas no laborales (becas de empresa o de investigación, u otras fórmulas de trabajo en las que no existe relación laboral), si bien no existen datos oficiales al respecto, el CES valora positivamente su uso como instrumento de inserción laboral, pero considera que no deben convertirse en fórmulas de sustitución de empleo.
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