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Los alumnos que ahora están estudiando secundaria se encontrarán, al llegar a la universidad, con carreras distintas de las actuales
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"La mayoría de los estudiantes de bachillerato que iniciarán estudios universitarios el próximo curso aún no se verá afectada por las carreras europeas, pero los actuales estudiantes de ESO vivirán un cambio radical", explica Josep Castells, secretario general del Consell Interuniversitari de Catalunya.
Las carreras europeas son las que establece el espacio europeo de estudios superiores acordado en la Declaración de Bolonia, a la que se han adherido 40 países y que debe funcionar en el 2010. Los cambios pasarán por unificar estudios entre países, de manera que faciliten la movilidad de alumnos, y por carreras más cortas: de tres años el llamado grado, que se podrá completar con el posgrado, de uno o dos cursos más (sólo Medicina, Arquitectura, Odontología y Veterinaria tendrán otro régimen).
"Este es el cambio más vistoso para el alumno", reconoce Castells. Pero los nuevos estudios supondrán además una modificación del aprendizaje. Lo que se tendrá en cuenta es el esfuerzo del alumno, no en función de las horas de clase que imparte el profesor, sino de las horas que dedica él a los estudios, lo que incluye valorar exámenes, trabajos escritos, exposiciones orales y horas de estudio. Igualmente, lo importante no será sólo acumular conocimientos sino adquirir aptitudes.
Todo esto se explica en el Saló de l´Ensenyament. Los más jóvenes se muestran encantados con lo de carreras de tres años, pero sus primeras preocupaciones son cómo serán las pruebas de acceso a la universidad y qué estudiarán después, más que cómo serán los estudios.
Este curso ya funciona un plan piloto en las universidades catalanas para ensayar más de medio centenar de titulaciones europeas, aunque con los planes de estudios vigentes. El próximo curso, las universidades ampliarán ese número de titulaciones europeas. Ahora están acabando de decidir cuáles ofrecen. Mientras no se aprueben esos títulos como oficiales en España, serán homologados por la Generalitat.
En las universidades, el espacio europeo de la educación superior, se vislumbra como una oportunidad para reformar la universidad, según se debatió el viernes con presencia de diversos rectores. En esa línea se pronunció Joan Tugores, de la Universitat de Barcelona, quien recordó que la principal deficiencia de la universidad actual es que el tipo de formación que imparte "pierde conexión con la realidad social". Tugores es partidario de evitar la superespecialización en los primeros cursos de carrera, pero defiende que el futuro grado europeo tenga contenidos profesionalizados.
Igualmente, la rectora de la Universitat Ramon Llull, Esther Jiménez-Salinas, afirmó que es "la gran oportunidad para cambiar las universidades en la forma y en el fondo". Subrayó que el espacio europeo y la movilidad obligan a dominar varios idiomas, lo que aún es una asignatura pendiente.
En el debate -celebrado en el marco de Futura, un salón sobre másters- se abogó por que no se considere que las carreras de tres años serán de segunda. "Nuestra apuesta por las carreras de tres años responde a la filosofía de Bolonia, que busca unos estudios adaptados a la flexibilidad del mundo profesional, que en tres años se pueda formar a un profesional competente y que, si lo desea, después pueda especializarse", puntualiza Castells, aunque reconoce que habrá que romper con los "perfiles profesionales que conocíamos hasta ahora".
El Gobierno español aprobó en enero dos decretos para empezar a adoptar el grado y el posgrado europeos, aunque deja abierta la posibilidad a que el grado sea de 180 o 240 créditos (tres o cuatro años). Ahora, se prevé que el Gobierno vaya aprobando directrices para cada una de las titulaciones. "También hay que elaborar el mapa de titulaciones y másters que podrán estudiarse en cada centro catalán", recordó el viernes Castells.
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