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El aprendizaje del inglés no despega

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Un estudio del Consell Superior d'Avaluació del Sistema Educatiu de Catalunya constata que el nivel de inglés de los estudiantes de bachiller aún deja mucho que desear, sobre todo la comprensión escrita del idioma. Junto a esta constatación, el Consell propone medidas para mejorar los resultados: empezar el estudio del inglés antes de los 6 años, clases más interactivas y más horas de inglés, incluyendo realizarlas a través de otras materias del currículo.


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La Vanguardia
Una de cal y otra de arena, en lo que se refiere al dominio de la lengua inglesa por parte de los alumnos de segundo de bachillerato. La media de éstos no llega al aprobado en comprensión y expresión escrita, pero lo más preocupante es que el nivel del 2004 desciende respecto al que tenían los bachilleres en el año 2000. Así se refleja en el estudio sobre la lengua inglesa en el bachillerato en el 2004, realizado por el Consell Superior d´Avaluació del Sistema Educatiu de Catalunya. De todos modos, el informe aporta otras variables en las que se observa un aumento del nivel de expresión y comprensión oral y, globalmente, hay una tendencia a mejorar respecto a años anteriores.

El resumen de las pruebas de evaluación constata que uno de cada tres alumnos de segundo de bachillerato consigue un buen nivel en comprensión oral y escrita, mientras que en expresión escrita y competencia gramatical lo logra uno de cada cuatro, y uno de cada dos en expresión oral.

Mejor en comprensión y expresión oral
Las pruebas revelan que, en expresión escrita, un 60% del alumnado produce un texto que se ajusta a lo que se pide en la prueba, aunque presenta problemas de cohesión, corrección lingüística y vocabulario. Un 10,6% no escribe lo que se le pide y un 11,8% no hace lo que se le pide. Este porcentaje crece de forma considerable respecto al 2000, cuando los alumnos que no hacían nada o no se ajustaban a lo que se les pedía eran sólo un 2,1%.

En habilidad de comprensión oral, el alumnado muestra más facilidad para responder a cuestiones referidas a textos orales cortos que a las de textos más largos. Si se analizan las respuestas, se constata que los alumnos entienden palabras pero no comprenden la totalidad del significado global de los textos largos y tienen dificultades para seguir el hilo conductor. Este mismo resultado se da en las pruebas de comprensión escrita

El estudio, realizado sobre una muestra de 1.995 alumnos de segundo de bachillerato de cien centros, se hizo a partir de una prueba de evaluación de ciclo elemental de la Escuela Oficial de Idiomas, porque es una manera de relacionar los resultados con un nivel estándar de una certificación oficial.

Hay que tener en cuenta que los alumnos encuestados, un 40,3% de chicos y un 59,7% de chicas, provienen de la ESO y que la mayoría empezó a estudiar inglés entre los 8 y los 9 años. La mayor parte proviene de familias cuyos progenitores tienen un nivel académico equivalente a los estudios primarios o bachillerato. Un 45% habla castellano en casa, un 38,8%, catalán y un 14,9%, las dos lenguas. Los expertos no observan diferencias significativas en los resultados en función del sexo del alumnado ni de la titularidad del centro.

Factores que influyen
Entre las variables que contribuyen a explicar las diferencias entre el alumnado que tiene unos resultados altos y el que no, los expertos señalan que son mejores quienes utilizan medios audiovisuales en el desarrollo de la clase; tienen perseverancia; cuentan con un profesor motivador que les explica sus errores y corrige con ellos y trabajan en grupos reducidos; los que tienen padres con un nivel de estudios superiores y los que tienen motivación por el aprendizaje del inglés.

Otro elemento que influye de forma positiva en la adquisición de competencias en inglés está en la lengua que los alumnos hablan habitualmente. Si ésta es el catalán, teniendo en cuenta que ello implica un grado de bilingüismo más alto, los estudiantes tienen más facilidades para aprender una tercera lengua, en este caso el inglés.

Sin embargo, los alumnos que asisten a clases magistrales, con evaluaciones al final de cada bloque temático con pruebas escritas que requieren explicación, descripción y razonamiento, presentan peores resultados. También tienen peor nota quienes repiten curso y no tienen altas expectativas académicas.

