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Fracaso y éxito escolar. Estrategias de intervención en el segundo ciclo de la Educación Infantil

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Rosa Ricol Roig. Coordinadora de Educación Infantil de la Escola Garbí Pere Vergés (Esplugues - Barcelona)
Ante la reflexión sobre el fracaso y el éxito escolar, no debemos olvidar la etapa de Educación Infantil ya que ésta es clave en la evolución de los alumnos. Es cierto que en este período hay que incidir plenamente en la educación de los hábitos, el lenguaje oral, la creatividad, la base emocional y relacional, el razonamiento, las habilidades motrices y la experimentación entre otros aspectos. También es cierto que en la Educación Infantil se forman los requisitos para garantizar un aprendizaje  efectivo, es decir, se forma el propio modelo de aprendizaje. Si estamos de acuerdo en estas afirmaciones, ¿no es obvio que debemos estar pendientes de la evolución de cada alumno  para anticiparnos y predecir su trayectoria y para ayudarlo en la construcción de sus propios recursos y estrategias?

Estamos de acuerdo en que hay que dejar que cada niño o niña siga su propio ritmo. Su formación es muy tierna todavía y hay que respetar su evolución. Pero sería un error olvidar que se puede acompañar al alumno de forma eficiente y ejerciendo una influencia crucial en su camino. Hay que ofrecer estímulos diversos, variables, cercanos a su realidad y interesantes, y hay que vigilar su desarrollo para poder actuar de forma conveniente.

¿Cómo poder intervenir en estas edades sin dirigir o coartar su trayectoria?

Es evidente que hay que hablar en primer lugar de actitud. De una actitud del maestro que le predisponga a observar de forma rigurosa y científica (con indicadores) la respuesta y evolución de su alumno, tanto por lo que se refiere a esta evolución personal, su autonomía, sus sentimientos y emociones, su estado físico, como a sus relaciones sociales con los compañeros y los adultos, como su desarrollo cognitivo, es decir, su curiosidad, su lenguaje, su participación…  Así mismo, hay que hablar de una actitud del maestro que le permita intervenir de manera individual pero también de luna manera colectiva ejerciendo influencia en todos y al mismo tiempo en cada uno de sus alumnos. Sus palabras, sus actitudes, las actividades que plantee serán importantes en el minuto a minuto de sus alumnos.

Por  otro lado, hay que pensar en la didáctica. En estas edades, la opción que se adapta mejor a las diferentes realidades que se encuentran en  un grupo tiene que ver con las propuestas relacionadas con las metodologías globales. Propuestas como los talleres, los rincones, el trabajo por proyectos, incluso los centros de interés, permitirán al maestro acceder a cada alumno, observarlo, acompañarlo y ayudarlo en su evolución. No hay que olvidar el trabajo cooperativo que ya en estas edades permite, con la interacción entre alumnos, conseguir una riqueza que beneficiará a todos ellos.

Y si afirmamos que la lectura contribuirá al éxito escolar, hemos de tener en cuenta  que el lenguaje oral es uno de los ejes de esta etapa: dejarlos hablar será imprescindible. Por otra parte, la narración de los cuentos despertará en ellos el interés por las historias y la necesidad de ellas. De ese modo, no hay que olvidar la biblioteca. Los libros han de ser unos compañeros naturales de los niños y las niñas. Un maestro leyendo en voz alta delante de sus alumnos es un modelo perfecto para ayudar a crear buenos lectores. Una investigación creativa y rigurosa de las ilustraciones, saber leer las imágenes y descubrir sus secretos contribuirá a la comprensión lectora. Ya desde pequeños los niños y niñas pueden aprender a ser usuarios de  la biblioteca, cosa que les ayudará también en las dificultades que puedan encontrar.

Por último es necesario hacer referencia a una realidad que existe en todos los grupos de alumnos. La diversidad hay que encontrarla en la igualdad. Cada uno es cada uno y cada una es cada una y por tanto todos ellos necesitaran una mirada distinta. Todos los alumnos presentan unas dificultades pero todos tienen unas habilidades que hay que saber ver y potenciar. Hay que estar atentos para saber encontrar-las.

Es cierto que en estas edades la evolución de cada uno demuestra resultados cambiantes. Con frecuencia, se observan habilidades verbales, creativas,  gráficas, psicomotrices o de razonamiento en niños que parecen precoces, que con el tiempo se neutralizan entre los demás niños. También las dificultades pueden superar-se con la madurez. Pero mientras tanto hay que atender todas las señales.

Para ello, el pequeño grupo heterogéneo, tanto en referencia a la edad como a las características puede ser una propuesta en el aula alternativa al clásico refuerzo individual en esta etapa. Podríamos denominar-lo como estimulación madurativa de pequeño grupo, por ejemplo. Se trata de proponer a este pequeño grupo que reuniría cuatro o cinco alumnos de los tres cursos del segundo ciclo y que presentan dificultades o habilidades en diferentes aspectos y proponerles una actividad orientada al lenguaje oral, expresión corporal, las emociones, el juego simbólico y representativo, al juego de razonamiento, etc. Aquí el maestro deberá proponer y intervenir encauzando la dinámica de la actividad, planteando preguntas y proponiendo retos, al mismo tiempo que deberá estar atento y anotar sus observaciones.

En esta etapa donde la evolución de los niños y niñas se observa frecuentemente de forma intuitiva debido a los constantes cambios y a la diversidad de actitudes que presentan, es importante seguir pautas de observación de manera rigurosa. Existen numerosas  referencias que los tutores pueden identificar y que son indicadores del momento evolutivo de cada alumno. Planificar, con ayuda de los psicólogos esta pauta de observación orientada tanto a aspectos emocionales y personales, como a aspectos sociales i de aprendizaje servirá de ayuda en este proceso de observación y evaluación. De esta manera, la detección y por tanto la prevención de posibles dificultades se realizará con más garantías de efectividad. El tutor, siempre acompañado de todo el equipo de educadores ha de dirigir este proceso, coordinando e informando a todos los profesionales que tienen relación con sus alumnos.

Con frecuencia la etapa de educación secundaria marca la pauta o la dinámica escolar. Si hablamos de éxito y fracaso, la etapa de la educación infantil tiene unos valores que quizás puedan servir de referencia a otros ciclos que tienen más tendencia a una educación más académica.
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