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El único politécnico alavés para enseñanzas relacionadas con la edificación amplía su sede tras quintuplicar su matrícula en sólo tres años

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El antiguo colegio de enseñanza secundaria del vitoriano barrio de Ali acogió en 2001 la actividad académica del Instituto de la Construcción de Álava. Sin embargo, en tres años se ha quedado pequeño al quintuplicarse el número de matrículas. Por ello, la dirección del centro espera iniciar a finales de año la construcción de un nuevo pabellón y atender así a la actual y futura demandas.


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El Correo Digital
El primer y único politécnico alavés para enseñanzas relacionadas con la edificación fue fundado en 1991 con el apoyo de los empresarios del sector asociados en Uneca. Diez años después pasó a depender directamente del Gobierno vasco y trasladó su actividad de Gopegi -Zigoitia- a su actual ubicación. Ahora acaba de empezar el nuevo curso con 245 alumnos diurnos, cinco veces más que los 50 que tenía hace tres años. Atenderá además a otros 352 en cursillos vespertinos.

La proliferación de obras en todo el territorio, especialmente en Vitoria, ha convertido a los oficios del sector de la construcción en los que tienen mejor salida laboral.

Esta circunstancia es la que ha disparado la matrícula, según confirma el secretario del Instituto, Guillermo González de Garibay. Afirma que «el 100% de los alumnos se coloca en cuanto acaban los estudios». Explica, de modo ilustrativo, que al poco tiempo de que crearan una bolsa de empleo «sólo quedaron en ella empresas después de que todos los alumnos demandantes hubieran logrado su colocación».
En este tiempo también han aumentado los módulos vespertinos. González de Garibay dice que los solicitan las empresas para mejorar los conocimientos de sus plantillas más especializadas o para conseguir una mínima cualificación de su peonaje a pie de obra.
Según el secretario del centro, la mano de obra que llega a esos puestos menos cualificados tiene «grandes carencias formativas». Uno de los motivos radica en que se trata de «inmigrantes que, aunque no hayan podido estudiar el oficio, van directamente a las obras».
El instituto está logrando satisfacer las necesidades de personal en sus cuatro ciclos formativos de grado superior. Forma en ellos desde delineantes a técnicos en prevención laboral. Sin embargo, tiene dificultades en proporcionar titulados en grado medio, nivel correspondiente a los albañiles. Las peticiones de matrícula para toda la gama de labores de albañilería, desde encofradores hasta alicatadores, son «insuficientes, a pesar de la buena remuneración y alta empleabilidad de estos oficios», según reconoce el responsable del centro.
Todo este conjunto de circunstancias apunta a un probable incremento del alumnado inmigrante. Pero, de momento, ese colectivo es minoritario. González de Garibay revela que los extranjeros apenas llegan al 5% del alumnado diurno, que es el que sigue la enseñanza reglada.
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