El estudio señala que casi la mitad del alumnado de segundo de bachillerato afirma que recibe clases de inglés durante dos o más horas fuera del centro de estudios habitual, en academias o clases individuales. Los resultados del alumnado que realiza estas actividades, así como los que leen libros como actividad complementaria a las que llevan a cabo en el aula, obtienen niveles mejores de conocimiento, si bien las diferencias no son estadísticamente significativas.

Estudiar algunas asignaturas en inglés
Los resultados de esta evaluación no son catastróficos pero tampoco son para lanzar campanas a vuelo, de ahí que los expertos que realizan estas pruebas, encabezados por Joaquim Prats, presidente del Consell Superior d´Avalució del Sistema Educatiu, den una serie de recomendaciones para mejorar el conocimiento del inglés entre los alumnos catalanes. Entre estas propuestas de futuro figura, por ejemplo, que el aprendizaje se inicie antes de los seis años y que éste se haga a través de materias del currículo, con actividades lúdicas - de forma transversal- y con sistemas de inmersión en países de lengua inglesa.

Distintos expertos en enseñanza de lenguas coinciden con estas recomendaciones. Consideran que el método que se sigue es determinante para que se aprenda bien una lengua, no sólo el inglés. Pero en este caso, está demostrado que aquellos alumnos que incorporan el inglés en el aprendizaje de cualquier materia aprenderán mejor el idioma que aquellos que sólo estudian lengua inglesa.

Los expertos consultados - profesores y responsables de academias de inglés, entre otros- insisten en que, si bien la motivación del alumno es importante, lo es también que las clases no resulten aburridas, que incluyan algo más que gramática. Se debe pensar en que ésta vendrá dada en función de las actividades que realice el alumno, como lecturas. Y hay que aprovechar las tecnologías de la información para incorporar el aprendizaje de la lengua a la vida cotidiana.

En esta línea, y a la vista del informe del Consell d´Avaluació del Sistema Educatiu, la Conselleria d´Educació ha puesto en marcha, dentro de sus planes experimentales, uno para el aprendizaje de lenguas extranjeras. Participan 70 centros de educación infantil y primaria y 30 de secundaria, y la mayoría han escogido el inglés. Los centros deben garantizar que el plan de aprendizaje de la lengua extranjera tendrá una continuidad durante toda primaria y secundaria, para lo que es necesario ponerse de acuerdo entre centros de la zona, unificar criterios y metodologías, para que el aprendizaje no quede truncado.

En estos centros, los alumnos empiezan a familiarizarse con el inglés a los cuatro años, y poco a poco se incorporan asignaturas del currículo, ya sean troncales o en base a créditos, en el caso de secundaria, que son impartidas en inglés. En este apartado se choca con un problema añadido: la formación del profesorado. Ahí también se tiene que hacer un esfuerzo importante para que puedan impartir clase en inglés.

Un caso previo al plan experimental de lenguas propuesto por la Conselleria d'Educació de Catalunya es el del centro de educación infantil de primaria y secundaria (CEIP) Vila Olímpica de Barcelona. Esta escuela puso en marcha desde su entrada en funcionamiento, el curso 1996-1997, el proyecto integrado de lenguas, de tal manera que los alumnos, desde que llegan al centro a los tres años hasta que lo dejan, a los diez, trabajan en tres lenguas: catalán, castellano e inglés. Además se coordina con el instituto Icària, cercano al CEIP Vila Olímpica, que continua el plan de lenguas en secundaria, con tres horas de créditos comunes en inglés y otras tres de créditos variables. La escuela trilingüe es, en este caso, una realidad consolidada.

También algunos centros privados han empezado experiencias en bachillerato, como la Acadèmia Granés de Barcelona, que imparte en inglés materias optativas. Su directora, Laura Granés, señala que en un principio se planteó introducir el inglés en asignaturas comunes, pero se decidió no hacerlo en una primera fase porque "era añadir una dificultad al temario". "Hay que contar con el nivel que tienen los alumnos en inglés cuando llegan al bachillerato", señala. Los alumnos pueden elaborar pequeños trabajos de investigación en inglés y reciben dos horas seguidas a la semana de gramática o sintaxis. Granés señala que se muestran más entusiastas los padres que los alumnos.
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